El posible “Castelazo”

La herida surgió profunda, cuando se deseaba ser “alguien” en el mundo del futbol, y se había organizado una Copa del Mundo para celebrar el crecimiento del país y posicionar a su Selección de Futbol en un sitial de honor que enorgulleciera a sus fanáticos torcedores.

Algo falló en el camino, y el Mundial 1950 jugado en Brasil es recordado, al menos en páginas escritas no brasileñas y especialmente uruguayas, por el término “Maracanazo”, y no de la forma en que los brasileños hubieran querido honrar a su mítico y fantástico estadio construido para jugar esa Copa del Mundo.

Era la primera en celebrarse después de doce años, plazo de espera impuesto por la dura realidad de una cruel y dolorosa guerra iniciada en Europa y que luego tuvo alcance mundial.

El “Maracanazo” fue en su momento una afrenta al orgullo de los brasileños, y la herida ya alcanzó a tres generaciones y aún sigue abierta y dolorosa, o al menos viva, en el espíritu de los torcedores brasileños. Su gran desafío en esta Copa es cerrar una vieja herida, que ensombrece a la Selección multicampeona.

Los bravos jugadores uruguayos del Mundial 1950 liderados por su aguerrido capitán Obdulio Varela, supieron revivir en esa Copa la enorme gloria futbolera previa de su pequeña nación. El Seleccionado de Uruguay había sido Campeón Olímpico en 1924 y 1928, y luego se había consagrado como el primer Campeón Mundial en 1930 !!!!. Semejante proeza para el recuerdo, fue lograda como local en el Estadio Centenario en un match Final frente a Argentina, su clásico rival rioplatense, que terminó 4 a 2.

A los gloriosos jugadores uruguayos del Mundial 1950 no les importó la presión de muchísimos más de 100.000 torcedores fanáticos brasileños para lograr su segunda Copa del Mundo, la primera fuera de su país.

El mítico Alcides Ghiggia, el único sobreviviente de ese equipo que hizo historia en Brasil, fue el autor del segundo gol uruguayo que le dio la victoria 2 a 1 en los últimos minutos del partido. El pequeño ( por envergadura física ) delantero uruguayo fue la persona que generó que el enorme estadio Maracaná quedara enmudecido.

Con el triunfo de Uruguay sobre Italia, en lo que era un duelo de eliminación directa entre dos ex campeones en el 3er. partido de Fase del “Grupo de la muerte” integrado por otro ex campeón de 1 Copa como Inglaterra, los charrúas no solo dejaron afuera a un gallardo Campeón de 3 Copas, sino que sigue soñando con sumarse al exclusivo Club de Campeones de 3 Copas.

De acuerdo al Fixture de la Copa, los uruguayos tendrían que superar una gran prueba de fuego en Cuartos de Final si pasaran una Ronda de Octavos que se presenta potencialmente a su alcance, por su presente y por su historia.

Uruguay podrá aspirar al honor de ser Campeón por 3era. vez teniendo que enfrentar posiblemente el partido más llamativo, más atractivo y de mayor “drama” en los papeles además de la Final, para llegar a la gran consagración.

Por la posibilidad de que se dispute este clásico y el atractivo que tendría para el torneo, fui capaz de modificar mi pronóstico para elegir a Uruguay como el 2do. del “Grupo de la muerte”, luego de haber elegido a Italia en primera instancia.

El cambio lo hice más que nada por una expresión de deseos, cuando me di cuenta que se podía llegar a jugar la revancha del “Maracanazo” si se dieran algunos resultados factibles, pero no seguros.

Todavía faltan jugar los respectivos partidos de Cuartos de Final, pero estamos a tan sólo una Serie para que se llegue a una instancia increíble, propia de un guión cinematográfico.

El torneo merece el interés y dramatismo deportivo que este potencial enfrentamiento podría generar. Brasil y Uruguay se podrían volver a enfrentar en un partido de gran trascendencia a 64 años de aquel lejano y mítico partido Final del Mundial 1950.

Mi cambio de pronóstico fue una decisión emocional, de esperanza rioplatense y de periodista, como si con mi deseo pudiera ser un guionista para llevar un enfrentamiento eliminatorio de Cuartos de Final a un climax difícil de superar.

Los uruguayos no tienen nada que perder y muchísimo para ganar. Si perdieran, lo harían frente al equipo local, la selección más exitosa de la historia, o sea algo más que honroso. Si por su habilidad y/o suerte pudieran ganar, pasarían a ocupar un glorioso sitial en la historia futbolística de su país.

Eso sucedería aunque luego quedaran afuera del torneo en Semifinales o perdieran la Final. Se podrán jugar enteros a ganar su lugar en la historia, y su estirpe futbolera ya ha demostrado en varias ocasiones su garra, su fuerza, su valentía, su buen orgullo y entereza muchas veces incluso por encima de su nivel futbolístico, para lograr grandes resultados.

Con el enorme mérito de ser un país muy chico, del tamaño de un estado brasileño o una provincia argentina, por compararlos con sus dos vecinos con los que comparten la gloria futbolística del continente y que son sus grandes rivales históricos.

La situación de Brasil es bien distinta. No se puede permitir caer derrotado por los uruguayos en un “Castelazo” en el potencial partido de Cuartos de Final que se jugaría en el estadio Castelao de Fortaleza el Viernes 4 de Julio.

No solo perdería la posibilidad de salir Campeón en el segundo intento de serlo al organizar un Mundial con el fin de consagrarse como meta. El peso de la historia caería sobre el orgullo futbolístico del país, y nuevamente sobre un grupo de jugadores que quedarían en la “lista negra” o al menos en el olvido, como efectivamente sucedió con los miembros del equipo del Mundial 1950.

Me refiero especialmente y en particular a su arquero Barboza. Hace unos días estuve viendo un documental de ESPN que se refería a ese asunto tan triste de abandono por desilusión y pérdida de sueños triunfalistas. Desde acá hago llegar virtualmente mi comprensión y apoyo a sus seres queridos que lo sobrevivieron, y a los de sus compañeros de equipo.

Una hipotética derrota frente a Uruguay en la revancha del “Maracanazo”, sería una segunda derrota histórica que colocaría a la Selección Brasileña en carácter de “hija” de la uruguaya, aunque tenga 5 Copas del Mundo ya ganadas y record positivo entre enfrentamientos entre sí.

Nada podría borrar tal afrenta, tal deshonor deportivo, tal golpe letal al orgullo futbolero del pueblo brasileño. Yo vivo la situación un poco morbosamente, debo reconocerlo, aunque disfrute del futbol brasileño.

Quisiera saber si Neymar, un gran conductor del equipo hasta acá, y sus compañeros que aún no han brillado, serán capaz de torcer una historia en la que tienen más para perder, que para ganar.
La mesa ya casi está servida para consumir un clásico sudamericano con sabor a drama y a quedar como menú de lujo en la historia futbolística de los mundiales.

Por un motivo o por otro, la fecha del Viernes 4 de Julio reflejaría un día histórico para la historia de los mundiales en caso de concretarse el enfrentamiento Brasil vs Uruguay, en un potencial “Castelazo”, como revancha y alusión directa del famoso y muy recordado “Maracanazo”.

Yo ya sueño y disfruto anticipadamente de este posible enfrentamiento histórico, que será posible de concretar, si ambas selecciones fueran capaces de pasar sus previos compromisos de Octavos de Final frente a Chile y a Colombia.

En unos pocos días más lo sabremos. ¿ Aguantaremos la expectativa sin ansiedad ? En lo personal, a mí me cuesta mucho.

Sería feliz teniendo que contar mis vivencias de esa jornada histórica. Sueño desde hace un tiempo con esa posibilidad, y fui capaz de cambiar mis pronósticos con tal de “ayudar” a que suceda.

Ya veremos si el sueño se hace realidad.

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