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Brasil 4 vs Camerún 1, en un lanchonete de San Pablo

Lunes 23 de Junio 2014. Era mi primer día en «tierra firme» en Brasil, ya que había viajado por un día y medio en omnibus hasta llegar esa mañana a la Rodoviaria de San Pablo.

Después de dejar mis valijas en custodia en la estación, me fui a palpitar el partido Holanda vs Chile cerca del Estadio Arena Corinthians. Cuando ese partido terminó, me dediqué a fotografiar y filmar el post match. Debido a esa tarea, llegué a la zona de la Fan Fest con tan sólo una hora y media antes de empezar el partido entre Brasil y Camerún, que era el último de la zona y definía quien sería el Ganador del Grupo. Cuando llegué cerca de la entrada del recinto, me encontré con un nutrido grupo de guardias de seguridad y policías, que no dejaban entrar al lugar porque estaba lleno de gente.

Terminé viendo el partido en un lanchonete ubicado frente a una de las dos entradas a la Fan Fest, entre una gran mayoría de brasileños, y algunos chilenos y holandeses que llegaron sobre la hora como yo, luego de haber estado en el estadio un rato antes.

El partido empezó con clima festivo, pero cuando Camerún empató el partido se produjo un gran silencio y preocupación, que sólo se disipó cuando Brasil anotó el segundo gol sobre el final del primer tiempo.

En el segundo tiempo Brasil convirtió dos goles más, y el clima de ese período fue muy festivo. Divertido pero muy cansado, un rato después me dirigí en Metro a la Rodoviaria, ya que a las 21:30 hs. tenía que tomar un omnibus que me llevaría a Salvador, adonde llegaría un día y medio después.

Lionel Messi, el paria que no llegó a leyenda – La Nación

canchallena.com> Columnistas> Cristian Grosso> Mundial Brasil 2014

Martes 15 de Julio 2014 / 09:18

Lionel Messi, el paria que no llegó a leyenda

Por Cristian Grosso / canchallena.com

RIO DE JANEIRO.- Con ningún otro somos tan exigentes. Los sometemos a pruebas que nadie podría superar. Lo medimos con otra vara, es cierto. ¿Es injusto? Es probable. Él nos acostumbró a lo extraordinario y nosotros cometemos el desliz de pedírselo a toda hora. Habrá que reconocerle varios méritos al Catalán antes de despellejarlo.

Él sostiene la marca argentina en el mundo. Él enderezó a partir de una tarde en Barranquilla la clasificación hacia Brasil 2014. Él mantuvo a la selección en la línea de flotación durante la primera rueda, cuando las dudas de Sabella y un estilo indefinido la tenían como una hoja en plena tormenta de verano. Él rescató del tedio al equipo en el debut contra Bosnia. Él lo salvo de la infamia ante Irán. Él bombardeó dos veces sobre Nigeria para asegurar el primer puesto del Grupo F, que luego daría derecho a tantos beneficios de logística y rivales a partir de los octavos de final.

Messi fue de mayor a menor en el Mundial. Y se fue quedando solo en el recorrido. Necesita cómplices para su cacería, pero terminó encerrado jugando al solitario. Primero perdió a Gago, que se sacó del equipo con su pobre rendimiento. Después cayó el Kun Agüero, lesionado, que al volver apenas fue una sombra de aquel goleador del City llamado para sentenciar las grandes citas. Más tarde lo abandonó Di María, el dinamizador del equipo, el ladero con mayor verticalidad y explosión para acompañarlo. E Higuaín, salvo en la tarde contra Bélgica, trajo al Mundial su versión más descolorida.

Messi se quedó desabastecido en un desierto.
Perdió pólvora y puntería. Rompió la maldición del arquero nigeriano Vincent Enyeama, al que no había podía quebrar en Sudáfrica 210, pero desde entonces no convirtió más en sus restantes 478 minutos en el Mundial. No fue casual. El capitán hizo una enorme concesión en beneficio del estilo colectivo que tomó la selección. La recortada fluidez del juego comprimió a la Pulga.

Él precisa socios para un mayor radio de distracción, pero la formación se estructuró para resistir, para ocupar los espacios, para cerrarle los caminos a los rivales. Y la Argentina lo consiguió, a medida que Messi fue quedando como un paria.

El blindaje albiceleste lo opacó. Y lo agotó, porque no le escamoteó ni una gota de sudor a la propuesta. Como ejemplo, vale el mano a mano con Courtois en el final del choque con Bélgica que, fresco, resolvía con una gambeta antes que rematar al cuerpo.

¿Se quejó? Nunca. ¿Se sublevó? Jamás. Así de involucrado estaba detrás de la causa común, que era también la de él, coronarse campeón, aunque no fuese recorriendo los caminos que lo beneficiaban. Al revés de lo usual, la estrella jugó para el equipo. Y eso convendría reconocérselo.

Quizá Messi nunca más vuelva a estar tan cerca de convertirse en mito. Más allá de los cuatro o los mil Balones de Oro que reciba. El día era anteayer, en el Maracaná, para rubricar la victoria más trascendente de la historia del deporte argentino.

Por eso la distinción como mejor jugador de la Copa hasta a él le pareció una burla. «Este premio no me importa nada», confesó. Y créale, es así. Si quisieron consolarlo, le abrieron la herida. Vaya a saber qué ridículo coeficiente aritmético envalentonó a la FIFA para concretar otro desatino. ¿O fue comercial? Un alemán se merecía la mención. Quizá el arquero Manuel Neuer., pero la FIFA ni lo había incluido entre los 10 candidatos. Entonces, Philipp Lahm hubiese sido un buen receptor, casi un símbolo para el capitán, y crack, del formidable proyecto alemán.

Messi ofreció durante el Mundial rasgos que nunca se le habían visto. Porque trucos y fantasías se le conocían, pero esta vez le agregó rabia y liderazgo a casi todo su periplo. ¿Recuerdan la arenga contra Holanda? ¿Alguien lo había visto así? ¿Y los festejos contra Bosnia e Irán?

Los puntajes de LA NACION fueron 5 contra Bosnia (nos equivocamos, ese día mereció una calificación más alta), 7 con Irán, 10 con Nigeria, 7 con Suiza, 8 con Bélgica, 6 con Holanda y 4 con Alemania, para un promedio final de 6,71 que lo incluye en nuestra selección ideal de la Copa del Mundo.

Sí, su peor actuación fue en la final del mundo. Desfavorecido por el dibujo y las circunstancias, Messi igual debió insubordinarse. Condujo a la Argentina hasta un lugar inhabitado por años, y ahí falló. Le duele más que a nadie. Él quería ser leyenda.

Del sueño en Río a la realidad argentina – La Nación

lanacion.com| Opinión| Mundial Brasil 2014

Miércoles 23 de julio de 2014 | 11:43

Del sueño en Río a la realidad argentina

Abramos la esperanza de que algunos de estos alentadores signos puedan extenderse a la vida comunitaria

Por Gabriel Astarloa | Para LA NACION

La vida real no presenta a menudo la trama de aquellos sueños más anhelados. Por ello, las decenas de miles de argentinos que, movilizados por esa pasión inexplicable que el fútbol genera, llegamos a Río de Janeiro en los días previos a la final de la Copa del Mundo, vivimos jornadas que permanecerán imborrables.

A poco del regreso, mientras la fiesta va cobrando su propia dimensión, se perciben también los contrastes con la realidad, por cierto menos festiva.

No hace falta explicar lo que significa este certamen a nivel planetario, ni que el entusiasmo y la proximidad geográfica alentaron a muchos a forzar las agendas y recurrir a los ahorros emprendiendo periplos de todo tipo, incluso algunos por demás aventureros. Después de 24 años, el seleccionado nacional «cruzó el Rubicón» de jugar los siete partidos. La euforia de la gente fue creciendo en paralelo con la mejora evidenciada en el nivel de juego con el correr de los partidos.

El tradicional rival había quedado, además, duramente eliminado. La semifinal ganada por penales en San Pablo desbordó los corazones de jugadores y simpatizantes en una histórica jornada en la que nadie se apercibió de la lluvia y el frío. Al día siguiente, inició la peregrinación final a Río y una breve parada casi a la vera de la autopista en el santuario de Aparecida -la mayor devoción mariana en Brasil- nos hizo sentir como en Luján.

En todos lados, pero especialmente al llegar a la playa de Copacabana, la «cidade maravilhosa» se presentaba vestida de celeste y blanco frente a la serena resignación de los locales. Lo que importaba realmente era estar, ser parte de esa celebración digna del mejor cuento de hadas, aun cuando muchos no tuvieran chance alguna de ingresar al mítico Maracaná.

El resultado final tampoco alcanzó a empañar el brillo de esos días. El equipo nacional jugó bien y perdió en los últimos minutos con suma dignidad frente a un gran campeón. El fútbol, a no olvidarlo, es después de todo un juego. No dominó por ello la desazón en el largo viaje de regreso por tierra, sino el regocijo, aunque levemente atenuado por la derrota. Si alguna pena invadía el alma era porque el mejor de todos, nuestro querido Leo, no pudo levantar la Copa en la que parecía su ocasión más propicia.

La noticia del triste desenlace de los festejos en el Obelisco fue un pronto despertador del sueño transcurrido. Apenas cruzada la frontera, una piedra arrojada sobre el parabrisas desde un puente en la localidad de Paso de los Libres nos recordó que la inseguridad no es un flagelo que azota sólo a las grandes ciudades.

Retomamos al regreso nuestras ocupaciones, y la cruda realidad nos recibe con sus mismas contradicciones. El saludable lazo de unión nacional que nos envolvió a todos durante el Mundial no brinda per se soluciones mágicas ni inmediatas para los graves problemas estructurales que aquejan a nuestro país, como las inequidades y la pobreza extrema, la baja calidad de la educación, la corrupción, la debilidad institucional, la ausencia de políticas de largo plazo. todas materias de prioritaria atención por parte del nuevo gobierno que vamos a tener a fines de 2015.

Pero el fervor mundialista que vivimos y todavía nos impregna despierta algunas notas de optimismo. En el fútbol pudimos comprobar los efectos benéficos que tuvo apostar al sentido de equipo, a la humildad, la entrega generosa y la confianza recíproca antes que la mera dependencia de un líder o de sólo «cuatro fantásticos».

En estos días, más allá de que siempre existen posiciones extremas, prima en la consideración general frente al resultado deportivo adverso una mirada que valora el esfuerzo y el aporte de todos sin rencores despiadados ni críticas destructivas. Es como que parecemos estar predispuestos para gozar de la riqueza de haber tenido ayer a Maradona y hoy a Messi, sin caer en posturas maniqueas y en una frustrante lógica binaria.

El fútbol, como decíamos, es un juego. Pero en verdad es mucho más que eso. Entre nosotros es una pasión que prende desde la infancia, crece con los años y se contagia entre generaciones, que cala profundo en los huesos generando recuerdos, sufrimientos y alegrías. Como si fuese un espejo, exhibimos en este ámbito conductas que, seguramente sin darnos cuenta, predican muchas veces decisivamente sobre nuestros modos de comportamiento social.

Abramos pues la esperanza de que algunos de estos alentadores signos puedan extenderse a la vida comunitaria. Se trata más de procurar asimilar el mensaje que dejó la selección antes que de seguir entonando el «Brasil, decime qué se siente…».

Si logramos renovar nuestras prácticas políticas dejando de lado la confrontación permanente para valorar la opinión del otro, si elegimos nuevas autoridades el año que viene priorizando a quienes apuestan a formar sólidos y probados equipos de trabajo para gobernar, entonces tendremos también, aunque no sin los naturales riesgos y esfuerzos, una chance seria de alzar el preciado trofeo, aquel que nos permita un desarrollo integral y la convivencia pacífica de los argentinos en justicia, unión y libertad.

Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto

lanacion.com| El Mundo| Mundial Brasil 2014

Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Brasil
Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto de la catástrofe del Mundial

Temen que el malhumor de los brasileños por la contundente derrota con Alemania se proyecte sobre el voto en octubre, cuando la presidenta busque su reelección; el golpe económico

Por Alberto Armendariz | LA NACION

RIO DE JANEIRO.- En busca de la reelección el 5 de octubre, la presidenta, Dilma Rousseff, siempre sostuvo que su suerte en las urnas no estaba atada a la performance de la selección brasileña en el Mundial.

Sin embargo, tras la humillante eliminación que sufrió el equipo verdeamarelo frente a Alemania anteayer, el gobierno teme que la profunda decepción que se apoderó del país aumente el ya frustrante clima económico y perjudique sus posibilidades de éxito.

Uno de los primeros visitantes que acudió ayer al Palacio del Planalto fue el presidente del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), Rui Falcão, uno de los principales articuladores de la campaña por la reelección de Rousseff.

Aunque la prensa aseguró que la histórica derrota 7-1 contra Alemania no cambia los planes petistas y que la jefa del Estado sólo entrará de lleno en la contienda a partir del día 20, en los pasillos del palacio presidencial ya se hablaba de un cambio de estrategia para «despegar» a Rousseff de la demolida selección y resaltar sólo los aspectos organizativos del Mundial, que han funcionado muy bien o por lo menos no fueron el desastre que se había anticipado.

«La Copa es la Copa. Ahora es el momento de sufrimiento, pero en agosto se dará vuelta la página. Como gobierno debemos dejar claro que la infraestructura funcionó perfectamente. Las elecciones son otro capítulo», confirmó en sus primeras declaraciones el secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho.

Su postura de separar el fútbol mundialista de la política tiene una base histórica; hasta ahora, nunca hubo una correlación directa. En 1998, pese a la caída de la selección brasileña contra el equipo anfitrión del Mundial de Francia, Fernando Henrique Cardoso fue reelegido en primera vuelta.

En el Mundial de Corea-Japón, sucedió lo contrario: Brasil se alzó con la Copa, pero el candidato oficialista, José Serra, perdió ante Luiz Inacio Lula da Silva. Y si bien en los mundiales de Alemania y de Sudáfrica la selección brasileña fue derrotada, Lula ganó la reelección en los comicios de 2006 y su ahijada política, Rousseff, llegó al poder en 2010.

«Hasta hoy, la asociación entre fútbol y resultado electoral era un mito. Pero hasta hoy nunca había ocurrido un papelón como éste. Vamos a ver a partir de ahora qué efecto puede producir», advirtió, por su parte, el director general de la encuestadora Datafolha, Mauro Paulino.

Según un sondeo de esa empresa revelado la semana pasada, gracias al cambio de humor que generó el Mundial en la sociedad brasileña en las primeras tres semanas, la intención de voto de Rousseff parecía haber mejorado. La presidenta, cuya imagen había sufrido un fuerte desgaste desde las protestas del año pasado en reclamo de mejores servicios públicos y contra los gastos de 11.000 millones de dólares para el Mundial, pasó de tener un respaldo de 34% en junio a un 38% este mes.

Sus contrincantes también se beneficiaron por el ambiente, pero menos: el senador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña) pasó del 19 al 20%, en tanto que el ex gobernador de Pernambuco Eduard Campos (Partido Socialista Brasileño) subió del 7 al 9%.

«Estas oscilaciones son temporales. Otros elementos son más relevantes para las elecciones que el fútbol, sobre todo la economía. Y si bien existe un consenso de que los resultados económicos no son los que se esperaban, la economía brasileña tampoco se contrajo en estos cuatro años. Lo que el gobierno debe evitar en estos próximos meses es que haya una goleada económica que empeore la situación», señaló a LA NACION el profesor Mathieu Turgeon, del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.

Después de una expansión récord del PBI del 7,5% en 2010, el último año de Lula en el poder, el desempeño económico del Brasil de Rousseff ha sido desalentador: 2,7%, en 2011; 1%, en 2012; 2,3%, en 2013, y para este año se espera un crecimiento de sólo el 1,5 por ciento.

En tanto, la inflación no para de aumentar; es más, anteayer, pocas horas antes de la debacle frente a Alemania, el gobierno confirmó que el índice de precios al consumidor de los últimos 12 meses traspasó el techo de la meta oficial del 6,5% y se ubicó en 6,52%. No obstante, el desempleo sigue siendo bajo, en torno del 5,4 por ciento.

«Durante la campaña, el gobierno hará hincapié en cómo se ha logrado reducir las desigualdades sociales en esta década del PT en el poder y no tanto en los números actuales. Ya con el Mundial finalizado, subrayará la capacidad de Brasil para organizar este gran evento que fue un éxito internacional, más allá de los resultados para la selección brasileña», señaló Turgeon, para quien Rousseff deberá de cualquier modo disputar una segunda vuelta electoral el 26 de octubre.

Hasta que se acabe la Copa, todavía faltan cuatro días, en los que el gobierno buscará evitar a toda costa que haya problemas de seguridad -ya se anunció un refuerzo de efectivos para la final en el estadio Maracaná de Río de Janeiro- y accidentes como el que ocurrió la semana pasada en Belo Horizonte, donde se derrumbó un viaducto en construcción que era parte de las obras previstas y nunca terminadas para el Mundial.

LAS CIFRAS QUE AMENAZAN AL PT
38%
Intención de voto
Con esa cifra, registrada por Datafolha, Dilma ganaría en la primera vuelta pero no evitaría el ballottage.

1,5%
Crecimiento
Este año, la economía brasileña tendrá su menor expansión en los últimos desde que el PT llegó al poder.

6,52%
Índice inflacionario
Aunque levemente, el índice de precios al consumidor traspasó el techo del 6,5% que tenía proyectado el gobierno.

A este 2do. puesto no hay que olvidarlo – La Nación

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Domingo 13 de Julio 2014 / 23:53

A este 2do. puesto no hay que olvidarlo

Por Daniel Arcucci / canchallena.com

RIO DE JANEIRO.- La selección argentina le pudo haber ganado a Alemania. Hizo méritos para lograrlo. Si no lo concretó fue porque la ecuación que tantas veces le dio frutos, esta vez funcionó al revés: lo que la defensa fue capaz de sostener, el ataque no fue capaz de resolver. Sólo por eso. Ahora bien: si Higuaín, Messi y Palacio hubieran concretado alguna de esas situaciones de gol que contra un equipo como el alemán es un pecado desperdiciar, ¿el mundo del fútbol habría olvidado el increíble proceso de formación y transformación que llevó adelante Alemania? Seguramente no.

Pues lo mismo puede decirse de este segundo puesto de la Argentina. Olvidarlo, no acordarse, sumarlo como uno más a la cadena de frustraciones sería retroceder varios pasos cuando se han dado dos hacia adelante. Y no se habla sólo de haber «pasado el Rubicón» de los cuartos de final, frase de Alejandro Sabella que quedará en la historia junto con «Somos Argentina», de Lionel Messi, y «No quiero comer más mierda», de Javier Mascherano .

Se habla de una base sobre la cual seguir edificando. El espíritu de grupo es lo primero que surge como un valor, pero esta vez no sólo expresado en lo que puede ser una convivencia, que no se trata esto de un viaje de egresados, sino llevado al campo de juego, con la solidaridad como herramienta, cuando no funcionaron los mecanismos de la inspiración.

¿Qué pudo ser lo que generó semejante fascinación en la gente cuando en media Copa del Mundo a este equipo le faltó brillantez y juego? La entrega, seguramente, pero aún más que eso la disposición para reformularse y encontrar la mejor versión, en algunos casos por encima de sus propias posibilidades. Pasar de «los cuatro fantásticos» a los «once guerreros» cuando fue necesario, rendir como lo hicieron los Romero, los Garay, los Rojo, los Biglia cuando fueron requeridos.

Sería imperdonable no tomar el legado de Mascherano. En el balance, seguramente mejor que Messi, aunque sería una injusticia, también, no verlos como complementarios. Determinante uno al principio, determinante el otro al final. Si el Balón de Oro era para un futbolista argentino, como lo fue, esta vez lo merecía más El Jefe que El Genio, el corazón que la magia, al fin y al cabo más representativo de un equipo que fue eso.

Messi dejó pasar una oportunidad, es cierto, lo que no quiere decir que haya fracasado, ni mucho menos. Como dijo Maradona en enero, no necesitaba ganar en Brasil para «ser el mejor del mundo», aunque no necesariamente haya sido el mejor del Mundial.

Muchas veces se miró al pasado en esta Copa. Primero, porque se quebraron varios récords de los indeseables, los que se extienden en el tiempo y se convierten en trauma e involución. Segundo, porque comparar sirve como valor de referencia. No llegó, este equipo, a lo que llegó el del 86, pero superó, este equipo, lo hecho por el del 90.

Aquella vez hubo que empezar todo de nuevo. Esta vez es cuestión de capitalizar lo hecho. Y como el haber aprendido a perder sin buscar excusas también forma parte del balance positivo, vale observar, cómo no, el ejemplo del vencedor, Alemania, que a cambio de llevarse una Copa dejó un mensaje: formar lo que no se tiene, aunque eso lleve tiempo.

La historia de mis camisetas «mixtas»

Más de uno de uds. se habrá preguntado mientras observaba fotos de este Blog, que clase de camisetas son esas mitad argentina y mitad brasileña que tengo puestas o sostengo en muchas fotos, e incluso a veces son sostenidas por hinchas cuando posan para mí o cuando posamos juntos. Durante el viaje, muchos brasileños me miraron extrañados cuando las usaba, pero muy pocos me hicieron algún gesto de aprobación o me preguntaron por qué motivos las usaba. Les paso a contar su historia.

La idea surgió un tiempo antes de viajar a Brasil, cuando ya tenía decidido que iba a hacer un Blog sobre el Mundial durante el viaje. En ese momento no tenía totalmente claro todos los motivos para mandarlas a coser y llevarlas en mi viaje, pero algunos estaban claros para mí. Antes que nada, usar o mostrar esas camisetas querían simbolizar que llevo a Brasil en mi corazón, más allá de la rivalidad futbolística que seguramente se iba a hacer presente durante la Copa, como finalmente sucedió.

Tengo 54 años y desde muy chico amo a Brasil, sus lugares turísticos, su idioma, su gente y lo que para mí este bello país ha aportado al mundo en la música, la arquitectura, el arte y la cultura en general, y muy particularmente al futbol. Mi vínculo con Brasil empezó cuando mis tíos y primos muy queridos viajaron a Rio de Janeiro para establecerse ahí en el año 1968, por un ofrecimiento laboral a mi tío Guillermo. Se instalaron en Niteroi, del otro lado de la bahía.

A fines de 1969 hice mi primer viaje a Brasil, cuando fui a visitarlos con mi mamá y mi hermana. Con mis primos jugaba mucho al futbol cuando nos veíamos antes de su viaje, y con mis primos Mario, y Eduardo especialmente, a lo largo de los años hemos compartido el gusto por analizar el futbol y la política de nuestros dos países. Mis primos ya llevan más de 45 años viviendo en Brasil, mientras que mis tíos ya han muerto hace unos años. Ellos fueron durante muchos años uno de mis nexos principales con este querido país, y fueron mis “corresponsales” en el Mundial.

Cuando cumplía 10 años el 13 de Junio de 1970, se estaba jugando el Mundial de Mexico, ganado por la que probablemente sea la mejor selección campeona de la historia, de la mano de un señor al que le dicen Pelé, y es considerado el mejor jugador de futbol de la historia, al menos por los brasileños. No voy a entrar en polémicas con Maradona, nuestro máximo ídolo futbolero.

Mi interés por el futbol y por los mundiales nació en esos días en donde los jugadores brasileños maravillaban al mundo con su juego vistoso, alegre y efectivo, en donde su defensa recibía goles, pero sus estupendos delanteros siempre hacían más de los que recibían. Pasan los años, pero el futbol mundial recuerda con mucha nostalgia a ese maravilloso equipo de Pelé, Rivelino, Gerson, Jairzinho, Tostao, Clodoaldo y una defensa en donde el destacado era Carlos Alberto Torres, el capitán del equipo que alzó la primera Copa que yo ví por TV.

Al término del Mundial me compré uno de mis primeros libros, si es que no fue el primero, ya que no recuerdo cuando empecé a coleccionar los libros de Tintín. El libro se llama “El Mundial azteca”, y fue escrito en 1970 por un ex árbitro español y luego columnista de diarios, llamado Pedro Escartín, nacido en 1902. Aún lo tengo y es un excelente recuerdo para mí de ese gran Mundial. Uno de los capítulos del libro se llamaba “Brasil, o la sinfonía fantástica”.

En los Mundiales siguientes y en las grandes ligas del mundo he podido disfrutar de la técnica, habilidad, efectividad, gracia y estética de grandes futbolistas brasileños por revistas en otra época, y por televisión en los años más recientes. Algunos de ellos integran mi Ranking Top Ten o Twenty personal de los 10 o 20 mejores futbolistas de la historia, como Pelé, Ronaldo, Zico, Ronaldinho Gaucho, y otros me han encantado como Rivelino, Jairzinho, Falcao, Toninho Cerezo, Junior, Cafú, Roberto Carlos, Bebeto, Romario, Rivaldo, Robinho, etc…..

Con el curso de los años y algunos viajes a Brasil, he aprendido a disfrutar de buena parte de la música brasileña, como la bossa nova y la samba. He estado en el Sambódromo de Rio en algún carnaval, en el Maracaná para ver el show de Frank Sinatra y también viajé especialmente con mi amigo Daniel Riccio a participar del “Rock in Rio” con una constelación de artistas y conjuntos internacionales hace muchos años. Aprendí a disfrutar a Vinicius, Toquinho, María Creuza, Antonio Carlos Jobim, Sergio Mendez, Gal Costa, Gilberto Gil, Chico Buarque, María Bethania, Caetano Veloso, Daniela Mercury, Rita Lee, Los Paralamas do Sucesso, etc…..

Soy arquitecto y valoro la gran obra que ha hecho Oscar Niemeyer en Brasilia y otras ciudades brasileñas. Como mi primo Mario vive en Niteroi, enfrente de Rio, he podido conocer el año pasado el Paseo Niemeyer y el sorprendente Museo de Arte Contemporánea que diseñó y construyó en esa ciudad hace pocos años en una ubicación extraordinaria junto a la playa, siendo ya muy mayor.

Para completar el enlace familiar y mi aprecio por Brasil, desde hace unos 15 años se instaló en Salvador mi hermana Dolores, y un tiempo después mi hermano Santiago, ambos hijos de mi papá “Pucho” y su segunda mujer llamada Marina. Ellos dos también se mudaron ya jubilados a la isla de Itaparica en Salvador hace 10 años, para estar cerca de mis hermanos.

A lo largo de los años he viajado varias veces a Brasil, pero recién el año pasado volví después de 25 años, y pude ver a mi papá y mis hermanos después de 9 y más años, y a mi primo Mario por primera vez después de mi último viaje un cuarto de siglo antes !!!! En ese viaje surgió la idea de volver a Brasil para disfrutar del Mundial con ellos.

La Copa ya era un gran motivo por sí misma, pero el hecho de volver a ver a mis seres queridos nuevamente, y disfrutar juntos del Mundial, me terminó de decidir. Tener casa y comida en las tres sedes más importantes me facilitó la logística y me ayudó a solventar los costos de un prolongado viaje, y además me abrió la posibilidad de hacer el Blog soñado desde el “lugar de los hechos”.

Todo lo que conté fue abonando la idea de llevar a Brasil algo simbólico de lo que siento por este país, por su gente y por mi familia cercana que vive allí. Quise ir un poco en contra de la marea de la rivalidad futbolística que podía llegar a arrastrar buena parte lo que nos une a nuestros dos países vecinos, y ser portador de un mensaje para que los odios no superen el amor, la paz, la armonía y el respeto entre nuestros pueblos. Ahí nació la idea de las camisetas “mixtas”.

Cuando me las ponía tenía algunas sensaciones encontradas, producto de la famosa rivalidad futbolera. Como muchos argentinos y brasileños, no deseaba que el otro equipo ganara la Copa. “Cualquiera menos ellos”, como pensaban muchísimas personas allá y acá. Brasil Campeón con 6 títulos, y vengándose del Maracaná de 1950, habría sido demasiado para todos los demás.

El ego, orgullo y soberbia futbolera de la torcida brasileña no hubieran tenido fin. Su distancia de 6 campeonatos contra 4 de Italia, 3 de Alemania, 2 de Argentina y de Uruguay, hubiera sido demasiada diferencia para mantener el interés y la rivalidad entre potencias futboleras. Mi sueño era que Argentina y Brasil jugaran la Final en el Maracaná, pero no estaba dispuesto a alentar a Brasil a cualquier costo para que llegara a esa instancia. Me encantaba la idea de los grandes desafíos que Brasil podía llegar a tener antes de las instancias decisivas, con Chile primero, y con Uruguay después si se daban algunos resultados, y era capaz de hinchar por ambas selecciones contra Brasil.

Por eso entiendo a los brasileños que no hinchaban por nosotros. Me interesaba muchísimo ver la revancha del Maracanazo en el Castelao, y escribí una nota sobre ese tema. La derrota de Uruguay frente a Colombia evitó la que ahora, visto a la distancia y con el desempeño posterior de Brasil, pudo haber llegado a ser la segunda derrota histórica de los brasileños en manos uruguayas en un Mundial y ambas siendo Brasil como local.

Chile estuvo a punto de eliminar a Brasil, y la garra uruguaya puesta a prueba en un partido mata-mata probablemente hubiera podido lograr otro milagro futbolístico para los charrúas. No fue posible por la victoria de Colombia en Octavos. Lamentablemente el equipo liderado por James Rodríguez tuvo su oportunidad histórica, pero le pesó mucho jugar contra Brasil en Cuartos de final, y cuando cambió su actitud y  reaccionó para tratar de dar vuelta el resultado, ya era tarde.

Con el tiempo fui encontrando otros sentidos a las camisetas “mixtas”. Mi Blog se iba a sustentar en el seguimiento de las campañas de las dos grandes  selecciones del continente, la de Argentina y la de Brasil, el país anfitrión. Si iban avanzando y llegando lejos en la Copa, mi interés y el atractivo del Blog se irían incrementando. Llevar la camiseta de los dos equipos era coherente con mi motivación para disfrutar de hacer mi Blog más interesante.

Messi y Neymar eran los símbolos de las dos selecciones y son compañeros en el Barcelona, hasta hace poco el mejor equipo del mundo, y la camiseta mía tenía el 10 de Neymar. Más de una vez dí esa explicación a algún brasileño curioso, comentando que deseaba que se enfrentaran en la Final. Ese interés compartido por las campañas de los dos colosos sudamericanos fue durando hasta que Brasil sufrió el golpe más duro de su historia futbolística, incluso mayor al del Maracanazo de 1950. La catastrófica derrota 7 a 1 contra Alemania hizo pasar a un segundo plano a lo sucedido hace 64 años, entre las humillaciones futbolísticas.

Ya sin presiones por la posible disputa  de la Final, quise alentar al seleccionado brasileño en el partido por el 3er. puesto, pero los tempraneros goles holandeses no me permitieron hacerlo, en la única Fan Fest a la que pude entrar sin problemas de que estuviera llena, tan solo una hora antes del partido. Los torcedores de Rio no acompañaron con las camisetas amarillas a su selección, ni con su presencia masiva en la Fan Fest en ese partido por el premio consuelo. Muchos de los presentes charlaban mientras se jugaba el partido. Esa tarde estuvieron presentes en Copacabana muchas “garotas” que fueron a ver el partido, pero también motivadas por la presencia de la banda que hizo su  show después que terminara el match entre brasileños y holandeses.

Durante el Mundial se hicieron muchos chistes sobre Francisco el Papa argentino, sobre el Papa alemán Benedicto XVI, y sobre que Dios es brasileño. En el tema religioso encontré el último vínculo para las camisetas “mixtas”, ya que nuestros dos países están unidos por la fe cristiana, y el Papa Francisco estuvo en Brasil el año pasado con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, en su primer viaje importante fuera del Vaticano como Papa. Hace unos años escribo otro Blog llamado “Fortaleza Espiritual y Fe Viva”, que pueden visitar en la página www.fortalezayfeviva.com.ar.

Uno de mis sueños futuros es que se convierta en una asociación sin fines de lucro, y llevar  algunos de mis objetivos a Brasil, en sintonía con el pedido del Papa Francisco a los cristianos comprometidos. Por eso, llevar la camiseta mixta también tiene un sentido para mí, en una de mis principales misiones personales futuras.

Esta es la historia de las camisetas “mixtas”. Luego de vivir la experiencia mundialista, con la rivalidad futbolera a flor de piel en actitudes, comportamientos y cánticos ofensivos de ambas partes, para mí siguen teniendo vigencia los principales motivos por los cuales decidí hacerlas confeccionar.

Que la rivalidad futbolera no separe lo que una buena vecindad ha unido:
¡¡¡ Viva la hermandad entre los argentinos y los brasileños !!!!

Argentina 0 vs Holanda 0, desde un lanchonete de San Pablo

San Pablo, 9 de Julio 2014.

La situación se repitió. Por quedarme hasta tarde en las cercanías del estadio Arena Corinthians donde iba a jugar Argentina, la Semifinal cuando llegué a la zona de la Fan Fest ya no se podía ingresar al lugar por estar lleno.

No lo lamenté, porque había disfrutado plenamente de la Previa cerca del estadio, palpitando el clima tenso, nervioso y festivo que se vivía esa tarde definitoria del futuro de nuestra selección, que la podía colocar en una Final de un Mundial 24 años después de la última vez.

Después de sacar unas fotos de los eufóricos hinchas en la zona del Teatro Municipal, me dirigí rumbo al mismo lanchonete en donde había visto el triunfo argentino frente a Suiza. Ahí me puse a ver el partido entre unos 150 a 200 espectadores, en su gran mayoría argentinos.

En el momento de máxima emoción y desahogo, cuando Maxi Rodríguez metió el penal que nos dio el pase a la Final, me robaron la billetera aprovechando que el apretujamiento y los saltos de alegría me hicieron perder el equilibrio y no pude evitar que me la sustrajeran, aunque me había dado cuenta del hurto.

Tardé unos cuantos minutos hasta que pude sumarme a la fiesta. Por suerte no tenía ahí el pasaje del omnibus que iba a tomar rumbo a Rio un rato después, ni tampoco mucha plata. Nunca encontré la billetera tirada,

El festejo terminó con una gran muchedumbre saltando, gritando y cantando frente al Teatro Municipal.

La Previa de Argentina vs Holanda, un rato antes

San Pablo, 9 de Julio 2014.

Estuve sacando fotos en el playón de la terminal de omnibus cerca del estadio y de la estación de Metro hasta avanzada la tarde. Un rato antes de irme de ahí, saqué fotos a un grupo de llamativas holandesas, y luego me saqué una foto con ellas,

Un rato después me subí al Metro para dirigirme a la zona de la Fifa Fan Fest, para intentar ver el partido en pantalla grande. En el vagón del tren me encontré con un grupo grande de holandesas, sin darme cuenta que varias eran las mismas que se habían sacado una foto conmigo un rato antes.

Una chica y yo nos sacamos varias fotos con ellas. yo le sacaba a ella, y ella me sacaba a mí, y luego nos sacamos una foto juntos. En ese viaje de unos veinte minutos, terminé charlando con Pedro, un abuelo que estaba con sus nietos, y con un agradable joven llamado Marcos Silva. Al llegar a la estación Luz me saqué fotos con ellos.

Como era de suponer, la Fan Fest estaba llena desde temprano, y no pude acceder a esa zona para ver el partido. Enfrente al Teatro Municipal, que se encuentra junto al sector de acceso a la Fan Fest, se había congregado muchísima gente. Ahí me volví a encontrar con Sarah y Talita, quienes me habían pintado la cara en el partido contra Suiza, y me volvieron a pintar esa tarde. No soy cabulero, pero las dos veces que ellas me pintaron fueron tardes de gloria para la Selección.

Terminé viendo el partido en el mismo lanchonete en el cual había visto el partido entre Argentina y Suiza por los Octavos de Final.

La Previa de Argentina vs Holanda, cerca del estadio

San Pablo, 9 de Julio 2014.

Previa del gran partido definitorio entre Argentina y Holanda, para ganar un lugar en la Final a jugarse en el famoso Maracaná.

Descendiendo por unas escaleras mecánicas desde la estación del Metro, se accede a una terminal de omnibus y a unos locales de despacho de alimentos y bebidas.

Cruzando la calle uno podía acercarse al público que se dirigía al estadio en una larga procesión. Esa zona también era ocupada por los que no tenían entradas, y habían sido derivados a ese sector fuera del recorrido hacia el estadio. Algunos preguntaban donde podían conseguir entradas, y otros como yo se quedaban un rato ahí, para luego enfilar hacia la estación en busca de llegar a la Fifa Fan Fest para ver el partido en pantalla gigante.

La Previa de Argentina vs Holanda, cerca de la estación

San Pablo, Miércoles 9 de Julio 2014.

La estación de Tren llamada Corinthians – Itaquera es el destino final del tren express que sale de la estación Luz. Esa estación es el lugar de llegada del público que desee ingresar por el sector «Leste» al estadio Arena Corinthians o Itaqueirao.

Allí me dirigí a primera hora de la tarde para palpitar una Previa emocionante de un partido decisivo, ya que faltaban pocas horas para que se iniciara el match entre Argentina y Holanda, que iba a clasificar al segundo Finalista, y que sería el futuro rival de Alemania.

En el tren me di el gusto de ser entrevistado en vivo por una periodista brasileña. Luego de descender en la estación, me instalé en el puente que lleva al acceso al Shopping Itaquera o al camino en bajada que lleva al estadio, Buena parte del público que se encaminaba para ver la Semifinal debía pasar por ese lugar.

Con la llegada de cada tren, oleadas de hinchas invadían el puente y lo cruzaban velozmente para seguir viaje rumbo al estadio. Muchos personajes pintorescos, especialmente los holandeses, se tomaron su tiempo y aceptaron posar muy amablemente para mí o conmigo.

Un alemán posó recordando los siete goles hechos por su equipo el día anterior frente a Brasil, y mi pulgar en alto sin querer completó el score que tanto dolió a los brasileños.

La Final del Mundial. El partido en Copacabana

Este video muestra cómo se vivió la Final de la Copa del Mundo en la Playa de Copacabana.

Por no haber podido entrar a la Fifa Fan Fest, que estaba llena desde temprano, pude observar el partido desde la playa, pero frente a la segunda pantalla que no tenía sonido, y no tenía un recinto definido. El sonido del video es el relato de un periodista brasileño que yo tenía sintonizado en la radio.

La Previa de la Final de la Copa del Mundo

El Domingo 13 de Julio 2014 será inolvidable para los futboleros argentinos. Volvimos a jugar una Final de un Mundial después de 24 años de no hacerlo, y estuvimos muy cerca de ganarla frente a Alemania, el mejor equipo de la Copa del Mundo.

Aquí les muestro la Previa de ese trascendental partido en la playa de Copacabana, donde miles de argentinos sin entradas, hicimos el aguante en territorio «enemigo» a nuestra Selección Nacional.

Un merecido Campeón

De los cuatro Semifinalistas que se enfrentaron entre el Martes 8 y el Miércoles 9 de Julio, tres merecían haber estado en la Final del Domingo en el Maracaná.

Sólo Brasil dejó en claro que no merecía participar de ese gran acontecimiento futbolístico. Había empezado el Mundial como favorita, pero no fue consistente durante el torneo  para mantener esa expectativa, y la derrota 7 a 1 frente a Alemania la excluyó definitivamente del sitial de merecido finalista.

Alemania era el otro favorito de todos para la llave superior del cuadro. Pocos dudaban de que era casi inevitable un posible enfrentamiento con Brasil en Semifinales, pero muchos dudaban de quién atravesaría esa fase decisiva.

En la llave inferior había muchos interrogantes al inicio del torneo, que se fueron despejando al definirse los clasificados a Octavos. Holanda y Argentina aparecían como candidatos bastante claros para enfrentarse en la otra Semifinal.

Cualquiera de estas dos Selecciones con grandes antecedentes históricos pudo haber sido el rival en la Final del aplicado y por momentos espectacular equipo germano. Lo que nadie dudaba era que Alemania merecía estar en el partido definitorio, y que ya había hechos méritos suficientes para ser el nuevo monarca del futbol mundial.

En los seis partidos previos a la Final, el conjunto germano había mostrado solidez, sentido de equipo, individualidades, gran manejo y un uso sabio del balón, capacidad goleadora, impiedad ante rivales heridos, y mucha paciencia para superar los efectivos obstáculos defensivos que le plantearon los equipos que lo enfrentaron con mucho respeto por sus potencialidades.

Los rivales que pagaron muy cara su flaqueza defensiva, fueron justamente dos rivales poderosos, que no se cuidaron bien y no supieron neutralizar el poderío ofensivo alemán. Portugal y Brasil no se olvidarán fácilmente de las goleadas que les propinó Alemania en este Mundial 2014.

Los demás equipos, desde los humildes como Ghana, EEUU y Argelia, así como una potencia como Francia en Octavos, supieron ofrecer barreras importantes al poderío alemán, pero eso sólo no les alcanzó para derrotar a Alemania.

Los equipos africanos tuvieron el gran mérito de empatarle sus partidos, y Argelia lo llevó al alargue, pero los germanos fueron consecuentes con su idea futbolística de posesión de la pelota, triangulación, búsqueda de los espacios vacíos y terquedad para buscar el arco contrario hasta llegar al gol. De esa manera se sacó de encima a los equipos incómodos.

Alemania llegó al Mundial como una de las dos selecciones favoritas incuestionables. Todos las demás candidatas planteaban interrogantes previos. Las individualidades germanas eran muchísimas, ya tenían una gran experiencia de selección, incluso mundialista, y parecían estar en una óptima edad y forma física para enfrentar el desafío de ganar la Copa del Mundo.

Jugadores como Neuer, Lahm, Boateng, Özil, Khedira, Schweinsteiger, Kross, Müller y Klose ya habían probado ser grandes estrellas en sus equipos y en la selección. Para mí y para muchos analistas profesionales y amateurs era indudablemente el mejor plantel del torneo.

Lo mismo opinaba el periodista alemán Sven Tröster, con quién mantuve una interesantísima charla de unos treinta minutos dos días antes de la Final, que será uno de mis mejores recuerdos de esta copa.

Sven me comentó que para él ésta es una cosecha inolvidable de grandes jugadores germanos, posiblemente la mejor de la historia, y me recordó que incluso faltó Reus en este plantel, un gran delantero que se lesionó pocos días antes del Mundial, y que él consideraba un jugadorazo.

Con ese gran trabajo de equipo y magníficas individualidades, Alemania fue avanzando en el torneo y se preparó con seriedad para jugar la gran Final, que la tenía como favorita de todos.

Diplomáticamente, Sven me dijo que teníamos 50 y 50% de chances para la Final, y yo le comenté que para mí era 60 y 40% a favor de los alemanes. A Alemania sólo le quedaba dar un último paso para consagrarse y darle la razón a la inmensa mayoría que opinaba que Alemania sería el futuro Campeón.

No fue fácil dar ese paso definitivo, el consagratorio. Se encontró con un durísimo rival, que la hizo transpirar hasta el último minuto del tiempo suplementario. Entre los dos equipos supieron brindar un maravilloso espectáculo futbolístico, que fue visto por cientos de millones de personas en todo el mundo.

Argentina fue un dignísimo rival en la Final, y tuvo tres chances claras de dejar a Alemania sin su merecido premio. La impericia en esas circunstancias decisivas de tres delanteros de gran categoría, evitó un triunfo sudamericano en la Final, como los Mundiales en América nos tenían acostumbrados hasta ahora.

Argentina le planteó el partido definitorio a Alemania en forma similar a los que le habían complicado la vida al conjunto alemán, pero con mejores individualidades, que podían hacer peligrar la estructura defensiva germana.

Si Argentina hubiera ganado la Final, el mundo recordaría el gran poderío alemán, pero hubiera dicho que una individualidad como Messi se había impuesto y el que marca los goles es el que logra su objetivo final.

La impericia argentina, y la virtud de Götze de concretar la única oportunidad que tuvo para hacer un gol, hicieron justicia con los merecimientos acumulados durante el torneo, pero no necesariamente con lo sucedido en la Final.

Los argentinos lamentaremos por años los tres goles perdidos en el histórico Maracaná el 13 de Julio 2014, con el consuelo y orgullo de saber que estuvimos muy cerca de ser Campeones del Mundo por tercera vez.

Alemania pudo poner un broche de oro a una tarea de reestructuración que venía realizando desde el año 2000 en adelante. Catorce años después todavía no había conseguido los frutos buscados. Tuvo que conformarse con no ser campeón en su propia tierra en el 2006, y quedarse con las manos vacías también en Sudáfrica 2010.

Pero la tenacidad, confianza, organización y capacidad alemana la llevaron a cumplir su sueño y su proyecto planificado de volver al máximo nivel. Su concreción de la mano de jugadores talentosos, que son poderosos físicamente, sacrificados y disciplinados por el bien del equipo, le ha posibilitado a Alemania obtener el premio de situarse nuevamente entre los tres máximos equipos de la historia del futbol, ahora lejos de los equipos como Argentina y Uruguay que tienen dos Copas del Mundo en sus vitrinas.

Felicitaciones al gran equipo alemán, el mejor del mundial, y posiblemente futuro gran candidato para la Copa del Mundo próxima que se jugará en el año 2018.

Auf Wiedersehen Alemania, nos vemos en el próximo Mundial !!!!!!!

El Festejo luego de Argentina 1 vs Suiza 0

San Pablo. Martes 1 de Julio 2014.

La victoria ya era un hecho. Argentina había superado por 1 a 0 a Suiza y se había clasificado a los Octavos de Final, para enfrentarse al ganador de Bélgica y EEUU, que iban a jugar un rato más tarde.

Abandoné rápidamente la zona del lanchonete donde estuve viendo el partido y me dirigí hacia el área del Fan Fest. Parte del publico argentino que salió del recinto porque no deseaba quedarse a ver el partido siguiente, se dedicó a festejar por espacio de una hora aproximadamente junto con los que nos habíamos quedado afuera, y cómo festejamos !!!!!!

Argentina 1 vs Suiza 0, desde un Lanchonete en San Pablo

San Pablo. Martes 1 de Julio 2014.

Cuando volví en Tren y Metro de la Previa del partido entre Argentina y Suiza por los Octavos de Final desde las cercanías del Estadio Itaqueirao hacia la zona del Teatro Municipal, el espacio de la Fifa Fan Fest estaba lleno, por lo tanto me fue imposible ingresar al recinto con la pantalla gigante para ver el partido.

Me tuve que conformar con ver esta instancia eliminatoria de la Copa desde un lanchonete !!!!!, como ya me había pasado en el partido entre Brasil y Camerún. El lugar estaba lleno de argentinos y había bastantes brasileños también. Yo calculo que en total debían haber entre 150 y 200 personas viendo el partido ahí.

Los argentinos sufrimos mucho todo el match y el alargue, hasta que Messi convirtió el golazo de zurda que definió el partido.  El grito de gol fue un gran desahogo para todos.