Archivo de la categoría: Producciones de Partidos

Fotos y Videos de Partidos que presencié en Brasil en distintos lugares como Fan Fest de San Pablo, de Copacabana en Rio, en Lanchonetes de San Pablo, en el Pelourinho de Salvador, en casa de mi primo Eduardo y en la de un brasileño el día del 7 a 1 de Alemania a Brasil

El Post-Match de Holanda 2 vs Chile 0

San Pablo, Lunes 23 de Junio 2014. Un rato después de que Holanda le ganara 2 a 0 a Chile en el último partido de la Fase de Grupos, estuve en la salida del público hacia la estación del Tren Express.

Los chilenos lamentaban la derrota especialmente porque se tendrían que encontrar con Brasil si el equipo local le ganaba a Camerún el último partido de su Grupo un par de horas después. Los brasileños le hacían sentir su confianza en que los iban a eliminar. A mí me pareció que estaban festejando antes de tiempo, e intenté alentar a algunos chilenos que pasaban con cara de velorio. Mientras tanto, los desenfadados holandeses festejaban y se divertían, como siempre !!!!!!

La Previa de Holanda 2 vs Chile 0

San Pablo, 23 de Junio 2014. Cercanías del Estadio Arena Corinthians o Itaqueirao.

Recién llegado a San Pablo después de un día y medio de viaje, dejé mis valijas en la Rodoviaria y me fui en Metro y Tren Express hacia el estadio.

El film muestra a hinchas chilenos, holandeses y brasileños en la previa de un partido que decidía al líder del Grupo. El ganador del match esquivaría a Brasil en los Octavos de Final.

Los chilenos pusieron mucho público y entusiasmo, y los holandeses todo su colorido y simpatía.

Nota con Periodista Alemán antes de la Final

Video del periodista alemán Sven Tröster entrevistado por mí el Viernes 11 de Julio 2014 frente a la Catedral de San Sebastián en Rio de Janeiro, dos días antes de la Final de la Copa del Mundo Brasil 2014 entre Alemania y Argentina

El Post – Match de la Final Argentina vs Alemania

Con un estado anímico bueno, mi primera reacción recién terminado el match, fue darles unas palabras de aliento a algunos compatriotas que se cruzaron conmigo en la arena mientras intentaban retirarse. Algunos pocos lloraban, y la mayoría tenía un muy mal semblante, mientras trataban de empezar a digerir la derrota.

Cuando salí de la arena de Copacabana y empecé a caminar por la Avenida costera, el clima ya se había empezado a tranquilizar, y no se percibía peligro. De a poco empezó a volver la calma, y los que nos bancamos a los brasileños que estaban felices y que en algunos casos nos cargaban, nos quedamos a disfrutar del final del día, del torneo y seguramente de nuestros viajes. La luna estaba llena sobre el mar, mientras se oía de fondo la música del show en vivo que se estaba desarrollando en la Fan Fest, a un costado de donde estábamos.

Se podía ver de costado la pantalla gigante que mostraba el show y los grandes altoparlantes nos hacían llegar la música tocada por una banda brasileña, que era muy celebrada por los hinchas locales, que cantaban y bailaban siguiendo el ritmo.

Algunos argentinos intentaron olvidar pronto las penas y se acercaron a hablar y bailar con algunas chicas brasileñas, a costa de recibir algunas cargadas de los hombres y en muchos casos de las mismas chicas, que estaban totalmente compenetradas con el libreto de “gastar” a los argentinos.

En mi camino por la Avenida volví a sacar fotos, pero principalmente tuve la oportunidad de hablar en vivo para dos medios. Primero hablé con una joven periodista brasileña llamada Lucía, para el sitio web Uol.com.br y después para un canal de Guatemala llamado Azteca Guate. Voy a buscar las notas en sus páginas web.

También charlé fuera de cámara con un periodista argentino que vive en California y estaba haciendo notas que enviaba hacia Estados Unidos. Presencié una nota de un canal alemán, mientras un hincha germano hablaba muy contento de la mano de una brasileña con la camiseta de Flamengo. Me metí en una cargada que nos estaba haciendo una chica brasileña frente a la cámara para ese mismo periodista alemán, mostrando mis siete dedos cerca de su cara mientras ella hablaba. No pude tener paciencia y contener mi bronca hacia su actitud.

Fue muy lindo para mí poder expresar lo que sentía frente al periodismo de otros países neutrales, y dejar bien parado el honor y el orgullo argentino por haber jugado un gran partido Final y una muy buena Copa. Cuando me preguntaron si estaba de acuerdo en que Messi haya sido elegido el mejor jugador del Mundial, sin dudarlo contesté que no. No me pareció que mereciera semejante premio.

Pedí a personas que miraban como hacían las notas en las que participé, que me sacaran fotos ,y les agradecí mucho que lo hicieran. Serán unos excelentes recuerdos, que valoraré aún mucho más en el futuro.

Mis últimas experiencias agradables de la noche de Copacabana fueron primero una charla con una médica brasileña mayor que yo, otra con una joven pareja y una señora mayor, y finalmente una charla que tuve con un joven francés que tenía puesta una camiseta alternativa blanca de Boca, y que había sido uno de los tres  protagonistas de un extraordinario viaje iniciado en Canadá que cruzó toda América para llegar a Rio, en un Citroen 3CV igual al 2CV que yo tuve hace muchísimos años.

El auto estaba allí, pintado entero como una pelota, y sobre su carrocería los hinchas de todo el mundo habían escrito lo que quisieron.  El viaje tiene su propia página web, que es www.acow.org y en facebook la ubicación es www.facebook.com / acupofworld ( a cup of world ).

Fueron dos canadienses y el francés los que concretaron semejante “locura” y charlé un poco con ellos y les saqué unas fotos. También me saqué fotos con las otras personas que mencioné recién.

Sintiéndome cumplido con el día, que había sido extraordinario e inolvidable, con la tristeza de no sentir en la piel la emoción de que saliéramos Campeones y con el orgullo argentino intacto, emprendí el largo regreso a Niteroi en ómnibus cerca de las 21:30 hs.

Mi primo Mario estaba en su casa, y charlamos de las emociones del día. Hoy será mi último día completo en Rio de Janeiro. Ya compré los diarios brasileños del día, de hoy que hablan de la jornada de ayer. Se desquitan de su propia impotencia y bronca tratando de “gastarnos”. Es lo único que les queda hacer, después de sufrir semejante humillación por parte de alemanes y holandeses, y luego de darse cuenta que su selección era inferior a las tres mejores del torneo.

Cuando volvía de comprar el diario, recién pude comprobar que a partir de hoy, que los brasileños ya quedaron un poco más en paz por nuestra derrota, vamos a poder retomar el diálogo que no tuvimos durante el desarrollo de la Copa.

Hablé casi veinte minutos muy amablemente con el portero y el empleado de seguridad del edificio, en un diálogo sin gastes, bravuconadas o chicanas. Lamento no poder permanecer un par de días más para poder charlar más con gente común. La rivalidad no lo permitió antes.

Me pasé toda la mañana volcando en textos las emociones vividas ayer, que fueron muchas. El fin del viaje ya está cerca.

Ahora estoy haciendo la primera evaluación en caliente de lo vivido aquí en Brasil durante un poco más de tres semanas en Salvador, San Pablo y Rio de Janeiro.

Estoy muy conforme con la experiencia personal y con el desempeño de nuestra Selección, que volvió al sitial de los grandes, haciendo honor a su historia futbolera. Señores jugadores, muchas gracias por su esfuerzo.

Ojalá que para Rusia 2018 podamos seguir evolucionando en todo sentido. Será fundamental el rol de una nueva dirigencia post “reinado” de Julio Grondona. Necesitamos que al igual que sus colegas políticos, los nuevos dirigentes sean capaces de ver más allá de sus propios intereses.

El Mundial llegó a su fin. Felicitaciones a la Selección alemana, a sus hinchas y dirigentes. Ellos supieron cambiar las estructuras que los hacían fracasar y tuvieron la capacidad técnica y disciplina para implementar los cambios que eran necesarios. Son un ejemplo para crear un futuro mejor para el  futbol argentino y brasileño. Principalmente, fueron merecidos Campeones.

El Blog lo voy a continuar en Buenos Aires y aún tengo notas para completar y fotos y videos por subir. Sigan en contacto con el sitio !!!!!!

¡¡¡¡ Saludos y un fuerte abrazo a todos los que lo han leído !!!!!

La Final vista en la playa de Copacabana

Cuando pude ocupar un metro cuadrado propio de arena con cierta visibilidad, encontrándome bien lejos de la segunda pantalla que mostraba el partido, entre medio de hinchas, turistas y curiosos de diversos orígenes, recién ahí me pude concentrar en el partido que estaba por empezar.

El costo que pagamos los que no pudimos entrar a la Fifa Fan Fest, fue no poder mirar el partido con un relato, ya que no se había instalado un sistema de sonido. Habiendo sido precavido, saqué mi celular y sintonicé una radio brasileña de las muchas que estaban transmitiendo la Final, así que pude disfrutar el match con sonido. El resto del público miraba la pantalla, sin el acompañamiento de un relato. La atención, y la tensión era tal, que la gente no se distraía por carecer de sonido, y los cánticos de argentinos y brasileños eran espaciados. Por supuesto cuando un canto surgía de un lado, era contestado por el otro grupo de hinchas. A los pocos alemanes no se los oía gritar para alentar a su equipo.

En un momento hubo murmullos, gritos y brazos elevados al cielo, cuando un dron  ( un artefacto volador teledirigido que puede portar una cámara ) parecido a un gran insecto, sobrevolaba a escasa altura casi sobre nuestras cabezas, registrando en imágenes a la gran masa de público presente en la playa ,que saludaba con algarabía y sorpresa.

Durante el primer tiempo los argentinos tuvimos un par de emociones interesantes cuando Higuaín erró un gol fácil de hacer delante del arquero Neuer, y cuando le anularon el gol que convirtió.

Por breves instantes conocimos la emoción de gritar un gol argentino de visitantes en una Final de Copa del Mundo en medio de la hostil y disfrazada torcida brasileña, integrada por varones y mujeres jóvenes de clase media principalmente.

A los treinta minutos de juego sentí que habíamos cumplido unos de nuestros primeros objetivos, que era evitar que los alemanes nos avasallaran y nos convirtieran un gol que les abriera el partido como en el Mundial pasado. Por otro lado ya notaba que Argentina estaba jugando un partido mejor y más atractivo de lo que resultó el match contra Holanda por las Semifinales.

Más allá de algunos gritos y pocos cantos, durante casi todo el partido hubo calma y respeto entre los que mirábamos en encuentro en la playa. La mecha se encendió cundo Goetze hice su gran gol en el segundo suplementario. Los brasileños gritaron el gol como si hubiera sido de ellos, y por lo visto algún o algunos argentinos intolerantes deben haber respondido con alguna agresión, porque se vinieron hacia los que estábamos en el fondo, un grupo grande de personas como huyendo de una situación peligrosa. Ese fue el momento donde algunos brasileños dejaron de reír y festejar y empezaron a pensar en retirarse.

A los pocos minutos de terminar el partido que consagró Campeón a Alemania, acabó la transmisión y no pude observar la entrega de premios. En los primeros veinte minutos después del final, se vivió un clima difícil que obligaba a mantenerse alerta. Muy cerca mío hubo dos pequeñas grescas y trompadas, y algunos arrojaron latas, sillas playeras o botellas, hasta que algunos policías tomaron posición en la arena. La mayoría de las personas, gente pacífica, algunos con niños y jóvenes, se empezaron a retirar velozmente.

No fue el mejor final de partido que uno hubiera querido presenciar en ese lugar en donde habíamos pasado una tarde tan espléndida con 25 grados de temperatura, mucho sol, mar y una gran algarabía. No sólo porque empezamos a tomar consciencia de que el sueño de sentirnos Campeones en Brasil de la mano de la Selección Argentina había acabado definitivamente, sino porque resultaba hasta peligroso estar ahí entre la multitud en la arena.

Se podía ver fácilmente en la arena los desechos de las bebidas que se habían consumido, entre ellas muchísimas latas de cerveza. Antes del final del partido había estado al lado de un joven argentino que a duras penas se podía mantener parado por efectos del alcohol. Eso probablemente detonó cierta agresividad.

Triste, pero con la sensación de que Argentina había jugado un gran partido contra el mejor equipo del torneo, me empecé a resignar rápidamente por la derrota frente al gran equipo alemán, y la acepté sin demora.

Tuve la sensación de que habíamos estado muy cerca de lograr nuestro objetivo y nuestro sueño de ganar el título de Campeón si Higuaín, Messi o Palacio hubieran tenido la capacidad y/o la suerte de convertir alguna de las claras posibilidades que tuvieron. Nuestros jugadores habían contenido bastante bien la ofensiva alemana, y generaron esas claras posibilidades de gol.

Entre los méritos alemanes, que son muchos, para mí el más importante que tuvieron en la Final, fue la capacidad de convertir una de las pocas situaciones claras que tuvieron, y nosotros no lo hicimos. Esa fue la mínima diferencia durante el partido. En el torneo, Alemania había sido un poco mejor que nosotros, en mi opinión. Argentina jugó bravamente en su qunta Final, con mucho honor y logró un merecido lugar de Finalista y segunda posición en la Copa.

Apesadumbrado pero íntegro, y orgulloso de lo hecho por nuestros jugadores, me dispuse a vivir y disfrutar de la última parte de la maravillosa experiencia del día de ayer. Lamentablemente la fiesta no había sido completa, pero todavía continuaba.

La Previa de Argentina vs Alemania

Esta nota la escribo la mañana de “el día después” de la gran Final. Intenta reconstruir la “previa” al partido que definió a Alemania como el nuevo Campeón.

Domingo 13 de Julio de 2014. Niteroi, en la Bahía de Guanabara,  del otro lado de Rio de Janeiro.  Al mediodía continuaba el tiempo maravilloso en la zona donde se iba a jugar la Final del Mundial.

La nota que titulé “Confiando en las propias fuerzas” me llevó más tiempo de lo que hubiera querido, pero quedé muy conforme cuando la terminé. Expresaba mis opiniones, sueños y deseos para el partido final. No la pude mandar enseguida porque ya no tenía internet. Por la hora avanzada del mediodía, me di cuenta que no me iba a dar el tiempo para ir al Maracaná para hacer parte de la previa ahí.

Crucé a la avenida costanera junto a la playa de Icaraí, que mira de frente al Pan de Azúcar y al Corcovado con el Cristo Redentor. Saqué unas fotos y esperé unos quince minutos a mi primo Mario, porque nos desencontramos. Yo ya tenía puesta la camiseta de Argentina, y en ese cuarto de hora ninguno de los muchos brasileños que pasaron al lado mío, me hicieron al menos un gesto de buena voluntad. Creo que lo menos que sentían era incomodidad de ver un argentino que estaba ilusionado por ver a su equipo en la Final de la Copa, y ellos no podrían.

Me subí a un ómnibus que cruzó la bahía sobre el puente de 14 kms. que une Niteroi con Rio, y percibí ahí la misma actitud. Saqué algunas fotos, incluso cuando el bus pasó por el Sambódromo y se podía apreciar una gran cantidad de autos argentinos estacionados ahí. Los hinchas ya habían partido de uno de sus puntos de albergue comunitario principal en la “invasión” de argentinos en Rio.

Ya a esa altura podía comprobar el estado anímico del brasileño de Rio. No pensaba alentar a la Argentina, y ni siquiera le mostraba simpatía. Solo cuando me estaba por bajar e hice una pregunta a unos pasajeros , lo que me habilitó a charlar un poco con ellos, encontré una cierta mejor recepción.

Ahí conocí a una joven pareja que también se encaminaba a la Fan Fest de Copacabana. Bajamos juntos charlando animadamente, y fue muy agradable hacerlo. Nos sacamos una foto a la salida del Metro, a unas cuatro cuadras de la playa, ya en medio de una marea de argentinos e hinchas brasileños, que se provocaban entonaban cánticos de “guerra” en los pasillos antes de salir a la rua.

A eso de las 14 hs. la multitud ya era notoria y mostraba gran algarabía en las calles que llevaban a la playa o eran paralelas a la misma. Ya se podían ver muchísimos brasileños con la camiseta de Alemania, o al menos tenían una bandera o su rostro pintado con los colores de la bandera alemana. Si no fuera porque uno dudaba por el aspecto de las cara, uno hubiera creído que había muchísimos alemanes en Copacabana.

Había muchísimos neutrales o nativos de países no comprometidos con la Final o con el país anfitrión,  que tomaban partido por una u otra selección. Yo saqué una foto a una mujer que estaba disfrazada de Argentina, y era de Centroamérica si no recuerdo mal. Un poco después saqué otra foto a una argentina que estaba acompañada por una española, y que también había hecho lo mismo.

Al desembocar en la famosa Avenida Atlántica paralela a la playa de Copacabana, el panorama era espectacular. Masas multicolores se desplazaban por la calle o por la vereda charlando, riendo, sacándose fotos, cargándose, etc… como en procesiones desordenadas. Por un lado un grupo de argentinos desafiaba a los brasileños con el “Brasil decime que se siente”, que era respondido casi enseguida con el “Mil gols, mil gols, só Pelé…”

Un compatriota tocaba el bandoneón en la vereda mientras una pareja bailaba tango, tratando de ganarse unos reales o dólares. Les saqué unas fotos y los invité a comentar algo en el Blog. Había un puesto donde te podían pintar la cara y el pago era a voluntad. Yo quería pintarme, pero había cola para hacerlo.

La playa estaba llena de gente y a esa altura de los acontecimientos yo ya sabía desde hacía rato que casi con total seguridad no iba a entrar al recinto de la Fan Fest. Lo comprobé enseguida cuando leí un cartel indicando que ya estaba lleno. No tuve tiempo de lamentarlo porque vi que había otra pantalla un poco más atrás, por lo tanto seguí disfrutando de atravesar la marea humana que portaba camisetas, gorrros, banderas y locales o turistas en traje de baño tomando sol, bañándose en el mar o incluso haciendo jueguito evitando hacer caer la pelota.

Saqué muchas fotos mientras charlaba con algunas personas de las que posaron para mí o junto conmigo. Los argentinos eran provenientes de distintas partes del paía, e incluso charlé con un grupo de unas siete personas que se habían ido a vivir y trabajar a Buzios hace unos cuatro años. Me crucé con gente de Córdoba, de Santa Fé, de Corrientes, de Misiones, de la provincia de Buenos Aires, de la Capital, etc.. Todos muy ilusionados y entretenidos de estar ahí en la playa más conocida de Rio de Janiero, en la previa de la gran Final. Pese a la gran dificultad que presentaba la empresa de ganar la Copa, se los veía como me sentía yo, contentos, alegres, orgullosos y con muchísimas ganas de sentirse campeones. En el fondo teníamos ganas de llegar a festejar por nosotros, por nuestra gente, y también con el secreto deseo de mostrar nuestra alegría y orgullo a los brasileños, con los cuales veníamos teniendo una rivalidad que nos mantenía alejados.

Esa tarde, en ese lugar, se pudo comprobar con total claridad que los brasileños estaban en su inmensa mayoría en contra nuestra, más que a favor de Alemania, que les había propinado la mayor deshonra de su gloriosa historia futbolística. Sin embargo, increíblemente, ellos fueron capaces de comprar y ponerse camisetas alemanas. Un diario brasileño había titulado que alentar a los germanos sería “colonizaje”. Por lo visto no fueron muchos los que le prestaron atención a la nota.

Encontré bastante pocos alemanes “de verdad” entre tanta gente, y me costó identificarlos entre tantos germanos “truchos”. Tuve que preguntar si eran brasileños o alemanes, y muchos veces fueron locales, a los cuales también les saqué fotos.

Luego de divertirme mucho y gozar de una fabulosa previa playera de la Final entre Argentina y Alemania en Rio de Janeiro, alma y corazón de Brasil, me dirigí a la Avenida Copacabana en busca de un local de internet para enviar la nota que había escrito a la mañana. Conseguí un local y subí la nota al Blog, tan solo a tiempo para ocupar un lugar en la playa ya al filo del pitazo inicial de la gran Final. No había tenido tiempo de ponerme nervioso siquiera.

Con la satisfacción de haber vivido lo que quería vivir en el “lugar de los hechos” en la “previa” a la Final, me dispuse a concentrarme en el partido.

Ya llega la hora

Faltan 6 minutos para empezar el partido, y todavía estoy en un locutorio en la Avenida Copacabana, a unas tres cuadras de la playa y de la fiesta increíble que es Copacabana. Vine a mandar la nota previa, antes de que quedara desactualizada.

Me demoré en terminar de escribirla y no pude ir al Maracaná para la previa ahí. Me vine directamente a Copacabana. La fiesta está acá. Además de la pantalla del área de la Fan Fest, hay otra pantalla que también tiene muchísimo público.

Está lleno de argentinos y de turistas de distintas partes del mundo. Ya saqué un montón de fotos  que las voy a subir después, cuando tenga tiempo. Espero tener la oportunidad de festejar hasta tarde. Pase lo que pase en el partido que empezará en dos minutos, estar acá en Copacabana ya es impagable para mí, y calculo que también lo es para miles de argentinos que están en Brasil como yo.

Vamos Argentina !!!!!!!

Confiando en las propias fuerzas

Voy a escribir esta nota en forma totalmente parcial, como un hincha argentino. No voy a escribir como observador imparcial sin toma de posiciones, porque considero que ahora no es el momento para hacerlo.

Frente al último esfuerzo de nuestros jugadores para intentar lograr la hazaña deportiva soñada por todos, de ser Campeones del Mundo en la propia tierra de nuestros hermanos brasileños, hay que empujar y alentar a nuestros jugadores de la manera en que podamos.

Muchos estamos acá en Brasil para estar cerca de nuestros representantes. Se calcula que seremos unos cien mil !!!!! para darle el aliento y el apoyo desde cerca, que necesitarán para lograr su difícil meta.

En esta instancia crucial de la Copa del Mundo, en todo nuestro país y en el exterior, muchos argentinos nos estamos sintiendo periodistas analistas y directores técnicos, como si desde nuestro propio lugar pudiéramos pensar y decirle algo a Sabella y sus jugadores para que puedan enfrentar la Final contra Alemania de la mejor manera posible.

Yo al menos siento que estoy haciendo eso, que no les servirá a ellos porque no leerán este Blog al menos ahora, pero me servirá a mí para sacar afuera lo que vengo pensando desde que me anoche cuando me subí al ómnibus que me llevó a Niteroi luego de la derrota brasileña y el show posterior en la Fan Fest situada en Copacabana.

Con esa necesidad interior, imaginariamente me sitúo en el vestuario argentino entre medio de Sabella y de Mascherano, y frente a los veintidós jugadores guerreros restantes. Pachorra me presenta como un representante de toda nuestra hinchada presente en Brasil, y que voy a darles un mensaje de nuestro pueblo argentino antes de la charla técnica previa al match.

Todos concentran su mirada en mí. Los noto ansiosos, concentrados, con mucha determinación, pero también curiosos por saber lo que opinamos los hinchas antes de intentar una gesta histórica para nuestro futbol.

Con la tranquilidad y confianza que me brindaron en el proceso previo de la Copa hasta llegar a esta instancia, tratando de que no se me quiebre la voz por la emoción de estar ahí participando de ese instante tan especial, empecé a hablar.

Mis primeras palabras empezaron a sonar tibias, pero a medida de que fui expresando conceptos, sonaron más firmes y convincentes. Empecé diciendo que estamos orgullosos por lo que ya hicieron. Los argentinos soñábamos y rezábamos para que lo hicieran, y fueron capaces de lograrlo. Estamos nuevamente disfrutando el placer, el gozo, la alegría y la emoción de que nuestra selección tenga la chance de jugar una Final de Copa del Mundo después de 24 años y que salga Campeona después de 28 años !!!! Estamos orgullosos.

Les dije que la determinación que expresó Mascherano antes del partido con Holanda expresaba esa necesidad que todos teníamos de llegar a esta instancia, aunque las hubiera dicho con otras palabras. Algunos esbozaron una leve y nerviosa sonrisa. Seguí hablando.

El equipo llegó a la Copa con la apreciación coincidente de nuestro público y del periodismo en general, que les colocaba el rótulo de equipo ofensivo con los cuatro fantásticos, y con muchas dudas en defensa. Los felicité a ellos y a Sabella por haber sido capaces de encontrar el tan ansiado equilibrio para que la defensa no sea fácilmente vulnerable. Realmente nos sorprendieron a todos.

Fijé los ojos en Chiquito Romero, y con gratitud le dije delante de todos: gracias por regalarnos tu solidez, la confianza que hoy nos inspirás a todos, por los penales a lo Goyco que atajaste el miércoles frente a Holanda. Ya entraste en nuestra historia futbolera. No muchos creían en vos, y fuiste capaz de superar con tu esfuerzo, determinación y capacidad todos los obstáculos, alejando los fantasmas de los hinchas y los tuyos propios.

Noté que me miró agradecido, mientras seguí diciendo: Igual no es el momento de que te conformes. Como te dijo Javi antes de los penales contra Holanda, hoy también podrá ser otro día de gloria para vos. Tenete mucha confianza, vos podés. Hice una breve pausa, sintiendo que la emoción mía y de ellos iba en franco crecimiento.

Al retomar el hilo de la charla expresé que el medio campo se había fortalecido por el esfuerzo de todos para tratar de entorpecer el avance rival y recuperar pronto la pelota. Felicité a todos, a los hombres más de marca como Javi y Lucas, pero también a los mediocampistas más ofensivos y a los delanteros. Todos hicieron un trabajo digno de destacar en ese sentido. La selección fue sólida, áspera y no permitió un tránsito cómodo de los rivales por la zona intermedia de la cancha.

Elegí para terminar de analizar esa parte del esquema funcional del equipo, elogiar a la Pulga, para darme pie a lo más importante que me faltaba decir. Expresé que era muy loable verlo participar como uno más de esa función, que me encantó su solidaridad y humildad para trabajar en esa tarea que no le es afín.

Luego de decir eso lo miré a Sabella y les empecé a decir: el técnico seguramente les dirá en la charla técnica que tengan mucho cuidado con tal o cual jugador alemán, con ciertas maniobras ofensivas que seguramente tratarán de aplicar los habilidosos, fuertes y capaces jugadores germanos. Pero quiero que tengan en cuenta algo, que espero que Pachorra también les diga: uds. representan al futbol argentino, una escuela de buen futbol con toque y habilidad personal.

Llegaron a Brasil con la confianza de su poder ofensivo. En la búsqueda de solidez dejaron un poco de lado una de las grandes banderas de nuestro juego, la que nos hacía diferentes y sólo comparables a tres o cuatro potencias más.

Estamos frente al partido final. Es el momento de poner toda nuestra rica carne al asador. Uds. como delanteros no son menos que los alemanes. Llevan mucho tiempo jugando juntos. Se entienden y disfrutan de jugar en equipo. Es el momento de que saquen de la galera todos los conejos que tienen, que son muchos. Ténganse confianza. Todos los apoyamos, y disfrutaremos si juegan bien ofensivamente hablando. Ganen o pierdan nos sentiremos muy orgullosos de que puedan mostrar su habilidades.

Volví a enfocar mi vista en Lio o Leo, como quieran decirle. La Pulga me miraba compartiendo lo que decía. Él no es el líder de las palabras, y con su mirada me agradeció por expresar lo que él siente en este momento.

Consciente de eso, y de que él carga con el mayor peso y responsabilidad frente a ese desafío ofensivo, miré al Kun, al Pipa, al Pocho, a Rodrigo, a Fideo y a los mediocampistas titulares y suplentes y los arengué con fuerza: no lo dejen sólo a Lio porque él solo podrá ser muy efectivo en su juego si uds. tienen dinámica y se mantienen cerca suyo. Jueguen con concentración y siempre traten de ser prolijos con los pases y háganlo con la intención de ser agresivos, de intentar dar una o varias estocadas que puedan definir el partido.

Noté un lenguaje corporal adecuado en ellos, y sentí que les había tocado una fibra íntima que les insuflará ánimo y determinación para lograrlo. Solo me faltaba decirle a Lio: todos confiamos en vos. Te apoyamos y creemos en tu capacidad para desnivelar, hacer jugar a tus compañeros y para hacer el o los goles que necesitamos esta tarde. Es tu tercer Mundial, llegás en una muy buena edad. Es el momento, tu cita con la gloria, como lo fue el 86 para Diego. Salí a la cancha con la mejor actitud que puedas, con gran determinación y plena confianza en que vas a poder escapar en algunos momentos a la marca pegajosa y difícil que te harán los alemanes. Esas serán nuestras mejores oportunidades de hacer un gol. Poné todo lo que tengas en esos momentos y sentí en tu piel que la gloria te abrazará hoy si vos lo creés con todo tu cuerpo y espíritu. Vamos Lio, vos podés!!!!!

Ya el clima había llegado casi a su mayor nivel de confianza. Era el momento de dirigirme al capitán fuera de la cancha. Parecía que mi tocayo, el Javi Masche estaba esperando que terminara para agarrar la posta, y creo que le saqué algún argumento a su arenga.

Les recordé a todos el sentido de las palabras de Obdulio Varela, el mítico capitán uruguayo, que las dijo en la misma situación, en el mismo estadio 64 años antes, cuando un dirigente uruguayo les había dicho que ya habían cumplido, que traten de que los brasileños no les hagan muchos goles. Obdulio les dijo: los de afuera son de palo: salgamos a la cancha a ganar, sólo cumpliremos si ganamos !!!!

La verdad es que ya cumplieron, pero no tienen que conformarse. Salgan como lo hicieron esos once gloriosos uruguayos. Ellos estuvieron solos entre medio de más de 150.000 torcedores brasileños. Ustedes tendrán todo nuestro apoyo dentro y fuera del estadio, en la Argentina y en cualquier rincón del mundo donde haya un argentino viviendo y palpitante la emoción de este momento.

Ya no nos podrán defraudar, pero todos queremos que puedan dar el último paso con el convencimiento, la confianza y el espíritu necesario para lograr nuestra propia hazaña futbolera en el mítico Maracaná.

Quiero cerrar mi charla agradeciendo a nuestro generoso técnico, capaz de escuchar las opiniones de los demás y de reconocer sus propios errores. Lo miré a los ojos a Sabella y le dije que lo único que le pido hoy es que no se quede solo en plantar bien al equipo para defenderse.

Es el momento de ser balanceados, y agregarle una cuota de agresividad a nuestro juego ofensivo. Nos hace falta para que los alemanes no se nos vengan encima y tengan la tranquilidad de que tengan su juego defensivo bajo control.

Para terminar les dije: nosotros confiamos en su capacidad y determinación para que intenten la hazaña. Es el momento de que uds. también se la crean y salgan a la cancha con la mayor confianza en sus propias fuerzas. Es su cita con la gloria, y pocos de uds. tendrán una nueva chance.

Pongan huevo, garra, corazón y su habilidad para potenciar su juego colectivo. Van a entrar once a la cancha, pero tendrán el respaldo de doce compañeros afuera que estarán listos para respaldar al resto si les tocara ingresar, y tendrán el apoyo y respaldo de millones de argentinos en todas partes del planeta.

Terminé diciendo Vamos Argentina carajo !!!!!!!!!

Casi al unísono todo el plantel y cuerpo técnico saltaron de sus bancos y gritaron Vamos que podemos !!!!! y ahí nomás empezaron a cantar el grito guerrero, el hit de este Mundial recordando a nuestros hermanos brasileños, para darse ánimo y sentirse locales en pleno Maracaná.

Empezaron a gritar: Brasil decime que se siente, tener en casa a tu papá, te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar… a la tercera repetición empecé a improvisar y el Masche me trató de seguir. Sintiéndome apoyado canté: ….la Pulga los gambeteó, el Pipa los vacunó, están llorando desde el Maraca hasta hoy !!!!!! A la selección vas a ver, la Copa vamos a traer, Maradona es más grande que Pelé !!!!!.

En la repetición siguiente varié el canto, y lo enfoqué en nuestro rival de hoy: decime Alemania que se siente ….. y continuamos cantando todos la nueva letra improvisada en el vestuario del mítico Maracaná. Fue un momento emocionante !!!

Dándole gracias a Dios de haber podido compartir este momento, y sintiendo que Jorge Bergoglio, el Papa futbolero argentino hará más fuerza que el Papa alemán esta tarde, confié que nuestro tarde de gloria en Rio de Janeiro de Julio 2014 ya había llegado. Dios probablemente estará hoy con nosotros. Lo necesitamos como pueblo que quiere crecer, madurar como país.

Ojalá que ganemos la Cop del Mundo y no nos quedemos solo en triunfalismos futbolísiticos y políticos, y juntos hagamos un gran país, el país que nos ganemos nosotros mismos con nuestro talento y esfuerzo y confianza en nuestras propias fuerzas. Nuestros guerreros de Brasil podrán ser nuestros ejemplos. Juntos podremos lograr ser una gran nación, respetada por los demás países, como ya lo hizo esta Selección Nacional. Vamos Argentina carajo, juntos podemos !!!!!.

Qué lindo poder cumplir este sueño y cómo me hubiera gustado estar en ese vestuario hoy antes del partido !!!!!!!

 

La previa de la previa

Domingo 13 de Julio de 2014. Mañana de Domingo con un tiempo espléndido y temperatura primaveral para nosotros, comparado con nuestro frío invierno.

En la tranquilidad de la ciudad de Niteroi, separada de Rio de Janeiro por la Bahía de Guanabara, recién volvimos con mi primo Mario de hacer algunas compras. Estamos por desayunar y me pongo a escribir sin demasiada ansiedad por el momento, menos de lo que hubiera pensado.

A eso de las 11 hs. pienso salir rumbo al Maracaná para llegar al mediodía a “el lugar” en el mundo para estar el día de hoy, como lo harán 11 jefes de estado y aprox. 75.000 espectadores. Lamentamente no seré uno de los miles de hinchas argentinos que estarán presentes dentro del estadio, pero no me importa mucho.

Estaré en los alrededores del estadio, disfrutando la “previa” de la mayor fiesta futbolera del mundo, una Final de una Copa del Mundo, que decidirá una vez más quién será el mejor equipo del mundo por cuatro años al menos.

Nuestra Selección estará jugando en el Maracaná esta tarde para intentar lograr ese atractivo y muy deseado objetivo, en tan solo unas pocas horas más. Iremos un busca de nuestro propio “Maracanazo”.

Luego de sacar fotos y tratar de absorber parte de la energía “argentina” que traerán nuestros fanáticos al mítico y legendario estadio, hoy renovado para la ocasión, tomaré velozmente el Metro que me llevará a la zona de Copacabana. Ahí espero ingresar a la Fifa Fan Fest, como lo hice ayer para ser testigo de una nueva frustración brasileña, la que confirmó que el “time” no tenía equipo para estar más allá de un cuarto puesto.

Ayer hubo muchos argentinos en medio de pocos brasileños con camisetas amarillas y que no eran una gran cantidad de fanáticos torcedores en total. Muchos de los presentes ayer eran mujeres que querían disfrutar del show posterior al partido. Los decepcionados torcedores se retiraron antes y después de la dura derrota. Pocos se quedaron para cantar, bailar y sacarse la mufa.

Supongo que esta tarde irán varios miles de hinchas como yo que tratarán de entrar a la Fan Fest, y seguramente sólo nosotros ya llenaremos el área cerrada de la Fan Fest y colmaremos la Avenida Atlántica. Muchos quedarán afuera del recinto, así que intentaré llegar en un horario que me lo permita lograr.

El momento cumbre para los hinchas argentinos está a punto de llegar. El Mundial está llegando a su climax, y nuestro equipo es uno de los dos protagonistas de la instancia que definirá al nuevo rey del futbol por los próximos cuatro años.

Ya se ha cumplido el primer objetivo del sueño de todos antes del Mundial: Argentina volverá a jugar en el Maracaná una Final después de 24 años, la quinta de su rica historia sobre un total de 20 torneos mundiales.

No será contra Brasil, la Final soñada por muchos como yo, pero puede que haya sido mejor, para preservar un poco las buenas relaciones entre vecinos y no correr riesgos de hechos violentos que después hubiéramos tenido que lamentar.

Nos estamos preparando para intentar que se cumpla el sueño completo: que Argentina sea Campeón de Mundo por tercera vez en sus 16 presentaciones en mundiales. Intentará concretarlo  frente a Alemania, su rival de las dos últimas Finales que jugó, en 1986 y 1990. La tercera será la vencida para uno de estos dos grandes equipos mundialistas.

Aproximadamente cien mil argentinos estaremos hoy en Rio de Janeiro intentando ser testigos de un momento histórico para nuestro futbol, y partícipes de una fiesta inolvidable en las praias y ruas de Copacabana después del partido. Ojalá que Messi y sus compañeros froten hoy la lámpara y surja el espíritu combativo del equipo sumado a la capacidad ofensiva, para ganar el partido sin llegar a patear penales. No quisiera sufrir la decisión por “penalties”, por el riesgo de perder de esa manera nuevamente con los alemanes, y porque quisiera que seamos capaces de demostrar que somos mejores que ellos y que los holandeses.

Si no fuera posible evitar ganar por penales, igual estaría muy feliz por ganar y festejaría a full como todos los demás acá en Rio, en la Argentina y en todas partes del mundo donde viven nuestros compatriotas fuera del país.

El partido de hoy será muy difícil, pero tenemos nuestras chances. La próxima nota hablará sobre mis expectativas para hoy.

Por el momento, en la previa de la previa, solo tengo optimismo y muchas ganas de cantar: ¡¡¡¡ Vamos vamos Argentina, que tenemos que ganar, que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar !!!!!!!

Nota que le hice a un periodista de Alemania, antes de la Final

Viernes 11 de Julio 2014.

Frente a la Catedral de Rio de Janeiro, le propuse a un alemán que tenía puesta la camiseta de su país, que me hable de la Final que están por jugar el Domingo Argentina vs Alemania en una nota que filmé con mi pequeña cámara digital.

Luego de la nota nos pusimos a charlar y me enteré que es periodista, que es de Munich y simpatizante del Bayern. Hablamos más de media hora en inglés, en una conversación muy atractiva. Supe su nombre cuando me entregó su tarjeta. Es Sven Tröster, y es el «Chief Editor, Content & Customer Services» de la publicación Opta en Munich.

Lamentablemente el video tiene un tamaño mayor al tolerado por el sitio para poder subirlo.

Presento las fotos que nos sacamos juntos, y luego también dos que nos sacamos con él y con Gustavo Alfaro, el técnico que muy meritoriamente sacó Campeón a Arsenal y lo llevó a obtener la Copa Sudamericana hace pocos años.

La épica impulsa a un equipo que no cree en imposibles – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Otra vez, en la final

La épica impulsa a un equipo que no cree en imposibles

Por Cristian Grosso | LA NACION

SAN PABLO.- Cada arenga presagiaba la victoria. Cada rostro estallaba de furia y las venas explotaban de confianza. No había miedo. No eran gritos de pánico ni descargas para exorcizar los fantasmas que merodeaban después de dos horas de batallas tácticas. Estaban convencidos de que iban a ganar. Estaban contagiados de una épica conmovedora.

Abrazados, apretados como en la cancha, fundidos en la hermandad que se transformó en la marca de este seleccionado que con la prepotencia de su orgullo se metió en la final de la Copa del Mundo. Se pararon frente a los penales con tanta energía y determinación que hasta eran capaces de intimidar al destino.

Esta vez nada ni nadie le podría arrebatar a la Argentina el derecho a creer que no hay imposibles.
Un equipo que vive del sufrimiento y la resistencia. Que olfatea la adversidad y afila los colmillos. Un equipo que no parece integrado por un buen puñado de los mejores cracks del firmamento futbolero, sino por tipos comprometidos hasta la médula. Con un carácter impetuoso, rebelados contra la cadena de decepciones que la selección se acostumbró a coleccionar en los últimos 20 años.

Brasil 2014 marcará sus carreras por siempre, al margen de cómo termine la aventura el próximo domingo con la intimidante Alemania, en el Maracaná: ya no son estrellas ni fantásticos, se transformaron en guerreros de una causa que desborda una anabolizante pasión. Son como peleadores callejeros, basta que vean o prueben sangre para arremangarse e ir por más.

La lógica de la paridad empujó la definición a la crepitante vía de los penales. La Argentina le dedicó un asfixiante compromiso al partido, con futbolistas disciplinados en todo momento por respaldar al compañero. Por cubrirlo. Por protegerse entre todos. Faltaron fantasías ofensivas para quebrar el pizarrón en el que se espejaron argentinos y holandeses. Pero la selección jamás soltó las riendas, aunque la descolorida tarde de Higuaín y Lavezzi no representara un abanico ofensivo estimulante. Aunque Palacio y el Kun Agüero tampoco trajeran soluciones desde el banco. Y aunque Leo, sí, también Messi, sólo ofreciera pinceladas intermitentes.

La Argentina se sostuvo en su coraje a prueba de cualquier desánimo. Así como el arco de Chiquito Romero se volvió impenetrable desde los octavos de final, el carácter de la selección también está blindado. A veces hasta un estado de ánimo alcanza para ser campeón, se advirtió hace unos días. Aquel conjunto sin garantías de estilo ni funcionamiento en los primeros partidos del Mundial, de algo está hoy tan seguro como orgulloso: inagotables dosis de tenacidad impulsan a una selección que eligió la inmolación para llegar hasta donde sea.

Mascherano ejerce un natural liderazgo emocional porque es un caudillo que viene de otras épocas, pero esparció semillas de arrojo y perseverancia que alumbraron una fecunda cosecha. Todos le han puesto un precio muy alto a su pellejo.

La Argentina se entregó a martillar con el peso de su alma. Bravía, indómita. Un grupo amotinado contra la fatalidad, por eso en el último minuto del tiempo regular apareció Mascherano para barrer el mano a mano que a Arjen Robben se le había negado en todo el partido y ya paladeaba. La lluvia que regaba el estadio Itaquerao invitaba a la epopeya, al relato legendario. Y el desfiladero tapizado de piezas de ajedrez condujo a los penales que, por antecedentes, obligaban a observarlos con desconfianza. Con el recelo de aquel que se encuentra con un desengaño.

Pero en la cancha estaban los vengadores con su avasallante personalidad. Para desquitarse de heridas de ayer, para desagraviar a otras generaciones. Para espantar los peores pronósticos cuando espiar el pasado cercano recordaba la final perdida con Brasil en la Copa América de Perú 2004. Y la eliminación con los alemanes en Berlín, en los cuartos de final del Mundial 2006. Y la ingrata Copa América de 2011, en casa, cuando Uruguay destrozó aquella esperanza.

Todos esos mazazos habían llegado por penales. Pero el espíritu de los gladiadores tenía el antídoto para que la selección se quedara con cuatro de las cinco definiciones que asumió en los mundiales. Para que la figura de Romero se vistiera de héroe al atajar dos remates y, por un instante, impregnar al estadio con aquella fragancia de Italia 90. Sólo por un instante, porque el nuevo desafío será torcer ese recuerdo, aunque el rival sea el mismo. En realidad, éste es mucho mejor. Atención: los vengadores son inconformistas. Al final, la emoción los atrapa y lloran. El latido de todos juntos construye un equipo feroz.

El equipo que calca la historia – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Opinión

El equipo que calca la historia

Por Daniel Arcucci | LA NACION

SAN PABLO.- En este atardecer del 9 de julio de 2014, Chiquito Romero, gigante, camina hacia el arco con la misma confianza con la que el Vasco Goycochea, enorme, caminó aquel anochecer del 3 de julio de 1990. Arde San Pablo ahora como ardía el San Paolo entonces, aunque acá en Brasil hace un frío que cala los huesos, en medio de una lluvia triste, y allá en Nápoles estábamos en plena «estate italiana», con un sofocante calor de verano.

Ya escuchó, Romero, cómo Mascherano le gritó que iba a ser un héroe, así como Goycochea había escuchado de boca de Maradona que iba a atajar dos. La confianza se la ganaron en plena competencia, la misma que les había faltado antes de llegar al Mundial. Ya escuchó el equipo, también, cómo más de medio estadio se le ponía en contra, con brasileños que de pronto se habían transformado en holandeses, acá, así como los napolitanos se habían visto obligados a dividir su pasión, allá, con una bandera que lo explicaba: «Diego, Nápoles te ama, pero Italia es nuestra patria».

Parece empeñado, este seleccionado de Sabella, en recorrer el mismo camino que aquel de Bilardo, casi un cuarto de siglo después. Rompe maleficios, calca la historia. Igual de cerrado en sí mismo ante las críticas, primero. Igual de convencido para elegir un perfil, aunque no sea el más simpático, después.

El día que comprendió que la fórmula de los cuatro fantásticos no funcionaba, eligió el camino de los once guerreros. Y allá va, como aquél. Casi disfrutando el sufrimiento. Haciéndolo parte de su personalidad. Ni cerca ha estado de ser el equipo más vistoso del torneo y ya no lo será, pero así llegó hasta donde llegó. Como aquél.

Romero atajó el primero, a Vlaar, así como Goycochea había atajado el último, a Serena. Fue como si la serie de penales hubiera continuado, de manera mágica, con las imágenes en pausa durante 24 años. La proeza, después de un partido cerrado, táctico hasta la exasperación, vuelve a ubicar al equipo en el deseado séptimo partido y en el escenario soñado. En el estadio Olímpico de Roma debía estar Italia; en el estadio Maracaná de Río debía estar Brasil. Pero uno no estuvo y el otro no estará. Estará la Argentina contra Alemania, otra vez. Como entonces…

El plan de Sabella en la batalla del Itaquerao – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Un duelo de estrategias

El plan de Sabella en la batalla del Itaquerao

Por Christian Leblebidjian | LA NACION

SAN PABLO.- No recuerdo haber visto un partido así. Tan táctico, tan posicional, tan estratégico desde sus duelos en los uno contra uno, desde las telarañas defensivas y las búsquedas de contraataque.

Algo muy parecido se vio en el calor de Barranquilla, en 2011, en aquel partido que la Argentina le ganó a Colombia 2 a 1. Leonel Álvarez, DT local, pensó: «Para que a Colombia lo agarren con espacios en su defensa, primero tiene que atacar». Y no atacó, le planteó un partido «espejo» al plan argentino, cortándole la posibilidad de contraataque, el mayor potencial del equipo de Sabella. Aquel primer tiempo fue como todo el partido de ayer.

En el extremo de intensidades y búsquedas ofensivas se pueden ubicar los duelos entre el Barcelona de Pep Guardiola y el Atlético Bilbao de Marcelo Bielsa: golpe por golpe, defensas de dos contra dos, avances respaldados con cinco o seis jugadores, dos equipos asumiendo riesgos hasta el final de sus posibilidades, miles de situaciones.

Lo de ayer fue distinto. Quedará como la batalla del Itaquerao: presión en la mitad de la cancha, marcas asfixiantes sin necesidad de abusar de las infracciones (sólo 10 de la Argentina contra 15 de Holanda), movidas de ajedrez, paciencia de ambos lados para jugar la pelota el mayor tiempo posible sin ponerla en riesgo, infinidad de pases atrás hacia los arqueros.

Durante 120 minutos hubo apenas tres situaciones de gol: el tiro libre de Messi y la chance desperdiciada por Palacio. Por el lado holandés, el cierre salvador de Mascherano ante Robben. Casi no hubo remates desde fuera del área y de las 15 pelotas paradas (8 del lado argentino y 7 de Holanda), sólo la de Garay generó algún murmullo. Es que los futbolistas habilidosos tampoco estuvieron finos en las ejecuciones de los centros.

El pizarrón de Van Gaal fue interesante, como en toda la Copa: sorprendió con De Jong y aun así tenía la chance de armar cuatro equipos posibles. Pero, como se suponía, volvió al 5-3-2 que había utilizado ante España, Australia, Chile y México, porque no le había conformado el 3-4-3 planteado ante Costa Rica.

No sólo eso: Sneijder arrancó haciéndole marca personal a Biglia, para taparle ese primer pase; Wijnaldum tenía que controlar de cerca a Mascherano (no encimarlo, tenerlo ahí), De Jong fue con Messi, Kuyt con Lavezzi y Blind con Enzo Pérez; incluso Van Persie, en el retroceso, tenía que bajar hasta la mitad de la cancha para tener en la mira a Garay en caso de que fuera alternativa de descarga.

¿Qué estaba en la mente de Van Gaal? Obligar a la Argentina a jugar por el callejón central, presionar y esperar el momento justo para anticipar, robar, y tratar de llegar en tres toques hasta Romero. Un par de veces logró que sus rivales cayeran en la trampa.

La Argentina salió 4-4-2, pero (para jugarle «espejo» a Van Gaal) durante varios pasajes utilizó la línea de 5. No le hizo falta a Sabella confirmarla desde los nombres, ya que la armó con Mascherano entre los centrales, pero también ocasionalmente con Lavezzi o Enzo Pérez como laterales derechos, cerrándose Zabaleta como un central más.

«Vamos a atacar con la gente necesaria y no con más», había dicho el DT un día antes. Para que no lo agarraran mal parado, casi no atacó. Y, cuando lo hizo, apenas desprendió tres o cuatro jugadores. Así neutralizó la principal carta ofensiva de Holanda. Sabía que, en espacios reducidos, le cuesta progresar. Así fue.

Para que el plan fuera perfecto, a la Argentina le faltó insistir por la derecha, ir más decidido para atacar por el costado izquierdo holandés. Van Gaal vio el déficit y con un solo cambio (Janmaat por Martins Indi) modificó casi toda la defensa. Sabella tuvo, en un momento, a cuatro delanteros, pero nunca se salió del «espejo». No asumió riesgos y por eso fue empate. Y si bien Argentina festejó en los penales, los técnicos quedaron a mano.

Escribo desde el corazón – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Escribo desde el corazón

Por Juan Pablo Varsky | Para LA NACION

SAN PABLO.- Algún día voy a escribir de Mascherano, el nuevo prócer del fútbol argentino. Del partido descomunal que hizo, de ese corte en la última jugada del segundo tiempo, cuando por única vez Robben pudo entrar en el área con peligro. De su llanto del final, que te dan ganas de abrazarlo y llorar con él.

Otro día escribiré sobre Sergio Romero, «el arquero sin ritmo» que nos puso en la final. En otro momento escribiré sobre Garay, ese central que sigue anulando delanteros. Ayer, Robin van Persie y Huntelaar se sumaron a la lista de Origi, Lukaku, Drmic, Seferovic.

Queda pendiente la crónica sobre Martín Demichelis, el hombre que le ganó al estigma. Ya está Martin. Olvídate del boliviano Marcelo Martins. Quedó archivado. Marcaste al futbolista más desequilibrante del torneo con aplicación y concentración durante 120 minutos.

El cuadrado fantásticos de centrales y medios se completa con Lucas Biglia, Mr. Juego Simple. Corre, piensa y se la pasa a un compañero. Y a Pablo Zabaleta, un líder por consistencia y por autoridad. Y a Marcos Rojo; ése que te hacía reír cuando repasabas el equipo, hoy te emociona por su esfuerzo y su rigor en la marca. No pasa nadie por ahí. No hace falta que le pidas perdón.

Vinimos a ver el ataque argentino. La defensa gana campeonatos. Algún día recordaré el destino de elegido de Maxi. Hace ocho años, la clavaba en el ángulo ante México. Hoy acierta el último penal. ¡Y cómo se rompió el alma en su querido Newell’s para ganarse su tercer Mundial!

Ya está, Rodrigo. No te tortures más con la jugada del suplementario. Desde arriba era fácil dejarla bajar un poquito y darle de zurda. ¡Buena, Kun! Te falta mucho, pero te quedas con sensaciones positivas de la prórroga y metiste tu penal. Clave, para darle dos match-points al equipo.

Otro día voy a destacar el partidazo de Enzo Pérez. La personalidad y el atrevimiento para pedirla y gambetear hacia adelante. Se entendió muy bien con Higuaín, otra vez muy dinámico y preciso con la pelota. Yo no los hubiera sacado, pero Sabella sabe más que cualquiera de nosotros, aun cuando sus decisiones no nos gusten o no tengan el efecto deseado dentro de la cancha. Humildad y trabajo, dijo luego del triunfo.

El trabajo paga. Siempre. Los hechos, como evidencia y como respaldo. Ya habrá tiempo para valorar el funcionamiento, la inteligencia y el coraje que mostró el equipo ante la brava Holanda en un ajedrez futbolístico.

Otro día le tocará a Lavezzi, el favorito de las chicas. El hombre del equilibrio, que le dio simetría y balance al equipo cuando entró por Agüero ante Nigeria para nunca más salir. Y también habrá para Di María, por su gol ante Suiza, fundamental para llegar hasta acá.

No hay equipo sin plantel. Basanta, Gago, Fede y Augusto Fernández, Campagnaro, Ricky Álvarez. Los arqueros Andújar y Orion, siempre alentando y ayudando al titular Romero. «Te comés el mundo y te convertís en héroe», le dijo Mascherano antes de los penales.

Leo, faltas vos. Fue duro contra el enorme De Jong. Vas a jugar una final del mundo. Tus compañeros te llevaron al Maracaná. Ahora te toca llevarlos a la gloria. Domingo 13 de julio es tu fecha con la historia. Y ante Alemania, justo los que te sacaron de tus dos Mundiales anteriores. La mesa está servida, Enano. Es tu turno.

Habrá tiempo y espacio para el análisis. Hoy, no. Estoy llorando de la emoción y escribo lo que puedo, lo que me va saliendo del corazón.

Finalista por dura y rebelde – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Un equipo que cumple objetivos

Finalista por dura y rebelde

Por Claudio Mauri | LA NACION

SAN PABLO.- De rebelde alcanzó la final. De porfiada y tenaz. De convencida de que ése era su destino y ni la rocosa Holanda la iba a apartar. Cumplió con su idea fija, con su misión impostergable.

Dura es esta Argentina, como la cabeza de Mascherano, que recibió un golpe como para causarle una conmoción cerebral y siguió jugando porque el corazón lo tenía intacto, le seguía bombeando sangre guerrera. Dura como la mandíbula de Zabaleta, que de un choque con Kuyt le quedó como si se hubiera cruzado con Mayweather. A morder una gasa y a seguir jugando, que la batalla necesitaba de todos los soldados, aunque estuvieran heridos y extenuados. Dura como ese brazo vendado de Biglia, que se retuerce de dolor tras un topetazo con Clasie, pero ni se le ocurre abandonar.

En el Itaquerao, un nombre que al pronunciarlo hasta se le encuentra alguna resonancia belicista, se disputó una batalla, no violenta ni con mala intención, pero sí muy táctica, áspera, de choque repetido, de conquista por cada centímetro del campo como si fuera la tierra prometida.

En capacidad de sufrimiento no le gana nadie a esta Argentina. Quedó demostrado una vez, como en anteriores partidos. Y de fútbol anda corta, pero tampoco se encontró con algún rival que la haya superado en ese rubro, en el que Alemania impresiona con su juego académico. Ése es el Everest que le espera el domingo en el Maracaná, pero no es menor que ya haya hecho cima con una final.

El seleccionado que llegó al Mundial con la etiqueta de los Cuatro Fantásticos y un poder ofensivo que era la envidia de todos sigue adelante porque encontró la manera de ser un bloque compacto en defensa, de juntar esas líneas separadas que tanto desvelaban a Sabella, de dar un paso atrás y ser más selectivo en los ataques. Del golpe por golpe al estudio, el cálculo y la especulación. La Argentina no juega con una sonrisa, es seria. Por cada caricia que le niega a la pelota aprieta los dientes con más fuerza. Apechuga, resiste y asalta.

Antes del Mundial, desde estas líneas se aventuró que Sabella no es la clase de técnico de morir con las botas puestas, por aquello de mantener a los Cuatro Fantásticos contra viento y marea. Es de elegir calzado para cada ocasión. Y las circunstancias, las lesiones y su buen ojo lo llevaron a dar con esta horma que no muchos hubieran aventurado hasta hace unas semanas.

Con la elección de Demichelis para darle seguridad y aplomo a una zaga central que tiene en Garay a uno de los mejores del Mundial en su puesto. Con Biglia levantando junto con Mascherano una aduana en la que quedan muchas pelotas. Con Enzo Pérez sumándose a la causa con solidaridad y sentido colectivo para cubrir la sensible baja de Di María.

Esta Argentina dependiente de Messi es capaz de sobrevivir a una noche apagada de Leo, y con poca compañía, que también hay que decirlo. El equipo, guste más o menos, fue apareciendo mientras fue superando etapas con un aporte individual decisivo por encuentro. Primero fue Messi, después se sumó Di María, otra tarde fue Higuaín y ayer fue el turno de Romero, este arquero sin continuidad en Monaco que, en vez de olvidarse de atajar, acumuló ganas para demostrar su valía.

La semifinal fue fea para ojos imparciales y un parto para los que la siguieron con algún interés en particular. Una partida de ajedrez, con tablas constantes. Mucho estudio, poco atrevimiento. Con parejas: De Jong siguiendo a Messi, Sneijder tapando a Biglia.

Fue un partido de defensores, sobre todo de los zagueros centrales, que impusieron condiciones. Notable la actuación de Vlaar en el anticipo y en el corte. Imponentes Garay y Demichelis. En ese contexto, era lógico que las ocasiones de gol escasearan.

Holanda tenía un gran despliegue, pero poca creatividad para encontrar a Robben y Van Persie. Los ingresos de Palacio y Agüero suponían una mayor agresividad ofensiva que no fue tal, si bien el delantero de Inter resolvió mal con un cabezazo débil la situación más clara de los 120 minutos. El destino de los penales era inexorable. Situación límite para esta Argentina que no siente vértigo, especialista en salir con vida cada vez que está entre la espada y la pared.

El peregrinaje hacia una Final histórica – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Cómo lo vivieron los hinchas

El peregrinaje hacia una final histórica: los argentinos

Hubo 25.000 simpatizantes albicelestes en el Itaquerao; aunque fueron visitantes, cargaron a los brasileños por su eliminación y sufrieron por los penales

Por Nicolás Balinotti | LA NACION

SAN PABLO.- Dicen las paredes en la estación de tren Itaquera: «Brasil, camino al hexa». Saluda otra pintada, con cuidado arte callejero: «Bienvenidos al Mundial». El color de las banderas hace parecer que el mundo está reducido a ese pedazo de muro. Hay que detenerse en el mensaje. Porque lejos de un cálido recibimiento, los argentinos ingresan en el estadio como quien pone un pie en tierra enemiga.

Sobre la cuesta que une la estación con los accesos, una brasileña de tez morena y ojos incoloros guía a la marea con un altavoz. Lo hace subida a una banqueta alta, como la de los árbitros de tenis. «Que levanten la mano los de Holanda», grita. Los de naranja saludan, vivificados por varios litros de cerveza. «Un vamos para los de Argentina», intentan animar a la otra parcialidad. Los argentinos le responden con ironías: «Te comiste siete», y le exhiben el número, con los dedos de las manos. Lo que queda de la rampa se trepa a los cánticos: «Brasil, decime qué se siente.»

Antes de cruzar el primer control, tres amigos de Victoria se roban la atención con la leyenda de sus camisetas: «Vai embora, 1-7, 8 de julio de 2014». Otra referencia con sarcasmo para los brasileños, todavía incrédulos ante una eliminación que será eterna, tanto o más que el Maracanazo del 50.

El Itaquerao espera en la cima. Desde lejos, se distingue como una maqueta en obra. Con el Mundial ya casi terminado, el estadio muestra aún muchos cabos sueltos. En el peregrinar del público se cruzan argentinos, holandeses y brasileños vestidos de naranja. También hay hinchas de otras nacionalidades, que lejos de ser neutrales, se vuelcan por algún equipo. Así lo demuestran los bolivianos Fabio y Oscar, vestidos de coya de pies a cabeza, y dispuestos a «alentar a los hermanos sudamericanos».

En uno de los accesos se encuentran el sindicalista Pablo Moyano y Martín Redrado. ¿Alianza en puerta entre el camionero y uno de los economistas favoritos de Sergio Massa? No da la sensación, a pesar del afectuoso abrazo. Para los políticos, los mundiales siempre son una excusa para huir del país.

Adentro, el Itaquerao es un hervidero. Ni la intensa garúa nubla el entusiasmo de unos 25.000 argentinos que se sienten visitantes, pero que así y todo desafían a los locales. «Esta lluvia de mierda no quiere parar, es Brasil que no para de llorar», gritan a coro. Como réplica, surge una tormenta de abucheos y una melodía que suena a desahogo: «Pentacampeón».

El nerviosismo de un empate que parece inquebrantable baja la tensión. La rivalidad entre argentinos y brasileños ahora es muda, con cruce de miradas hostiles y gestos. La Argentina y Holanda igualan, y el azaroso ritual de los penales dirá quién jugará la final con Alemania. Los nervios se anidaban en los estómagos de los simpatizantes.

Están todos petrificados, encomendados a la lotería de la definición desde los doce pasos. Las atajadas de Romero se gritan con alma, como un gol. Esta vez el héroe no es Messi, sino que es él. Ese arquero que sonríe cara a cara con una hinchada que alguna vez lo puso en duda. Como a Goycochea, en los lejanos 90.

AL FINAL, MÁXIMA ALENTÓ A LOS HOLANDESES
Luego de muchas especulaciones, el Palacio Real de Holanda zanjó la duda sobre el seleccionado al cual alentaría la reina Máxima. La Federación holandesa comunicó que había recibido el deseo de «suerte» de los reyes Guillermo y Máxima, que fue leído a los futbolistas por el entrenador Louis Van Gaal antes del partido.

Fuimos locales otra vez !!!!!

Estuve en las adyacencias del estadio Arena Corinthians y de la Fifa Fan Fest el histórico día 9 de Julio de 2014, en el que Argentina volvió a lograr un pase a la Final de una Copa del Mundo luego de 24 años de espera y frustraciones, después de perder la Final contra Alemania ( justamente nuestro futuro rival ) en Italia 1990. En la fecha de conmemoración de una fiesta patria tan importante, los argentinos en nuestro país, en el exterior y especialmente los que estamos en Brasil, nos dimos un gran gusto y tuvimos una enorme alegría futbolera !!!!!

La jornada fue muy larga e intensa para mí, así que la nota será un poco larga, pero espero que la encuentren sabrosa. La mayoría de los buenos momentos que pasé están registrados en las fotos que acompañan esta nota, que espero que disfruten aunque sea algo de lo mucho que yo lo hice mientras las tomaba.

Ayer los argentinos coparon San Pablo. Muchos estuvieron viendo el partido dentro del estadio, pero muchísimos más que no tenían entradas como yo que ni me preocupé en intentar conseguir una ( se trataban de vender a un valor entre 3000 y 4000 Reales en la previa por internet, unos u$s 1350 a 1800 ), estuvimos pululando por la zona de la Fifa Fan Fest, principalmente.

Empecé la previa al partido viajando en el tren express que sale de la antigua y muy atractiva Estación Luz, que llega al estadio sin escalas en unos 20 minutos. Como me pasó el día del partido con Suiza, que me encontré en el Metro ( subte ) con Andy Kusnetzoff, Sebastián Wainraich y Gabriel Schultz ( quienes compartieron la conducción de TVR antes de la etapa actual de Gabriel junto a Pablo Rago ), en mi vagón viajaba conmigo una joven notera de O Globo, que empezó a entrevistar a unos argentinos que viajaban en el medio del mismo.

Me acerqué, saqué una foto y en ese momento ella me miró y me empezó a preguntar por el partido. Hice varios comentarios en mi portugués semi-rudimentario, y uno de los argentinos me alentaba y me decía “Bien Macaya !!!!”.

A la salida del tren nos sacamos una foto con ese grupo de argentinos, y yo seguí sacándole fotos a la periodista mientras entrevistaba a un holandés en el andén. La productora me dijo que no sacara fotos con flash, ya que estaba saliendo en vivo !!! y que las notas las podía encontrar en internet. La voy a buscar.

Como en el partido de Cuartos frente a Suiza, nuevamente me instalé a la salida de la estación de tren, donde tenía que desembocar todo el público que quería ingresar por la entrada “Leste”.
Tomé y compartí un montón de fotos con holandeses/as, argentinos/as de distintos puntos del país y turistas de otros países. Una de los mejores recuerdos es una que me saqué con un alemán que llevaba puesta su camiseta, y mientras yo levantaba el pulgar para la foto, él marcó el número 7 con sus dedos, con lo cual aparecemos recordando el 7 a 1 del día anterior frente a Brasil. La foto no estuvo armada, y quedó muy graciosa, salvo para los brasileños que la vean.

Como en otros partidos, también se jugó el Mundial religioso. Estaban presentes en la zona de la estación un grupo de brasileños evangélicos repartiendo folletos y con una bandera que decía “We are more than conquerors in Christ”, y dos pares de chicas centroamericanos con carteles como “Brazil and Barbados for Christ” y “Argentina para Cristo”. Me saqué fotos con las chicas y sus carteles.

Al regreso viajé en el vagón del tren con un grupo numeroso de holandesas que al igual que yo habían ido a participar de la previa. Como la mayoría de los holandeses, estaban vestidas con detalles estrafalarios, para participar de los partidos como si fueran a una fiesta. Es un rasgo muy distintivo de esa hinchada, que ya había percibido en el partido contra Chile cuando estuve en el mismo estadio de ayer en San Pablo el día de mi llegada a Brasil.

El color naranja presente en la ropa de todos, ya sean hombres o mujeres, sumado a la belleza femenina de las nacidas en tierra de su Reina, nuestra Máxima, invitaron a sacarles fotos en los dos partidos que jugaron en San Pablo y al que vi contra Costa Rica en la pantalla de la Fan Fest. Todos son muy simpáticos y sonrientes, y se prestan naturalmente a ser fotografiados solos o si uno quiere sacarse una foto con ellos. En la Categoría Fans de Holanda del Blog, podrán encontrar unas cuantas fotos muy simpáticas y coloridas de ellos y ellas.

Aunque calculé volver desde el estadio con tiempo para entrar en la Fifa Fan Fest, nuevamente no pude ingresar. A las 15:50 hs., o sea una hora y diez minutos antes de empezar el partido, el espacio para presenciar el partido a través de una pantalla gigante, estaba colmado por 25.000 o 30.000 personas, de acuerdo a la capacidad que se anuncia oficialmente acá, y no permitían el ingreso por ninguno de los dos accesos, al numeroso público que se encontraba en la zona tratando de entrar.

Yo me quedé resignado en el área del acceso cercano al Teatro Municipal, y aproveché para reiterar el rito de hacerme pintar la cara, como lo hice en el partido contra Suiza. No soy cabulero, pero me gustó repetir el gesto y quería tener un toque personal. Pedí que mi bandera estuviera como flameando.
Bajo una leve y persistente lluvia me dirigí al espacio adyacente al mismo lanchonete en el cual me había instalado a ver el partido frente a Suiza. Había muchísima más gente que el día que jugamos los Octavos, y me sorprendió que hubiera muchos brasileños. Ese día era feriado en San Pablo, y por eso calculo que también se llenó la Fan Fest con muchos de ellos que fueron a alentar en forma mayoritaria y abierta a los holandeses y a oir el show posterior al match.

Vi el partido apretujado, con clima de cancha, ya que hubo cánticos de los argentinos que eran muchos y hubieron algunos momentos en que un grupo de brasileños entonaba sus propios cantos.
El partido no fue emocionante, pero el climax llegó al final de los 90 minutos, cuando Mascherano evitó con su estirada y excelente barrida el gol de Robben, durante el segundo suplementario cuando Argentina estuvo cerca de hacer el gol por medio de Palacio y alguna otra jugada que llevó peligro, y principalmente durante la serie de penales.

Las atajadas de Romero se gritaban como si fuera un gol, y el delirio empezó cuando Maxi Rodríguez clavó el gol definitivo. Fue un pandemonium, y en ese preciso momento me robaron la billetera, que yo la venía tocando constantemente, cuando me desacomodaron en el medio del festejo todos apiñados.
Por suerte no tenía en ese lugar el pasaje a Rio de esa misma noche, los tickets de las valijas que había dejado en depósito en la Rodoviaria, ni mucha plata. Fue un gran disgusto y me costó bastante asumir la situación y sumarme a la fiesta. Junto a mí le robaron un celular a un argentino, y en la Rodoviaria otro me contó que le habían robado de la misma manera que a mí. Por lo visto, los pungas no son solo nuestros….

Luego de no encontrar la billetera tirada mientras todos festejaban como locos a mi alrededor, me dirigí a la zona del Teatro Municipal, donde se había congregado el grueso de argentinos para festejar. Estuvo muy divertido, con los cánticos de siempre, destacándose principalmente el dedicado a los brasileños ( Brasil, decime que se siente, tener en casa a tu papá… ) y a los ingleses ( el que no salta es un inglés ), y el clásico y muy apropiado por la ocasión: y ya lo ve, y ya lo ve, somos locales otra vez !!!!!!

Como llovió en varios momentos de la tarde y noche, cada vez que se intensificaba, los hinchas cantaban un cántico alusivo a la lluvia vinculándolo con los llantos de los brasileños por su humillante derrota, y se acordaban del resultado 7 a 1 gritando todos los números del uno al siete para recordar el histórico partido.

Créase o no, y pese a algunos cánticos, habían chicas y chicos brasileños con ganas de participar en el festejo, y algunos bailaban al ritmo de los tambores de nuestros hinchas. Otros más alejados, contemplaban la fiesta que les hubiera gustado tener a ellos.

Como me había quedado sin batería de mi máquina de fotos, me acerqué a unos chicos y chicas, que luego supe que eran de Campana, que estaban sacando fotos de los hinchas que estaban colgados de un bello y antiguo farol frente al teatro. Era una muy buena foto que yo saqué antes de quedarme sin batería, pero no me había salido bien por las limitaciones de mi máquina para sacar buenas fotos nocturnas.

Les pasé mis datos del Blog y les pedí si me podían mandar fotos del festejo para subirlas. Todos fueron muy agradables, y saltamos y cantamos un rato juntos. La joven fotógrafa me contó su historia. Vino con su marido de luna de miel, en un viaje que lo habían soñado durante mucho tiempo. Los dos son re-futboleros. Le pedí que me escribiera contando en detalle su experiencia del viaje, ojalá que lo haga !!!

Los festejos se empezaban a apagar cerca de las 22 hs., cuando decidí que ya era hora de irme a la Rodoviaria. Tomé el Metro en busca del ómnibus que me llevara a a Rio, con salida a las 23 hs, recordando uno de los cantitos que cantó la hinchada un rato antes frente al teatro: “Hace frío…. hace frío…. yo por eso… me estoy yendo a Rio” !!!!!

Me volvieron las ganas de saltar de alegría pensando que en unos pocos días más estaría disfrutando junto a nuestra selección en la cidade maravilhosa, de una nueva Final de Copa del Mundo que jugará la Argentina, la quinta en su historia.

Seguramente el Domingo 13 de Julio 2014 en Rio de Janeiro, seremos locales otra vez como lo fuimos hasta ahora !!!!!!

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Daniel Arcucci > Mundial Brasil 2014

Martes 08 de julio de 2014 | 20:15

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil

Por Daniel Arcucci | canchallena.com

Hace ocho años, en su Mundial, los alemanes terminaron dando una vuelta olímpica en Dortmund, aplaudiendo a la gente y aplaudidos por la gente, mientras por en altoparlantes de ese estadio famoso por la resonancia de su fervor sonaba la más hermosa música de los Mundiales, «Un’estate italiana». No, no habían ganado. Perdieron con Italia, justamente, aquella semifinal y días más tarde volvieron a celebrar, esta vez el tercer puesto, después de ganarle a Portugal. Al día siguiente, Berlín fue una fiesta.

Y al siguiente, volvieron a trabajar en lo que ya venían trabajando.

Ocho años después, con la camiseta del Flamengo en lugar de la clásica blanca o de la verde alternativa, como si hasta eso hubiera estado pensado, le dieron una paliza histórica y una verdadera lección de fútbol nada menos que a Brasil, en su Mundial, tras haber incorporado como propias señas de ese juego que por estas tierras se ha jugado como en ningún otro lado.

Explicar semejante resultado solamente por el grado de conmoción y desconcierto con el que los futbolistas brasileños han padecido todo este Mundial, ya no sólo este partido, sería una injusticia tan grande como suponer que este fenómeno de Alemania ha surgido simplemente de una combinación generacional de excelentes futbolistas.

La más brasileña de las Alemanias masacró a un Brasil al que sería irrespetuoso (con Alemania) calificar de alemanizado, se construyó por decisión propia y por estrategia estructural. Lo que se vio en el Mineirao, lo que ya se había visto en el Fonte Nova contra Portugal es, en definitiva, el trabajo de años, tras haber disfrutado el Mundial que no ganaron.

Vale leer, una y otra vez, aunque suene reiterativo, a Jürgen Kloop, el excéntrico y formidable entrenador del Borussia Dortmund, para entender todos los por qué.

«Se impuso a los clubes la obligación de tener centros de rendimiento: profesores de fútbol, entrenadores juveniles mejor preparados y mejores condiciones. Y el que no los tenía, no conseguía licencia ni para Primera ni para la Segunda División. Eso fue muy útil y ahora tenemos una cantidad increíble de jugadores con talento. No dejan de aparecer nuevas promesas. Nos hemos vuelto más valientes sacando al campo a chicos de 17 años. Las cosas han cambiado tanto que ahora lo que nos falta es el juego aéreo. El gran impulso evolutivo de principios de los 90 vino con el cambio a una marca en zona centrada en la pelota. Ya no se marcaba al jugador. En Alemania, hasta 1994, si tu marca se movía, le seguías hasta el baño. La marca en zona hizo que no tuvieras que limitarte a destrozar el juego contrario, sino que podías desarrollar tu propio juego», reveló hace un tiempo, en una entrevista en la que también decía, por ejemplo: «El mundial de 2006 supuso la mejor publicidad para Alemania. No sabíamos que podíamos ser tan despreocupados, felices y alegres como país. Tuvimos cuatro semanas de clima español, lució un cielo azul. Todos estaban de buen humor, todos amaban la vida. Pero también está dentro de nosotros no gastar más de lo que se ingresa.».

Y también está dentro de ellos construir lo que no tienen. Alemania se convirtió en una máquina de fútbol, demasiado para este pobre Brasil. Para entenderlo, para explicarlo, hay que empezar de adelante para atrás. Porque allá adelante es donde terminan apareciendo todos, no se sabe quién ni cuándo. Fue Müller después de un córner, fue Klose para batirle el récord (encima) a Ronaldo, fue Kroose dos veces para demostrar que no importa el gol importa más que el rol, que todos lo buscan. Schuerrle, por supuesto, cuando le toca entrar, pero también Khedira, que en su seleccionado ataca más que en el Madrid. Y cuando hace falta, aparece Hummels por arriba. Y si no alcanza con Schweinsteiger y Lahm para equilibrar, siempre estará Neuer en el arco, para poner las manos y el pecho. Neuer, justamente, que en alemán quiere decir «nueva». Nueva Alemania, que ataca, que toca, que juega como en otras épocas lo hacía Brasil.

Masacre irrepetible – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Juan Pablo Varsky > Mundial Brasil 2014

Miércoles 09 de julio de 2014 | 08:15

Masacre irrepetible

Por Juan Pablo Varsky | Para canchallena.com

Bastian Schweinsteiger estaba feliz. Aún no había comenzado el partido y ya sonreía. Disfrutaba del escenario, del contexto y de enfrentar a su admirado Brasil, dispuesto a jugar con el corazón y su gente. Alemania confiaba en su cabeza y su funcionamiento. El local arrancó con enjundia, como ante Colombia. Ganaba las divididas, buscaba a Hulk a la espalda de Lahm, soltaba a Marcelo por ese mismo lado, intentaba el desborde con Bernard en la derecha. El estadio aullaba. Duró cinco minutos.

El Flamengo europeo comenzó a tocar y moverse con sus líneas juntas, no tan adelantadas como en juegos anteriores. Tenía un plan: imponer supremacía en la mitad de la cancha, coparle la zona a Luiz Gustavo y a Fernandinho. Schweinsteiger se paró como libero delante de los cuatro del fondo. Vértice retrasado, armó un triángulo con los autores materiales de la masacre futbolística: Sami Khedira y Toni Kroos. Brasil, presión y contraataque. Alemania agrupada al balón a ras del piso con transiciones integrales, únicas en el fútbol actual. Atacan y defienden los 11.

Marcelo perdió la bola en una proyección. Khedira hizo su primer daño en ataque. Córner. Un desmarque colectivo distrajo a David Luiz. Ese animal competitivo llamado Thomas Müller aprovechó la soledad. 0-1, cuarto gol alemán de pelota parada en esta Copa. Toni Kroos, ese crack todoterreno con nombre de skater, empezó a dictar el tempo. Tic, tac. Una corta, una pared, un cambio de frente y más. Khedira se sumó a la fiesta del movimiento con apariciones por todos lados. Boateng salía limpio con pases por abajo de diez metros para adelante, siempre a un compañero. Sin la pelota, el equipo mostraba esos retrocesos tremendos con todos involucrados. Müller con Marcelo, Ozil con Maicon. Un 4-1-4-1 de foto, de punto de partida.

La táctica de Alemania es moverse todo el tiempo. La desorganización organizada, compartiendo la pelota y peinando el pasto con su juego al ras. Müller metió una puñalada desde la derecha. Kroos atacó por el centro y sirvió a Klose. 0-2. Historia. En su cuarta semifinal consecutiva, dejó atrás a Ronaldo, comentarista de O Globo. Lahm nos recordó que sigue siendo el mejor lateral derecho del mundo. Desbordó y metió el centro atrás. Toni Kroos cumplió otra vez con el concepto de que llegar es mejor que estar. 0-3. Un minuto más tarde, presionó a Fernandinho. Se la robó en tres cuartos y combinó con su socio Khedira. El del Madrid lo dejó solo para otro pase a la red. 0-4. Segundos después, Hummels anticipó y salió con prepotencia desde el fondo. Khedira y Ozil armaron la jugada. Baby Kirchner sirvió el gol con otro pase adicional alla San Antonio Spurs. Sami, el crack con cara de actor porno, tuvo su propio final feliz.

Esa media hora entera fue un largo orgasmo futbolero. La mejor de la historia. Disculpen, nostálgicos. Respeto y admiración por Brasil del 70 o la Holanda del 74. Ningún equipo había jugado como Alemania en el Mineirao. Aún no es campeón y eso cuenta. Tanto como que su actuación colectiva de anoche será irrepetible. En el segundo tiempo jugó Neuer con seis atajadas. Entró Schuurle y decoró la peor derrota de Brasil en su vida. 1-7. Chocaron los planetas. El público cantó olé, gritó el gol de Óscar y silbó al final. Scolari saludó a todos. Felicitó especialmente a uno. Mientras lo escuchaba, un respetuoso Bastian Schweinsteiger sonreía y seguía disfrutando de todo, aun más feliz.

Otro Maracanazo – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Ezequiel Fernández Moores > Mundial Brasil 2014

Martes 08 de julio de 2014 | 23:33

Otro Maracanazo

Por Ezequiel Fernández Moores | Para canchallena.com

SAN PABLO.- Alemania hace el tercero y la señal de la TV se corta. Roberto, que sigue el partido también por la radio y había avisado segundos antes los tres primeros goles, queda a cargo de la trasmisión. «¿Sabés por qué estuve siempre en contra del Mundial? Porque gastamos fortunas en estadios -me dice- y en los hospitales no hay ni para comprar jeringas».

No puede seguir su discurso. «¡Cuarto. Cuatro a cero!», avisa. Pedro, a su lado, guarda la bandera. «Esto es peor que 1950». «¡Cuatro a uno!», grita un joven en la puerta. «Ricardo -le exigen desesperados al dueño del bar- arregla esa tele». Error. Es cinco-cero. Me vine a ver el Mundial a Brasil y asisto al Maracanazo II por radio. Van 34 minutos.

Cuatro jóvenes que dejan el bar se cruzan con otros que llegan tarde. Para unos termina. Para otros empieza. «¿Cinco a cero?», exclaman apenas vuelve la tele. Lejos de sentir dolor, en la barra y mesas vecinas celebran la repetición de los goles en el entretiempo. «Uno.dos.tres.».

La pantalla de la Globo muestra a un niño desconsolado: «¡Cuántos años precisará para superar este trauma!», dice el periodista Galvao Bueno. «Eu sou brasileiro.», cantan riéndose en el bar. «¡No somos más el país del fútbol, somos el país del vóleibol!», grita Roberto, el de la radio, mientras «Flamengo», como le dice a los alemanes, por su camiseta suplente, sigue haciendo goles en el segundo tiempo. Sucede en Toca do Coelho, en Pinheiros, San Pablo, donde hoy juega Argentina. Roberto se para en medio de todos y grita: «¡Quiero saber ahora quién va a votar a Dilma!».

El jueves pasado, un día antes del triunfo ante Colombia y de la pérdida de Neymar, Belo Horizonte, pareció avisar que se venía el «Mineirazo». Tres mil quinientas toneladas de hierro y cemento cayeron sobre Pedro I, la avenida con nombre de emperador, una de las principales de la ciudad. Fue a treinta cuadras del estadio.

El desastre pudo haber sido mucho más grave. Diez de las treinta y dos selecciones del Mundial habían pasado por debajo de ese viaducto. La justicia prohibió la remoción inmediata de los escombros (hubo dos muertos y 22 heridos) y el micro de Brasil debió desviar su recorrido cuando llegó el lunes a Belo Horizonte. Mucha prensa, en general dura opositora al gobierno de Dilma Rousseff, habló de «desastre en una obra de la Copa».

Omitió decir que el viaducto era responsabilidad exclusiva de la alcaldía de Belo Horizonte, en manos de un político alineado con Eduardo Campos, rival de Dilma. El estado de Minas Gerais, además, es dominado desde hace años por Aecio Neves, principal adversario de la presidenta para las elecciones del 5 de octubre. La campaña electoral se abrió formalmente el domingo último. Será tema de tapa ahora que Alemania liquidó el sueño de la Copa.

Las revistas, antes críticas, se sumaron a la euforia. Habían abandonado el «No va tener Mundial» por el «Eu acredito», como abrió ayer mismo en tapa Epoca, revista de Globo. «¡Ahora, garra!», pidió Veja. También los políticos opositores advirtieron que el clima había cambiado. Dejaron de criticar al Mundial. Pasaron a acusar a Dilma Rousseff de estar usando políticamente la buena marcha del torneo.

La propia presidenta llegó a decir que Brasil, que todavía hace las cuentas desbordadas de este Mundial, buscaría organizar un nuevo Mundial en la década próxima. Y agregó que el domingo entregará la Copa al ganador, aún cuando vuelvan a insultarla como en la apertura y como lo hizo ayer durante treinta segundos un sector del Mineirao. Y como tal vez volverá a suceder en el Maracaná.

Más incómodo deberá estar Joseph Blatter. La FIFA debe explicarle a la policía brasileña por qué su empresa asociada revendía boletos. «Desenmacarar a la FIFA, el mayor legado del Mundial», se entusiasmó en su blog el colega Juca Kfouri. El gobierno de Rousseff ya había soltado la mano a Joao Havelange y a Ricardo Teixeira, los dos dirigentes más poderosos en la historia del deporte de Brasil. Ahora, en pleno Mundial, se la soltó a la FIFA, que quedó azorada cuando supo que uno de sus socios en el negocio tenía su teléfono sometido a escuchas y era enviado a prisión. Inédito en la historia de los Mundiales.

El Mundial había comenzado para Brasil con un gol en contra. Fue de Marcelo, que acaso sintió por minutos la leyenda de Barbosa, el arquero maldito del Mundial 50. El arquero que nunca lloró en público. El árbitro japonés Yuichi Nishimura salvó el desastre ante Croacia.

El segundo desastre, en el último segundo del duelo de octavos ante Chile, lo salvó el travesaño. Jugadores y pueblo que habían salido al campo como valientes soldados que le cantaban a la patria, dejaron esa tarde el Mineirao en medio de rezos y llantos. «Ey Julio César», gritó esa tarde el Coliseo, por el arquero ataja-penales.

La catarsis colectiva quedó lejos de tardes festivas, cuando el Mineirao le cantaba al candidato Neves, de pasado de playboy, que tomaba «mejor que la de Diego Maradona». Es que la selección de Luiz Felipe Scolari, sin elaboración de juego colectivo, no invitaba a reír.

El DT distrajo hablando de un supuesto boicot de la FIFA contra Brasil. Y de jugadores que precisaban más apoyo sicológico. ¿Y el fútbol? «Nosotros, que amamos a Brasil -graficó el historiador inglés Simon Schacra- sabemos que Brasil es el cielo y el infierno, y que no hay mucha cosa en el medio». Al partido siguiente, en cuartos, Brasil eliminó a Colombia, pero perdió a Neymar y a Thiago Silva, el capitán que dejó el Titanic. Ya no sólo era el medio. También el ataque y la defensa.

David Luiz, el nuevo capitán al que cualquier candidato hubiese puesto de vice, más popular que cualquier político, falla como novato en el primer gol de Thomas Muller que abre las puertas al desastre. «Brasil es una selección Sub 20», se queja Galvao Bueno.

Ronaldo, presidente del Comité Organizador Local (COL), comentarista de la Globo, queda callado. Miroslav Klose le quita la corona de máximo goleador de los Mundiales. Alemania hace recordar al 4-0 de Sudáfrica a la Argentina de Maradona. Al 7-1 global de Bayern Munich a Barcelona. Parece el Brasil del ’70 a velocidad de Siglo XXI. Es Alemania.

David Luiz, evangélico, reza apenas termina el partido. A Scolari, que le exigían más audacia, lo critican ahora porque eligió a Bernard para reemplazar a Neymar y no fortaleció más el mediocampo. ¡Qué fácil acomodar todo! Un columnista de Folha llegó a decir que Brasil, el pentacampeón mundial, debía jugar como Costa Rica.

Scolari siguió sin hablar de fútbol aún después de ganarle a Colombia. Pidió suspensión para Juan Zúñiga, el defensor que sacó del Mundial a Neymar, objeto de una campaña durísima en las redes sociales, que incluyeron insultos de «macaco» y hasta amenazas de violación a su pequeña hija.

El fútbol que alivia tensiones. El fútbol que las crea. Por la noche, tras la humillante caída ante Alemania, me cuentan que están quemando banderas brasileñas en Vila Madalena, a metros de donde escribo. Dicen que Getulio Vargas, presidente mítico de Brasil, amante del golf, se sintió sorprendido por la conmoción que provocó la derrota de Brasil ante Italia en el Mundial de Francia 1938. «Como si se tratase de una desgracia nacional», expresó.

Peor fue el Maracanazo de 1950, nuestro «Hiroshima», como dramatizó por radio Ary Barroso. Luego llegaron los triunfos. En Brasil, «el país del futuro», como sugiere la letra del himno tan cantado en estos días, el Maracanazo II, tan inesperado en las formas, se vivió sin aquel viejo dolor de 1950. Los tiempos son otros. El fútbol también cambió. «Y mañana -como canta Chico Buarque- será otro día».