22 Fechas y ningún Campeón

Ésta crónica fue escrita por mi amigo y querido compañero de Kapüten, Alejandro Lamarque, inspirado por los recuerdos que le trajeron las dos notas sobre el equipo que yo había subido a la página hace unos días. Agradezco mucho su aporte, que además de ser muy interesante y bien escrito, completa la historia que yo quise recordar y compartir con ustedes.

Espero que la disfruten.

Javier

 

Dos grandes equipos de futbol, son los protagonistas excluyentes de la historia. El nombre de uno de ellos, lo conoceremos al final de la historia, no es el nombre real, pero considero que lo merecen con creces. El nombre de nuestro equipo Kaputen, simplemente un grupo de amigos.

Durante las 22 fechas del torneo regular, ninguno se pudo coronar campeón, empataron después de 1980 minutos oficiales, más los alargues. Cosa de no creer, uno invicto en 22 partidos, 16 triunfos ,6 empates y ni una sola vez vieron, la cruel cara de la derrota. El otro no estuvo lejos 17 triunfos, 5 empates y tan solo sufrieron una caída. Empatados en puntos, no se sacaron ventaja en el mano a mano, dos empates en 1, tanto en la ida como la vuelta. Muy parejos ambos, ni una pequeña luz de diferencia, lo que genero un final de cabeza a cabeza en el disco.

Uno de ellos representaba el “jogo bonito”, atildado de buen toque y muy buen pie, el otro era más ordenado más táctico mas prolijo, pero no por eso menos ofensivo. Del partidor, al inicio de la temporada, salieron 12 equipos, a la mitad de la misma, le sacaron al tercero un campo de distancia. Del tercero para abajo, quedaron lejos mordiendo el polvo, el tercer puesto se transformo, en un campeonato de relleno.

Quedo un campeonato solo de dos, un mano a mano bravo, como un Pica-Pica del truco, en el cual el resto de los equipos, miraba el desenlace desde las tribunas.

Las apuestas en el club variaban semana a semana, que un asado a favor de unos…., que una comida en el buffet del club al otro……. Ora se queda uno, me parece que el que se cae es el otro, opinaban los futboleros. La cuestión, era ver solamente y fecha a fecha, cuando se caía uno de los dos.

Nunca ocurrió, dos titanes del deporte del balompié, se mantenían indemnes en el field, domingo a domingo. Tan solo una pequeña derrota ,que fue tan solo un simple tropezón, que no llego a caída. .Campañon de dos equipos sobresalientes.

Nuestro equipo de ese año, se nutrió de dos grupos que se sumaron a la vieja guardia del grupo, el Kaputen original. Unos amigos vinieron de Sicilia, los otros desde una isla griega. En ambos casos brillantes aportes, tanto desde lo humano como desde lo futbolístico.

Se forjo rapidamente, una escuadra poderosa y compacta en todas sus líneas. Se ensamblaron las piezas como en un mecanismo de relojería., y lo digo adrede, pues funcionaba como un relojito. Tic-Tac era el sonido, la pelota iba y venia, siempre en control y manejada por los nuestros.

Había que jugar un partido extra de desempate, a matar o morir en 90 minutos. Ni siquiera así se resolvió, 90 extenuantes minutos se jugaron. , 1 a 1 rezaba la chapa.

Al final de los mismos. Alargue de los interminables 30 minutos, de adición. Tampoco allí se distanciaron, la chapa ni se mosqueo, se mantuvo el uno a uno inamovible Parecían clavados los dos unos y no había Dios que lo cambiara.. Ahora si, a los terribles penales, para definir al campeón. NO APTO PARA CARDIACOS, seria la frase adecuada para lo que siguió.

Se pateó primero la tanda de cinco penales, nada cambió, seguía empatada la definición. Final de infarto, al uno a uno de los penales. Cada penal convertido permitía volver a respirar por unos segundos y los errados nos cortaban la respiración hasta el próximo penal. Fueron varios más, creo recordar y no estoy seguro del todo que se patearon 4 penales más por equipo.

Durante la definición por penales, un jugador de toque exquisito, le aclaro al grupo como patear un penal, sobre todo en una definición como esa. Así se asegura un penal y nos explico como hacerlo, comentario que nos templo el animo. Casualidades de la vida, el susodicho patea el siguiente penal de nuestro equipo, les pido por favor, que no me pregunten lo que paso. Prefiero echar sobre el recuerdo, el generoso manto del olvido.

El tiempo se detuvo y esa definición duro lo que una vida o quizás fue como un parto, duro y con mucho sufrimiento. Al final se escucho un solo alarido en la cancha, a Dios gracias fueron nuestras gargantas las que lo gritaron, termino el parto para nosotros y en vez de un niño era el campeonato el que nació, era nuestra la copa. La copa de los campeones del club. Tocamos el cielo con las manos, en la villa esa tarde.

Párrafo aparte para un gigante del arco, “el Beto “. Pilar fundamental, durante toda la campaña, pero esa tarde su figura se agiganto, hasta cubrir toda la extensión bajo los tres palos. No satisfecho con ello, hundió en las mallas del arco rival, el penal que pidió patear en la definición.

Luego de lo que fue un gigantesco triunfo para nosotros, nos fuimos derecho a la pileta, aclaro que era invierno, un frío que te la voglio dire, pero los espíritus estaban encendidos, al rojo vivo. En barra, todos al agua, luchamos un poco con algún sapo que se creía dueño del natatorio, en esa época del año. Parecíamos chiquillos chapoteando en la pelopincho de la quinta. Nada importaba, éramos felices a más no poder.

No sé como se siente ser un dios, pero les aseguro que en ese momento y en ese lugar nosotros éramos dioses olímpicos. Tuvimos por un rato, el mundo en nuestras manos.

Cabe un muy merecido comentario final, para el digno rival que acababa de ser derrotado. Mientras nos abrazábamos, gritamos como posesos y dimos la vuelta olímpica a la cancha., ellos impasibles, al menos por fuera, nos esperaban al borde de la cancha y nos hicieron un pasillo de honor. Nos aplaudieron sin reserva, mientras lo cruzamos. Para mí el nombre de ese equipo, merecía ser “Los Caballeros”. Simple, pero categórico ejemplo de lo que és el Fair Play. Un placer haber compartido la cancha con semejantes rivales, durísimos en la lid y generosos y dignos en la derrota.

Al hablar de los equipos y de lo que habían sido sus campañas y esa Final memorable, se escuchó al borde de la cancha, Semper niké ( o algo así ). Lo comento un profesor de lenguas muertas a un amigo a su lado. Lo miró extrañado un chiquilín que pasaba por la línea de cal, y el “docto” le aclaró al ver su cara de sorpresa, que nada tenia que ver el comentario con una marca de zapatillas, sino con la actuación de los equipos y sus respectivas campañas.

UN JUGADOR DE KAPUTEN

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