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Lionel Messi, el paria que no llegó a leyenda – La Nación

canchallena.com> Columnistas> Cristian Grosso> Mundial Brasil 2014

Martes 15 de Julio 2014 / 09:18

Lionel Messi, el paria que no llegó a leyenda

Por Cristian Grosso / canchallena.com

RIO DE JANEIRO.- Con ningún otro somos tan exigentes. Los sometemos a pruebas que nadie podría superar. Lo medimos con otra vara, es cierto. ¿Es injusto? Es probable. Él nos acostumbró a lo extraordinario y nosotros cometemos el desliz de pedírselo a toda hora. Habrá que reconocerle varios méritos al Catalán antes de despellejarlo.

Él sostiene la marca argentina en el mundo. Él enderezó a partir de una tarde en Barranquilla la clasificación hacia Brasil 2014. Él mantuvo a la selección en la línea de flotación durante la primera rueda, cuando las dudas de Sabella y un estilo indefinido la tenían como una hoja en plena tormenta de verano. Él rescató del tedio al equipo en el debut contra Bosnia. Él lo salvo de la infamia ante Irán. Él bombardeó dos veces sobre Nigeria para asegurar el primer puesto del Grupo F, que luego daría derecho a tantos beneficios de logística y rivales a partir de los octavos de final.

Messi fue de mayor a menor en el Mundial. Y se fue quedando solo en el recorrido. Necesita cómplices para su cacería, pero terminó encerrado jugando al solitario. Primero perdió a Gago, que se sacó del equipo con su pobre rendimiento. Después cayó el Kun Agüero, lesionado, que al volver apenas fue una sombra de aquel goleador del City llamado para sentenciar las grandes citas. Más tarde lo abandonó Di María, el dinamizador del equipo, el ladero con mayor verticalidad y explosión para acompañarlo. E Higuaín, salvo en la tarde contra Bélgica, trajo al Mundial su versión más descolorida.

Messi se quedó desabastecido en un desierto.
Perdió pólvora y puntería. Rompió la maldición del arquero nigeriano Vincent Enyeama, al que no había podía quebrar en Sudáfrica 210, pero desde entonces no convirtió más en sus restantes 478 minutos en el Mundial. No fue casual. El capitán hizo una enorme concesión en beneficio del estilo colectivo que tomó la selección. La recortada fluidez del juego comprimió a la Pulga.

Él precisa socios para un mayor radio de distracción, pero la formación se estructuró para resistir, para ocupar los espacios, para cerrarle los caminos a los rivales. Y la Argentina lo consiguió, a medida que Messi fue quedando como un paria.

El blindaje albiceleste lo opacó. Y lo agotó, porque no le escamoteó ni una gota de sudor a la propuesta. Como ejemplo, vale el mano a mano con Courtois en el final del choque con Bélgica que, fresco, resolvía con una gambeta antes que rematar al cuerpo.

¿Se quejó? Nunca. ¿Se sublevó? Jamás. Así de involucrado estaba detrás de la causa común, que era también la de él, coronarse campeón, aunque no fuese recorriendo los caminos que lo beneficiaban. Al revés de lo usual, la estrella jugó para el equipo. Y eso convendría reconocérselo.

Quizá Messi nunca más vuelva a estar tan cerca de convertirse en mito. Más allá de los cuatro o los mil Balones de Oro que reciba. El día era anteayer, en el Maracaná, para rubricar la victoria más trascendente de la historia del deporte argentino.

Por eso la distinción como mejor jugador de la Copa hasta a él le pareció una burla. «Este premio no me importa nada», confesó. Y créale, es así. Si quisieron consolarlo, le abrieron la herida. Vaya a saber qué ridículo coeficiente aritmético envalentonó a la FIFA para concretar otro desatino. ¿O fue comercial? Un alemán se merecía la mención. Quizá el arquero Manuel Neuer., pero la FIFA ni lo había incluido entre los 10 candidatos. Entonces, Philipp Lahm hubiese sido un buen receptor, casi un símbolo para el capitán, y crack, del formidable proyecto alemán.

Messi ofreció durante el Mundial rasgos que nunca se le habían visto. Porque trucos y fantasías se le conocían, pero esta vez le agregó rabia y liderazgo a casi todo su periplo. ¿Recuerdan la arenga contra Holanda? ¿Alguien lo había visto así? ¿Y los festejos contra Bosnia e Irán?

Los puntajes de LA NACION fueron 5 contra Bosnia (nos equivocamos, ese día mereció una calificación más alta), 7 con Irán, 10 con Nigeria, 7 con Suiza, 8 con Bélgica, 6 con Holanda y 4 con Alemania, para un promedio final de 6,71 que lo incluye en nuestra selección ideal de la Copa del Mundo.

Sí, su peor actuación fue en la final del mundo. Desfavorecido por el dibujo y las circunstancias, Messi igual debió insubordinarse. Condujo a la Argentina hasta un lugar inhabitado por años, y ahí falló. Le duele más que a nadie. Él quería ser leyenda.

Del sueño en Río a la realidad argentina – La Nación

lanacion.com| Opinión| Mundial Brasil 2014

Miércoles 23 de julio de 2014 | 11:43

Del sueño en Río a la realidad argentina

Abramos la esperanza de que algunos de estos alentadores signos puedan extenderse a la vida comunitaria

Por Gabriel Astarloa | Para LA NACION

La vida real no presenta a menudo la trama de aquellos sueños más anhelados. Por ello, las decenas de miles de argentinos que, movilizados por esa pasión inexplicable que el fútbol genera, llegamos a Río de Janeiro en los días previos a la final de la Copa del Mundo, vivimos jornadas que permanecerán imborrables.

A poco del regreso, mientras la fiesta va cobrando su propia dimensión, se perciben también los contrastes con la realidad, por cierto menos festiva.

No hace falta explicar lo que significa este certamen a nivel planetario, ni que el entusiasmo y la proximidad geográfica alentaron a muchos a forzar las agendas y recurrir a los ahorros emprendiendo periplos de todo tipo, incluso algunos por demás aventureros. Después de 24 años, el seleccionado nacional «cruzó el Rubicón» de jugar los siete partidos. La euforia de la gente fue creciendo en paralelo con la mejora evidenciada en el nivel de juego con el correr de los partidos.

El tradicional rival había quedado, además, duramente eliminado. La semifinal ganada por penales en San Pablo desbordó los corazones de jugadores y simpatizantes en una histórica jornada en la que nadie se apercibió de la lluvia y el frío. Al día siguiente, inició la peregrinación final a Río y una breve parada casi a la vera de la autopista en el santuario de Aparecida -la mayor devoción mariana en Brasil- nos hizo sentir como en Luján.

En todos lados, pero especialmente al llegar a la playa de Copacabana, la «cidade maravilhosa» se presentaba vestida de celeste y blanco frente a la serena resignación de los locales. Lo que importaba realmente era estar, ser parte de esa celebración digna del mejor cuento de hadas, aun cuando muchos no tuvieran chance alguna de ingresar al mítico Maracaná.

El resultado final tampoco alcanzó a empañar el brillo de esos días. El equipo nacional jugó bien y perdió en los últimos minutos con suma dignidad frente a un gran campeón. El fútbol, a no olvidarlo, es después de todo un juego. No dominó por ello la desazón en el largo viaje de regreso por tierra, sino el regocijo, aunque levemente atenuado por la derrota. Si alguna pena invadía el alma era porque el mejor de todos, nuestro querido Leo, no pudo levantar la Copa en la que parecía su ocasión más propicia.

La noticia del triste desenlace de los festejos en el Obelisco fue un pronto despertador del sueño transcurrido. Apenas cruzada la frontera, una piedra arrojada sobre el parabrisas desde un puente en la localidad de Paso de los Libres nos recordó que la inseguridad no es un flagelo que azota sólo a las grandes ciudades.

Retomamos al regreso nuestras ocupaciones, y la cruda realidad nos recibe con sus mismas contradicciones. El saludable lazo de unión nacional que nos envolvió a todos durante el Mundial no brinda per se soluciones mágicas ni inmediatas para los graves problemas estructurales que aquejan a nuestro país, como las inequidades y la pobreza extrema, la baja calidad de la educación, la corrupción, la debilidad institucional, la ausencia de políticas de largo plazo. todas materias de prioritaria atención por parte del nuevo gobierno que vamos a tener a fines de 2015.

Pero el fervor mundialista que vivimos y todavía nos impregna despierta algunas notas de optimismo. En el fútbol pudimos comprobar los efectos benéficos que tuvo apostar al sentido de equipo, a la humildad, la entrega generosa y la confianza recíproca antes que la mera dependencia de un líder o de sólo «cuatro fantásticos».

En estos días, más allá de que siempre existen posiciones extremas, prima en la consideración general frente al resultado deportivo adverso una mirada que valora el esfuerzo y el aporte de todos sin rencores despiadados ni críticas destructivas. Es como que parecemos estar predispuestos para gozar de la riqueza de haber tenido ayer a Maradona y hoy a Messi, sin caer en posturas maniqueas y en una frustrante lógica binaria.

El fútbol, como decíamos, es un juego. Pero en verdad es mucho más que eso. Entre nosotros es una pasión que prende desde la infancia, crece con los años y se contagia entre generaciones, que cala profundo en los huesos generando recuerdos, sufrimientos y alegrías. Como si fuese un espejo, exhibimos en este ámbito conductas que, seguramente sin darnos cuenta, predican muchas veces decisivamente sobre nuestros modos de comportamiento social.

Abramos pues la esperanza de que algunos de estos alentadores signos puedan extenderse a la vida comunitaria. Se trata más de procurar asimilar el mensaje que dejó la selección antes que de seguir entonando el «Brasil, decime qué se siente…».

Si logramos renovar nuestras prácticas políticas dejando de lado la confrontación permanente para valorar la opinión del otro, si elegimos nuevas autoridades el año que viene priorizando a quienes apuestan a formar sólidos y probados equipos de trabajo para gobernar, entonces tendremos también, aunque no sin los naturales riesgos y esfuerzos, una chance seria de alzar el preciado trofeo, aquel que nos permita un desarrollo integral y la convivencia pacífica de los argentinos en justicia, unión y libertad.

Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto

lanacion.com| El Mundo| Mundial Brasil 2014

Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Brasil
Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto de la catástrofe del Mundial

Temen que el malhumor de los brasileños por la contundente derrota con Alemania se proyecte sobre el voto en octubre, cuando la presidenta busque su reelección; el golpe económico

Por Alberto Armendariz | LA NACION

RIO DE JANEIRO.- En busca de la reelección el 5 de octubre, la presidenta, Dilma Rousseff, siempre sostuvo que su suerte en las urnas no estaba atada a la performance de la selección brasileña en el Mundial.

Sin embargo, tras la humillante eliminación que sufrió el equipo verdeamarelo frente a Alemania anteayer, el gobierno teme que la profunda decepción que se apoderó del país aumente el ya frustrante clima económico y perjudique sus posibilidades de éxito.

Uno de los primeros visitantes que acudió ayer al Palacio del Planalto fue el presidente del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), Rui Falcão, uno de los principales articuladores de la campaña por la reelección de Rousseff.

Aunque la prensa aseguró que la histórica derrota 7-1 contra Alemania no cambia los planes petistas y que la jefa del Estado sólo entrará de lleno en la contienda a partir del día 20, en los pasillos del palacio presidencial ya se hablaba de un cambio de estrategia para «despegar» a Rousseff de la demolida selección y resaltar sólo los aspectos organizativos del Mundial, que han funcionado muy bien o por lo menos no fueron el desastre que se había anticipado.

«La Copa es la Copa. Ahora es el momento de sufrimiento, pero en agosto se dará vuelta la página. Como gobierno debemos dejar claro que la infraestructura funcionó perfectamente. Las elecciones son otro capítulo», confirmó en sus primeras declaraciones el secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho.

Su postura de separar el fútbol mundialista de la política tiene una base histórica; hasta ahora, nunca hubo una correlación directa. En 1998, pese a la caída de la selección brasileña contra el equipo anfitrión del Mundial de Francia, Fernando Henrique Cardoso fue reelegido en primera vuelta.

En el Mundial de Corea-Japón, sucedió lo contrario: Brasil se alzó con la Copa, pero el candidato oficialista, José Serra, perdió ante Luiz Inacio Lula da Silva. Y si bien en los mundiales de Alemania y de Sudáfrica la selección brasileña fue derrotada, Lula ganó la reelección en los comicios de 2006 y su ahijada política, Rousseff, llegó al poder en 2010.

«Hasta hoy, la asociación entre fútbol y resultado electoral era un mito. Pero hasta hoy nunca había ocurrido un papelón como éste. Vamos a ver a partir de ahora qué efecto puede producir», advirtió, por su parte, el director general de la encuestadora Datafolha, Mauro Paulino.

Según un sondeo de esa empresa revelado la semana pasada, gracias al cambio de humor que generó el Mundial en la sociedad brasileña en las primeras tres semanas, la intención de voto de Rousseff parecía haber mejorado. La presidenta, cuya imagen había sufrido un fuerte desgaste desde las protestas del año pasado en reclamo de mejores servicios públicos y contra los gastos de 11.000 millones de dólares para el Mundial, pasó de tener un respaldo de 34% en junio a un 38% este mes.

Sus contrincantes también se beneficiaron por el ambiente, pero menos: el senador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña) pasó del 19 al 20%, en tanto que el ex gobernador de Pernambuco Eduard Campos (Partido Socialista Brasileño) subió del 7 al 9%.

«Estas oscilaciones son temporales. Otros elementos son más relevantes para las elecciones que el fútbol, sobre todo la economía. Y si bien existe un consenso de que los resultados económicos no son los que se esperaban, la economía brasileña tampoco se contrajo en estos cuatro años. Lo que el gobierno debe evitar en estos próximos meses es que haya una goleada económica que empeore la situación», señaló a LA NACION el profesor Mathieu Turgeon, del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.

Después de una expansión récord del PBI del 7,5% en 2010, el último año de Lula en el poder, el desempeño económico del Brasil de Rousseff ha sido desalentador: 2,7%, en 2011; 1%, en 2012; 2,3%, en 2013, y para este año se espera un crecimiento de sólo el 1,5 por ciento.

En tanto, la inflación no para de aumentar; es más, anteayer, pocas horas antes de la debacle frente a Alemania, el gobierno confirmó que el índice de precios al consumidor de los últimos 12 meses traspasó el techo de la meta oficial del 6,5% y se ubicó en 6,52%. No obstante, el desempleo sigue siendo bajo, en torno del 5,4 por ciento.

«Durante la campaña, el gobierno hará hincapié en cómo se ha logrado reducir las desigualdades sociales en esta década del PT en el poder y no tanto en los números actuales. Ya con el Mundial finalizado, subrayará la capacidad de Brasil para organizar este gran evento que fue un éxito internacional, más allá de los resultados para la selección brasileña», señaló Turgeon, para quien Rousseff deberá de cualquier modo disputar una segunda vuelta electoral el 26 de octubre.

Hasta que se acabe la Copa, todavía faltan cuatro días, en los que el gobierno buscará evitar a toda costa que haya problemas de seguridad -ya se anunció un refuerzo de efectivos para la final en el estadio Maracaná de Río de Janeiro- y accidentes como el que ocurrió la semana pasada en Belo Horizonte, donde se derrumbó un viaducto en construcción que era parte de las obras previstas y nunca terminadas para el Mundial.

LAS CIFRAS QUE AMENAZAN AL PT
38%
Intención de voto
Con esa cifra, registrada por Datafolha, Dilma ganaría en la primera vuelta pero no evitaría el ballottage.

1,5%
Crecimiento
Este año, la economía brasileña tendrá su menor expansión en los últimos desde que el PT llegó al poder.

6,52%
Índice inflacionario
Aunque levemente, el índice de precios al consumidor traspasó el techo del 6,5% que tenía proyectado el gobierno.

A este 2do. puesto no hay que olvidarlo – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Daniel Arcucci > Mundial Brasil 2014

Domingo 13 de Julio 2014 / 23:53

A este 2do. puesto no hay que olvidarlo

Por Daniel Arcucci / canchallena.com

RIO DE JANEIRO.- La selección argentina le pudo haber ganado a Alemania. Hizo méritos para lograrlo. Si no lo concretó fue porque la ecuación que tantas veces le dio frutos, esta vez funcionó al revés: lo que la defensa fue capaz de sostener, el ataque no fue capaz de resolver. Sólo por eso. Ahora bien: si Higuaín, Messi y Palacio hubieran concretado alguna de esas situaciones de gol que contra un equipo como el alemán es un pecado desperdiciar, ¿el mundo del fútbol habría olvidado el increíble proceso de formación y transformación que llevó adelante Alemania? Seguramente no.

Pues lo mismo puede decirse de este segundo puesto de la Argentina. Olvidarlo, no acordarse, sumarlo como uno más a la cadena de frustraciones sería retroceder varios pasos cuando se han dado dos hacia adelante. Y no se habla sólo de haber «pasado el Rubicón» de los cuartos de final, frase de Alejandro Sabella que quedará en la historia junto con «Somos Argentina», de Lionel Messi, y «No quiero comer más mierda», de Javier Mascherano .

Se habla de una base sobre la cual seguir edificando. El espíritu de grupo es lo primero que surge como un valor, pero esta vez no sólo expresado en lo que puede ser una convivencia, que no se trata esto de un viaje de egresados, sino llevado al campo de juego, con la solidaridad como herramienta, cuando no funcionaron los mecanismos de la inspiración.

¿Qué pudo ser lo que generó semejante fascinación en la gente cuando en media Copa del Mundo a este equipo le faltó brillantez y juego? La entrega, seguramente, pero aún más que eso la disposición para reformularse y encontrar la mejor versión, en algunos casos por encima de sus propias posibilidades. Pasar de «los cuatro fantásticos» a los «once guerreros» cuando fue necesario, rendir como lo hicieron los Romero, los Garay, los Rojo, los Biglia cuando fueron requeridos.

Sería imperdonable no tomar el legado de Mascherano. En el balance, seguramente mejor que Messi, aunque sería una injusticia, también, no verlos como complementarios. Determinante uno al principio, determinante el otro al final. Si el Balón de Oro era para un futbolista argentino, como lo fue, esta vez lo merecía más El Jefe que El Genio, el corazón que la magia, al fin y al cabo más representativo de un equipo que fue eso.

Messi dejó pasar una oportunidad, es cierto, lo que no quiere decir que haya fracasado, ni mucho menos. Como dijo Maradona en enero, no necesitaba ganar en Brasil para «ser el mejor del mundo», aunque no necesariamente haya sido el mejor del Mundial.

Muchas veces se miró al pasado en esta Copa. Primero, porque se quebraron varios récords de los indeseables, los que se extienden en el tiempo y se convierten en trauma e involución. Segundo, porque comparar sirve como valor de referencia. No llegó, este equipo, a lo que llegó el del 86, pero superó, este equipo, lo hecho por el del 90.

Aquella vez hubo que empezar todo de nuevo. Esta vez es cuestión de capitalizar lo hecho. Y como el haber aprendido a perder sin buscar excusas también forma parte del balance positivo, vale observar, cómo no, el ejemplo del vencedor, Alemania, que a cambio de llevarse una Copa dejó un mensaje: formar lo que no se tiene, aunque eso lleve tiempo.

La Previa de la Final de la Copa del Mundo

El Domingo 13 de Julio 2014 será inolvidable para los futboleros argentinos. Volvimos a jugar una Final de un Mundial después de 24 años de no hacerlo, y estuvimos muy cerca de ganarla frente a Alemania, el mejor equipo de la Copa del Mundo.

Aquí les muestro la Previa de ese trascendental partido en la playa de Copacabana, donde miles de argentinos sin entradas, hicimos el aguante en territorio «enemigo» a nuestra Selección Nacional.

Un merecido Campeón

De los cuatro Semifinalistas que se enfrentaron entre el Martes 8 y el Miércoles 9 de Julio, tres merecían haber estado en la Final del Domingo en el Maracaná.

Sólo Brasil dejó en claro que no merecía participar de ese gran acontecimiento futbolístico. Había empezado el Mundial como favorita, pero no fue consistente durante el torneo  para mantener esa expectativa, y la derrota 7 a 1 frente a Alemania la excluyó definitivamente del sitial de merecido finalista.

Alemania era el otro favorito de todos para la llave superior del cuadro. Pocos dudaban de que era casi inevitable un posible enfrentamiento con Brasil en Semifinales, pero muchos dudaban de quién atravesaría esa fase decisiva.

En la llave inferior había muchos interrogantes al inicio del torneo, que se fueron despejando al definirse los clasificados a Octavos. Holanda y Argentina aparecían como candidatos bastante claros para enfrentarse en la otra Semifinal.

Cualquiera de estas dos Selecciones con grandes antecedentes históricos pudo haber sido el rival en la Final del aplicado y por momentos espectacular equipo germano. Lo que nadie dudaba era que Alemania merecía estar en el partido definitorio, y que ya había hechos méritos suficientes para ser el nuevo monarca del futbol mundial.

En los seis partidos previos a la Final, el conjunto germano había mostrado solidez, sentido de equipo, individualidades, gran manejo y un uso sabio del balón, capacidad goleadora, impiedad ante rivales heridos, y mucha paciencia para superar los efectivos obstáculos defensivos que le plantearon los equipos que lo enfrentaron con mucho respeto por sus potencialidades.

Los rivales que pagaron muy cara su flaqueza defensiva, fueron justamente dos rivales poderosos, que no se cuidaron bien y no supieron neutralizar el poderío ofensivo alemán. Portugal y Brasil no se olvidarán fácilmente de las goleadas que les propinó Alemania en este Mundial 2014.

Los demás equipos, desde los humildes como Ghana, EEUU y Argelia, así como una potencia como Francia en Octavos, supieron ofrecer barreras importantes al poderío alemán, pero eso sólo no les alcanzó para derrotar a Alemania.

Los equipos africanos tuvieron el gran mérito de empatarle sus partidos, y Argelia lo llevó al alargue, pero los germanos fueron consecuentes con su idea futbolística de posesión de la pelota, triangulación, búsqueda de los espacios vacíos y terquedad para buscar el arco contrario hasta llegar al gol. De esa manera se sacó de encima a los equipos incómodos.

Alemania llegó al Mundial como una de las dos selecciones favoritas incuestionables. Todos las demás candidatas planteaban interrogantes previos. Las individualidades germanas eran muchísimas, ya tenían una gran experiencia de selección, incluso mundialista, y parecían estar en una óptima edad y forma física para enfrentar el desafío de ganar la Copa del Mundo.

Jugadores como Neuer, Lahm, Boateng, Özil, Khedira, Schweinsteiger, Kross, Müller y Klose ya habían probado ser grandes estrellas en sus equipos y en la selección. Para mí y para muchos analistas profesionales y amateurs era indudablemente el mejor plantel del torneo.

Lo mismo opinaba el periodista alemán Sven Tröster, con quién mantuve una interesantísima charla de unos treinta minutos dos días antes de la Final, que será uno de mis mejores recuerdos de esta copa.

Sven me comentó que para él ésta es una cosecha inolvidable de grandes jugadores germanos, posiblemente la mejor de la historia, y me recordó que incluso faltó Reus en este plantel, un gran delantero que se lesionó pocos días antes del Mundial, y que él consideraba un jugadorazo.

Con ese gran trabajo de equipo y magníficas individualidades, Alemania fue avanzando en el torneo y se preparó con seriedad para jugar la gran Final, que la tenía como favorita de todos.

Diplomáticamente, Sven me dijo que teníamos 50 y 50% de chances para la Final, y yo le comenté que para mí era 60 y 40% a favor de los alemanes. A Alemania sólo le quedaba dar un último paso para consagrarse y darle la razón a la inmensa mayoría que opinaba que Alemania sería el futuro Campeón.

No fue fácil dar ese paso definitivo, el consagratorio. Se encontró con un durísimo rival, que la hizo transpirar hasta el último minuto del tiempo suplementario. Entre los dos equipos supieron brindar un maravilloso espectáculo futbolístico, que fue visto por cientos de millones de personas en todo el mundo.

Argentina fue un dignísimo rival en la Final, y tuvo tres chances claras de dejar a Alemania sin su merecido premio. La impericia en esas circunstancias decisivas de tres delanteros de gran categoría, evitó un triunfo sudamericano en la Final, como los Mundiales en América nos tenían acostumbrados hasta ahora.

Argentina le planteó el partido definitorio a Alemania en forma similar a los que le habían complicado la vida al conjunto alemán, pero con mejores individualidades, que podían hacer peligrar la estructura defensiva germana.

Si Argentina hubiera ganado la Final, el mundo recordaría el gran poderío alemán, pero hubiera dicho que una individualidad como Messi se había impuesto y el que marca los goles es el que logra su objetivo final.

La impericia argentina, y la virtud de Götze de concretar la única oportunidad que tuvo para hacer un gol, hicieron justicia con los merecimientos acumulados durante el torneo, pero no necesariamente con lo sucedido en la Final.

Los argentinos lamentaremos por años los tres goles perdidos en el histórico Maracaná el 13 de Julio 2014, con el consuelo y orgullo de saber que estuvimos muy cerca de ser Campeones del Mundo por tercera vez.

Alemania pudo poner un broche de oro a una tarea de reestructuración que venía realizando desde el año 2000 en adelante. Catorce años después todavía no había conseguido los frutos buscados. Tuvo que conformarse con no ser campeón en su propia tierra en el 2006, y quedarse con las manos vacías también en Sudáfrica 2010.

Pero la tenacidad, confianza, organización y capacidad alemana la llevaron a cumplir su sueño y su proyecto planificado de volver al máximo nivel. Su concreción de la mano de jugadores talentosos, que son poderosos físicamente, sacrificados y disciplinados por el bien del equipo, le ha posibilitado a Alemania obtener el premio de situarse nuevamente entre los tres máximos equipos de la historia del futbol, ahora lejos de los equipos como Argentina y Uruguay que tienen dos Copas del Mundo en sus vitrinas.

Felicitaciones al gran equipo alemán, el mejor del mundial, y posiblemente futuro gran candidato para la Copa del Mundo próxima que se jugará en el año 2018.

Auf Wiedersehen Alemania, nos vemos en el próximo Mundial !!!!!!!

Confiando en las propias fuerzas

Voy a escribir esta nota en forma totalmente parcial, como un hincha argentino. No voy a escribir como observador imparcial sin toma de posiciones, porque considero que ahora no es el momento para hacerlo.

Frente al último esfuerzo de nuestros jugadores para intentar lograr la hazaña deportiva soñada por todos, de ser Campeones del Mundo en la propia tierra de nuestros hermanos brasileños, hay que empujar y alentar a nuestros jugadores de la manera en que podamos.

Muchos estamos acá en Brasil para estar cerca de nuestros representantes. Se calcula que seremos unos cien mil !!!!! para darle el aliento y el apoyo desde cerca, que necesitarán para lograr su difícil meta.

En esta instancia crucial de la Copa del Mundo, en todo nuestro país y en el exterior, muchos argentinos nos estamos sintiendo periodistas analistas y directores técnicos, como si desde nuestro propio lugar pudiéramos pensar y decirle algo a Sabella y sus jugadores para que puedan enfrentar la Final contra Alemania de la mejor manera posible.

Yo al menos siento que estoy haciendo eso, que no les servirá a ellos porque no leerán este Blog al menos ahora, pero me servirá a mí para sacar afuera lo que vengo pensando desde que me anoche cuando me subí al ómnibus que me llevó a Niteroi luego de la derrota brasileña y el show posterior en la Fan Fest situada en Copacabana.

Con esa necesidad interior, imaginariamente me sitúo en el vestuario argentino entre medio de Sabella y de Mascherano, y frente a los veintidós jugadores guerreros restantes. Pachorra me presenta como un representante de toda nuestra hinchada presente en Brasil, y que voy a darles un mensaje de nuestro pueblo argentino antes de la charla técnica previa al match.

Todos concentran su mirada en mí. Los noto ansiosos, concentrados, con mucha determinación, pero también curiosos por saber lo que opinamos los hinchas antes de intentar una gesta histórica para nuestro futbol.

Con la tranquilidad y confianza que me brindaron en el proceso previo de la Copa hasta llegar a esta instancia, tratando de que no se me quiebre la voz por la emoción de estar ahí participando de ese instante tan especial, empecé a hablar.

Mis primeras palabras empezaron a sonar tibias, pero a medida de que fui expresando conceptos, sonaron más firmes y convincentes. Empecé diciendo que estamos orgullosos por lo que ya hicieron. Los argentinos soñábamos y rezábamos para que lo hicieran, y fueron capaces de lograrlo. Estamos nuevamente disfrutando el placer, el gozo, la alegría y la emoción de que nuestra selección tenga la chance de jugar una Final de Copa del Mundo después de 24 años y que salga Campeona después de 28 años !!!! Estamos orgullosos.

Les dije que la determinación que expresó Mascherano antes del partido con Holanda expresaba esa necesidad que todos teníamos de llegar a esta instancia, aunque las hubiera dicho con otras palabras. Algunos esbozaron una leve y nerviosa sonrisa. Seguí hablando.

El equipo llegó a la Copa con la apreciación coincidente de nuestro público y del periodismo en general, que les colocaba el rótulo de equipo ofensivo con los cuatro fantásticos, y con muchas dudas en defensa. Los felicité a ellos y a Sabella por haber sido capaces de encontrar el tan ansiado equilibrio para que la defensa no sea fácilmente vulnerable. Realmente nos sorprendieron a todos.

Fijé los ojos en Chiquito Romero, y con gratitud le dije delante de todos: gracias por regalarnos tu solidez, la confianza que hoy nos inspirás a todos, por los penales a lo Goyco que atajaste el miércoles frente a Holanda. Ya entraste en nuestra historia futbolera. No muchos creían en vos, y fuiste capaz de superar con tu esfuerzo, determinación y capacidad todos los obstáculos, alejando los fantasmas de los hinchas y los tuyos propios.

Noté que me miró agradecido, mientras seguí diciendo: Igual no es el momento de que te conformes. Como te dijo Javi antes de los penales contra Holanda, hoy también podrá ser otro día de gloria para vos. Tenete mucha confianza, vos podés. Hice una breve pausa, sintiendo que la emoción mía y de ellos iba en franco crecimiento.

Al retomar el hilo de la charla expresé que el medio campo se había fortalecido por el esfuerzo de todos para tratar de entorpecer el avance rival y recuperar pronto la pelota. Felicité a todos, a los hombres más de marca como Javi y Lucas, pero también a los mediocampistas más ofensivos y a los delanteros. Todos hicieron un trabajo digno de destacar en ese sentido. La selección fue sólida, áspera y no permitió un tránsito cómodo de los rivales por la zona intermedia de la cancha.

Elegí para terminar de analizar esa parte del esquema funcional del equipo, elogiar a la Pulga, para darme pie a lo más importante que me faltaba decir. Expresé que era muy loable verlo participar como uno más de esa función, que me encantó su solidaridad y humildad para trabajar en esa tarea que no le es afín.

Luego de decir eso lo miré a Sabella y les empecé a decir: el técnico seguramente les dirá en la charla técnica que tengan mucho cuidado con tal o cual jugador alemán, con ciertas maniobras ofensivas que seguramente tratarán de aplicar los habilidosos, fuertes y capaces jugadores germanos. Pero quiero que tengan en cuenta algo, que espero que Pachorra también les diga: uds. representan al futbol argentino, una escuela de buen futbol con toque y habilidad personal.

Llegaron a Brasil con la confianza de su poder ofensivo. En la búsqueda de solidez dejaron un poco de lado una de las grandes banderas de nuestro juego, la que nos hacía diferentes y sólo comparables a tres o cuatro potencias más.

Estamos frente al partido final. Es el momento de poner toda nuestra rica carne al asador. Uds. como delanteros no son menos que los alemanes. Llevan mucho tiempo jugando juntos. Se entienden y disfrutan de jugar en equipo. Es el momento de que saquen de la galera todos los conejos que tienen, que son muchos. Ténganse confianza. Todos los apoyamos, y disfrutaremos si juegan bien ofensivamente hablando. Ganen o pierdan nos sentiremos muy orgullosos de que puedan mostrar su habilidades.

Volví a enfocar mi vista en Lio o Leo, como quieran decirle. La Pulga me miraba compartiendo lo que decía. Él no es el líder de las palabras, y con su mirada me agradeció por expresar lo que él siente en este momento.

Consciente de eso, y de que él carga con el mayor peso y responsabilidad frente a ese desafío ofensivo, miré al Kun, al Pipa, al Pocho, a Rodrigo, a Fideo y a los mediocampistas titulares y suplentes y los arengué con fuerza: no lo dejen sólo a Lio porque él solo podrá ser muy efectivo en su juego si uds. tienen dinámica y se mantienen cerca suyo. Jueguen con concentración y siempre traten de ser prolijos con los pases y háganlo con la intención de ser agresivos, de intentar dar una o varias estocadas que puedan definir el partido.

Noté un lenguaje corporal adecuado en ellos, y sentí que les había tocado una fibra íntima que les insuflará ánimo y determinación para lograrlo. Solo me faltaba decirle a Lio: todos confiamos en vos. Te apoyamos y creemos en tu capacidad para desnivelar, hacer jugar a tus compañeros y para hacer el o los goles que necesitamos esta tarde. Es tu tercer Mundial, llegás en una muy buena edad. Es el momento, tu cita con la gloria, como lo fue el 86 para Diego. Salí a la cancha con la mejor actitud que puedas, con gran determinación y plena confianza en que vas a poder escapar en algunos momentos a la marca pegajosa y difícil que te harán los alemanes. Esas serán nuestras mejores oportunidades de hacer un gol. Poné todo lo que tengas en esos momentos y sentí en tu piel que la gloria te abrazará hoy si vos lo creés con todo tu cuerpo y espíritu. Vamos Lio, vos podés!!!!!

Ya el clima había llegado casi a su mayor nivel de confianza. Era el momento de dirigirme al capitán fuera de la cancha. Parecía que mi tocayo, el Javi Masche estaba esperando que terminara para agarrar la posta, y creo que le saqué algún argumento a su arenga.

Les recordé a todos el sentido de las palabras de Obdulio Varela, el mítico capitán uruguayo, que las dijo en la misma situación, en el mismo estadio 64 años antes, cuando un dirigente uruguayo les había dicho que ya habían cumplido, que traten de que los brasileños no les hagan muchos goles. Obdulio les dijo: los de afuera son de palo: salgamos a la cancha a ganar, sólo cumpliremos si ganamos !!!!

La verdad es que ya cumplieron, pero no tienen que conformarse. Salgan como lo hicieron esos once gloriosos uruguayos. Ellos estuvieron solos entre medio de más de 150.000 torcedores brasileños. Ustedes tendrán todo nuestro apoyo dentro y fuera del estadio, en la Argentina y en cualquier rincón del mundo donde haya un argentino viviendo y palpitante la emoción de este momento.

Ya no nos podrán defraudar, pero todos queremos que puedan dar el último paso con el convencimiento, la confianza y el espíritu necesario para lograr nuestra propia hazaña futbolera en el mítico Maracaná.

Quiero cerrar mi charla agradeciendo a nuestro generoso técnico, capaz de escuchar las opiniones de los demás y de reconocer sus propios errores. Lo miré a los ojos a Sabella y le dije que lo único que le pido hoy es que no se quede solo en plantar bien al equipo para defenderse.

Es el momento de ser balanceados, y agregarle una cuota de agresividad a nuestro juego ofensivo. Nos hace falta para que los alemanes no se nos vengan encima y tengan la tranquilidad de que tengan su juego defensivo bajo control.

Para terminar les dije: nosotros confiamos en su capacidad y determinación para que intenten la hazaña. Es el momento de que uds. también se la crean y salgan a la cancha con la mayor confianza en sus propias fuerzas. Es su cita con la gloria, y pocos de uds. tendrán una nueva chance.

Pongan huevo, garra, corazón y su habilidad para potenciar su juego colectivo. Van a entrar once a la cancha, pero tendrán el respaldo de doce compañeros afuera que estarán listos para respaldar al resto si les tocara ingresar, y tendrán el apoyo y respaldo de millones de argentinos en todas partes del planeta.

Terminé diciendo Vamos Argentina carajo !!!!!!!!!

Casi al unísono todo el plantel y cuerpo técnico saltaron de sus bancos y gritaron Vamos que podemos !!!!! y ahí nomás empezaron a cantar el grito guerrero, el hit de este Mundial recordando a nuestros hermanos brasileños, para darse ánimo y sentirse locales en pleno Maracaná.

Empezaron a gritar: Brasil decime que se siente, tener en casa a tu papá, te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar… a la tercera repetición empecé a improvisar y el Masche me trató de seguir. Sintiéndome apoyado canté: ….la Pulga los gambeteó, el Pipa los vacunó, están llorando desde el Maraca hasta hoy !!!!!! A la selección vas a ver, la Copa vamos a traer, Maradona es más grande que Pelé !!!!!.

En la repetición siguiente varié el canto, y lo enfoqué en nuestro rival de hoy: decime Alemania que se siente ….. y continuamos cantando todos la nueva letra improvisada en el vestuario del mítico Maracaná. Fue un momento emocionante !!!

Dándole gracias a Dios de haber podido compartir este momento, y sintiendo que Jorge Bergoglio, el Papa futbolero argentino hará más fuerza que el Papa alemán esta tarde, confié que nuestro tarde de gloria en Rio de Janeiro de Julio 2014 ya había llegado. Dios probablemente estará hoy con nosotros. Lo necesitamos como pueblo que quiere crecer, madurar como país.

Ojalá que ganemos la Cop del Mundo y no nos quedemos solo en triunfalismos futbolísiticos y políticos, y juntos hagamos un gran país, el país que nos ganemos nosotros mismos con nuestro talento y esfuerzo y confianza en nuestras propias fuerzas. Nuestros guerreros de Brasil podrán ser nuestros ejemplos. Juntos podremos lograr ser una gran nación, respetada por los demás países, como ya lo hizo esta Selección Nacional. Vamos Argentina carajo, juntos podemos !!!!!.

Qué lindo poder cumplir este sueño y cómo me hubiera gustado estar en ese vestuario hoy antes del partido !!!!!!!

 

La previa de la previa

Domingo 13 de Julio de 2014. Mañana de Domingo con un tiempo espléndido y temperatura primaveral para nosotros, comparado con nuestro frío invierno.

En la tranquilidad de la ciudad de Niteroi, separada de Rio de Janeiro por la Bahía de Guanabara, recién volvimos con mi primo Mario de hacer algunas compras. Estamos por desayunar y me pongo a escribir sin demasiada ansiedad por el momento, menos de lo que hubiera pensado.

A eso de las 11 hs. pienso salir rumbo al Maracaná para llegar al mediodía a “el lugar” en el mundo para estar el día de hoy, como lo harán 11 jefes de estado y aprox. 75.000 espectadores. Lamentamente no seré uno de los miles de hinchas argentinos que estarán presentes dentro del estadio, pero no me importa mucho.

Estaré en los alrededores del estadio, disfrutando la “previa” de la mayor fiesta futbolera del mundo, una Final de una Copa del Mundo, que decidirá una vez más quién será el mejor equipo del mundo por cuatro años al menos.

Nuestra Selección estará jugando en el Maracaná esta tarde para intentar lograr ese atractivo y muy deseado objetivo, en tan solo unas pocas horas más. Iremos un busca de nuestro propio “Maracanazo”.

Luego de sacar fotos y tratar de absorber parte de la energía “argentina” que traerán nuestros fanáticos al mítico y legendario estadio, hoy renovado para la ocasión, tomaré velozmente el Metro que me llevará a la zona de Copacabana. Ahí espero ingresar a la Fifa Fan Fest, como lo hice ayer para ser testigo de una nueva frustración brasileña, la que confirmó que el “time” no tenía equipo para estar más allá de un cuarto puesto.

Ayer hubo muchos argentinos en medio de pocos brasileños con camisetas amarillas y que no eran una gran cantidad de fanáticos torcedores en total. Muchos de los presentes ayer eran mujeres que querían disfrutar del show posterior al partido. Los decepcionados torcedores se retiraron antes y después de la dura derrota. Pocos se quedaron para cantar, bailar y sacarse la mufa.

Supongo que esta tarde irán varios miles de hinchas como yo que tratarán de entrar a la Fan Fest, y seguramente sólo nosotros ya llenaremos el área cerrada de la Fan Fest y colmaremos la Avenida Atlántica. Muchos quedarán afuera del recinto, así que intentaré llegar en un horario que me lo permita lograr.

El momento cumbre para los hinchas argentinos está a punto de llegar. El Mundial está llegando a su climax, y nuestro equipo es uno de los dos protagonistas de la instancia que definirá al nuevo rey del futbol por los próximos cuatro años.

Ya se ha cumplido el primer objetivo del sueño de todos antes del Mundial: Argentina volverá a jugar en el Maracaná una Final después de 24 años, la quinta de su rica historia sobre un total de 20 torneos mundiales.

No será contra Brasil, la Final soñada por muchos como yo, pero puede que haya sido mejor, para preservar un poco las buenas relaciones entre vecinos y no correr riesgos de hechos violentos que después hubiéramos tenido que lamentar.

Nos estamos preparando para intentar que se cumpla el sueño completo: que Argentina sea Campeón de Mundo por tercera vez en sus 16 presentaciones en mundiales. Intentará concretarlo  frente a Alemania, su rival de las dos últimas Finales que jugó, en 1986 y 1990. La tercera será la vencida para uno de estos dos grandes equipos mundialistas.

Aproximadamente cien mil argentinos estaremos hoy en Rio de Janeiro intentando ser testigos de un momento histórico para nuestro futbol, y partícipes de una fiesta inolvidable en las praias y ruas de Copacabana después del partido. Ojalá que Messi y sus compañeros froten hoy la lámpara y surja el espíritu combativo del equipo sumado a la capacidad ofensiva, para ganar el partido sin llegar a patear penales. No quisiera sufrir la decisión por “penalties”, por el riesgo de perder de esa manera nuevamente con los alemanes, y porque quisiera que seamos capaces de demostrar que somos mejores que ellos y que los holandeses.

Si no fuera posible evitar ganar por penales, igual estaría muy feliz por ganar y festejaría a full como todos los demás acá en Rio, en la Argentina y en todas partes del mundo donde viven nuestros compatriotas fuera del país.

El partido de hoy será muy difícil, pero tenemos nuestras chances. La próxima nota hablará sobre mis expectativas para hoy.

Por el momento, en la previa de la previa, solo tengo optimismo y muchas ganas de cantar: ¡¡¡¡ Vamos vamos Argentina, que tenemos que ganar, que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar !!!!!!!

La épica impulsa a un equipo que no cree en imposibles – La Nación

lanacion.com| Deportiva

Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Otra vez, en la final

La épica impulsa a un equipo que no cree en imposibles

Por Cristian Grosso | LA NACION

SAN PABLO.- Cada arenga presagiaba la victoria. Cada rostro estallaba de furia y las venas explotaban de confianza. No había miedo. No eran gritos de pánico ni descargas para exorcizar los fantasmas que merodeaban después de dos horas de batallas tácticas. Estaban convencidos de que iban a ganar. Estaban contagiados de una épica conmovedora.

Abrazados, apretados como en la cancha, fundidos en la hermandad que se transformó en la marca de este seleccionado que con la prepotencia de su orgullo se metió en la final de la Copa del Mundo. Se pararon frente a los penales con tanta energía y determinación que hasta eran capaces de intimidar al destino.

Esta vez nada ni nadie le podría arrebatar a la Argentina el derecho a creer que no hay imposibles.
Un equipo que vive del sufrimiento y la resistencia. Que olfatea la adversidad y afila los colmillos. Un equipo que no parece integrado por un buen puñado de los mejores cracks del firmamento futbolero, sino por tipos comprometidos hasta la médula. Con un carácter impetuoso, rebelados contra la cadena de decepciones que la selección se acostumbró a coleccionar en los últimos 20 años.

Brasil 2014 marcará sus carreras por siempre, al margen de cómo termine la aventura el próximo domingo con la intimidante Alemania, en el Maracaná: ya no son estrellas ni fantásticos, se transformaron en guerreros de una causa que desborda una anabolizante pasión. Son como peleadores callejeros, basta que vean o prueben sangre para arremangarse e ir por más.

La lógica de la paridad empujó la definición a la crepitante vía de los penales. La Argentina le dedicó un asfixiante compromiso al partido, con futbolistas disciplinados en todo momento por respaldar al compañero. Por cubrirlo. Por protegerse entre todos. Faltaron fantasías ofensivas para quebrar el pizarrón en el que se espejaron argentinos y holandeses. Pero la selección jamás soltó las riendas, aunque la descolorida tarde de Higuaín y Lavezzi no representara un abanico ofensivo estimulante. Aunque Palacio y el Kun Agüero tampoco trajeran soluciones desde el banco. Y aunque Leo, sí, también Messi, sólo ofreciera pinceladas intermitentes.

La Argentina se sostuvo en su coraje a prueba de cualquier desánimo. Así como el arco de Chiquito Romero se volvió impenetrable desde los octavos de final, el carácter de la selección también está blindado. A veces hasta un estado de ánimo alcanza para ser campeón, se advirtió hace unos días. Aquel conjunto sin garantías de estilo ni funcionamiento en los primeros partidos del Mundial, de algo está hoy tan seguro como orgulloso: inagotables dosis de tenacidad impulsan a una selección que eligió la inmolación para llegar hasta donde sea.

Mascherano ejerce un natural liderazgo emocional porque es un caudillo que viene de otras épocas, pero esparció semillas de arrojo y perseverancia que alumbraron una fecunda cosecha. Todos le han puesto un precio muy alto a su pellejo.

La Argentina se entregó a martillar con el peso de su alma. Bravía, indómita. Un grupo amotinado contra la fatalidad, por eso en el último minuto del tiempo regular apareció Mascherano para barrer el mano a mano que a Arjen Robben se le había negado en todo el partido y ya paladeaba. La lluvia que regaba el estadio Itaquerao invitaba a la epopeya, al relato legendario. Y el desfiladero tapizado de piezas de ajedrez condujo a los penales que, por antecedentes, obligaban a observarlos con desconfianza. Con el recelo de aquel que se encuentra con un desengaño.

Pero en la cancha estaban los vengadores con su avasallante personalidad. Para desquitarse de heridas de ayer, para desagraviar a otras generaciones. Para espantar los peores pronósticos cuando espiar el pasado cercano recordaba la final perdida con Brasil en la Copa América de Perú 2004. Y la eliminación con los alemanes en Berlín, en los cuartos de final del Mundial 2006. Y la ingrata Copa América de 2011, en casa, cuando Uruguay destrozó aquella esperanza.

Todos esos mazazos habían llegado por penales. Pero el espíritu de los gladiadores tenía el antídoto para que la selección se quedara con cuatro de las cinco definiciones que asumió en los mundiales. Para que la figura de Romero se vistiera de héroe al atajar dos remates y, por un instante, impregnar al estadio con aquella fragancia de Italia 90. Sólo por un instante, porque el nuevo desafío será torcer ese recuerdo, aunque el rival sea el mismo. En realidad, éste es mucho mejor. Atención: los vengadores son inconformistas. Al final, la emoción los atrapa y lloran. El latido de todos juntos construye un equipo feroz.

Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto de la catástrofe del Mundial

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Brasil

Dilma y su gobierno, inquietos por el impacto de la catástrofe del Mundial

Temen que el malhumor de los brasileños por la contundente derrota con Alemania se proyecte sobre el voto en octubre, cuando la presidenta busque su reelección; el golpe económico

Por Alberto Armendariz | LA NACION

DE JANEIRO.- En busca de la reelección el 5 de octubre, la presidenta, Dilma Rousseff, siempre sostuvo que su suerte en las urnas no estaba atada a la performance de la selección brasileña en el Mundial.
Sin embargo, tras la humillante eliminación que sufrió el equipo verdeamarelo frente a Alemania anteayer, el gobierno teme que la profunda decepción que se apoderó del país aumente el ya frustrante clima económico y perjudique sus posibilidades de éxito.

Uno de los primeros visitantes que acudió ayer al Palacio del Planalto fue el presidente del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), Rui Falcão, uno de los principales articuladores de la campaña por la reelección de Rousseff.

Aunque la prensa aseguró que la histórica derrota 7-1 contra Alemania no cambia los planes petistas y que la jefa del Estado sólo entrará de lleno en la contienda a partir del día 20, en los pasillos del palacio presidencial ya se hablaba de un cambio de estrategia para «despegar» a Rousseff de la demolida selección y resaltar sólo los aspectos organizativos del Mundial, que han funcionado muy bien o por lo menos no fueron el desastre que se había anticipado.

«La Copa es la Copa. Ahora es el momento de sufrimiento, pero en agosto se dará vuelta la página. Como gobierno debemos dejar claro que la infraestructura funcionó perfectamente. Las elecciones son otro capítulo», confirmó en sus primeras declaraciones el secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho.

Su postura de separar el fútbol mundialista de la política tiene una base histórica; hasta ahora, nunca hubo una correlación directa. En 1998, pese a la caída de la selección brasileña contra el equipo anfitrión del Mundial de Francia, Fernando Henrique Cardoso fue reelegido en primera vuelta.

En el Mundial de Corea-Japón, sucedió lo contrario: Brasil se alzó con la Copa, pero el candidato oficialista, José Serra, perdió ante Luiz Inacio Lula da Silva. Y si bien en los mundiales de Alemania y de Sudáfrica la selección brasileña fue derrotada, Lula ganó la reelección en los comicios de 2006 y su ahijada política, Rousseff, llegó al poder en 2010.

«Hasta hoy, la asociación entre fútbol y resultado electoral era un mito. Pero hasta hoy nunca había ocurrido un papelón como éste. Vamos a ver a partir de ahora qué efecto puede producir», advirtió, por su parte, el director general de la encuestadora Datafolha, Mauro Paulino.

Según un sondeo de esa empresa revelado la semana pasada, gracias al cambio de humor que generó el Mundial en la sociedad brasileña en las primeras tres semanas, la intención de voto de Rousseff parecía haber mejorado. La presidenta, cuya imagen había sufrido un fuerte desgaste desde las protestas del año pasado en reclamo de mejores servicios públicos y contra los gastos de 11.000 millones de dólares para el Mundial, pasó de tener un respaldo de 34% en junio a un 38% este mes.

Sus contrincantes también se beneficiaron por el ambiente, pero menos: el senador Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña) pasó del 19 al 20%, en tanto que el ex gobernador de Pernambuco Eduard Campos (Partido Socialista Brasileño) subió del 7 al 9%.

«Estas oscilaciones son temporales. Otros elementos son más relevantes para las elecciones que el fútbol, sobre todo la economía. Y si bien existe un consenso de que los resultados económicos no son los que se esperaban, la economía brasileña tampoco se contrajo en estos cuatro años.

Lo que el gobierno debe evitar en estos próximos meses es que haya una goleada económica que empeore la situación», señaló a LA NACION el profesor Mathieu Turgeon, del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.

Después de una expansión récord del PBI del 7,5% en 2010, el último año de Lula en el poder, el desempeño económico del Brasil de Rousseff ha sido desalentador: 2,7%, en 2011; 1%, en 2012; 2,3%, en 2013, y para este año se espera un crecimiento de sólo el 1,5 por ciento.

En tanto, la inflación no para de aumentar; es más, anteayer, pocas horas antes de la debacle frente a Alemania, el gobierno confirmó que el índice de precios al consumidor de los últimos 12 meses traspasó el techo de la meta oficial del 6,5% y se ubicó en 6,52%. No obstante, el desempleo sigue siendo bajo, en torno del 5,4 por ciento.

«Durante la campaña, el gobierno hará hincapié en cómo se ha logrado reducir las desigualdades sociales en esta década del PT en el poder y no tanto en los números actuales. Ya con el Mundial finalizado, subrayará la capacidad de Brasil para organizar este gran evento que fue un éxito internacional, más allá de los resultados para la selección brasileña», señaló Turgeon, para quien Rousseff deberá de cualquier modo disputar una segunda vuelta electoral el 26 de octubre.

Hasta que se acabe la Copa, todavía faltan cuatro días, en los que el gobierno buscará evitar a toda costa que haya problemas de seguridad -ya se anunció un refuerzo de efectivos para la final en el estadio Maracaná de Río de Janeiro- y accidentes como el que ocurrió la semana pasada en Belo Horizonte, donde se derrumbó un viaducto en construcción que era parte de las obras previstas y nunca terminadas para el Mundial.

LAS CIFRAS QUE AMENAZAN AL PT
38%
Intención de voto
Con esa cifra, registrada por Datafolha, Dilma ganaría en la primera vuelta pero no evitaría el ballottage
.
1,5%
Crecimiento
Este año, la economía brasileña tendrá su menor expansión en los últimos desde que el PT llegó al poder
.
6,52%
Índice inflacionario
Aunque levemente, el índice de precios al consumidor traspasó el techo del 6,5% que tenía proyectado el gobierno.

El equipo que calca la historia – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Opinión

El equipo que calca la historia

Por Daniel Arcucci | LA NACION

SAN PABLO.- En este atardecer del 9 de julio de 2014, Chiquito Romero, gigante, camina hacia el arco con la misma confianza con la que el Vasco Goycochea, enorme, caminó aquel anochecer del 3 de julio de 1990. Arde San Pablo ahora como ardía el San Paolo entonces, aunque acá en Brasil hace un frío que cala los huesos, en medio de una lluvia triste, y allá en Nápoles estábamos en plena «estate italiana», con un sofocante calor de verano.

Ya escuchó, Romero, cómo Mascherano le gritó que iba a ser un héroe, así como Goycochea había escuchado de boca de Maradona que iba a atajar dos. La confianza se la ganaron en plena competencia, la misma que les había faltado antes de llegar al Mundial. Ya escuchó el equipo, también, cómo más de medio estadio se le ponía en contra, con brasileños que de pronto se habían transformado en holandeses, acá, así como los napolitanos se habían visto obligados a dividir su pasión, allá, con una bandera que lo explicaba: «Diego, Nápoles te ama, pero Italia es nuestra patria».

Parece empeñado, este seleccionado de Sabella, en recorrer el mismo camino que aquel de Bilardo, casi un cuarto de siglo después. Rompe maleficios, calca la historia. Igual de cerrado en sí mismo ante las críticas, primero. Igual de convencido para elegir un perfil, aunque no sea el más simpático, después.

El día que comprendió que la fórmula de los cuatro fantásticos no funcionaba, eligió el camino de los once guerreros. Y allá va, como aquél. Casi disfrutando el sufrimiento. Haciéndolo parte de su personalidad. Ni cerca ha estado de ser el equipo más vistoso del torneo y ya no lo será, pero así llegó hasta donde llegó. Como aquél.

Romero atajó el primero, a Vlaar, así como Goycochea había atajado el último, a Serena. Fue como si la serie de penales hubiera continuado, de manera mágica, con las imágenes en pausa durante 24 años. La proeza, después de un partido cerrado, táctico hasta la exasperación, vuelve a ubicar al equipo en el deseado séptimo partido y en el escenario soñado. En el estadio Olímpico de Roma debía estar Italia; en el estadio Maracaná de Río debía estar Brasil. Pero uno no estuvo y el otro no estará. Estará la Argentina contra Alemania, otra vez. Como entonces…

El plan de Sabella en la batalla del Itaquerao – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Un duelo de estrategias

El plan de Sabella en la batalla del Itaquerao

Por Christian Leblebidjian | LA NACION

SAN PABLO.- No recuerdo haber visto un partido así. Tan táctico, tan posicional, tan estratégico desde sus duelos en los uno contra uno, desde las telarañas defensivas y las búsquedas de contraataque.

Algo muy parecido se vio en el calor de Barranquilla, en 2011, en aquel partido que la Argentina le ganó a Colombia 2 a 1. Leonel Álvarez, DT local, pensó: «Para que a Colombia lo agarren con espacios en su defensa, primero tiene que atacar». Y no atacó, le planteó un partido «espejo» al plan argentino, cortándole la posibilidad de contraataque, el mayor potencial del equipo de Sabella. Aquel primer tiempo fue como todo el partido de ayer.

En el extremo de intensidades y búsquedas ofensivas se pueden ubicar los duelos entre el Barcelona de Pep Guardiola y el Atlético Bilbao de Marcelo Bielsa: golpe por golpe, defensas de dos contra dos, avances respaldados con cinco o seis jugadores, dos equipos asumiendo riesgos hasta el final de sus posibilidades, miles de situaciones.

Lo de ayer fue distinto. Quedará como la batalla del Itaquerao: presión en la mitad de la cancha, marcas asfixiantes sin necesidad de abusar de las infracciones (sólo 10 de la Argentina contra 15 de Holanda), movidas de ajedrez, paciencia de ambos lados para jugar la pelota el mayor tiempo posible sin ponerla en riesgo, infinidad de pases atrás hacia los arqueros.

Durante 120 minutos hubo apenas tres situaciones de gol: el tiro libre de Messi y la chance desperdiciada por Palacio. Por el lado holandés, el cierre salvador de Mascherano ante Robben. Casi no hubo remates desde fuera del área y de las 15 pelotas paradas (8 del lado argentino y 7 de Holanda), sólo la de Garay generó algún murmullo. Es que los futbolistas habilidosos tampoco estuvieron finos en las ejecuciones de los centros.

El pizarrón de Van Gaal fue interesante, como en toda la Copa: sorprendió con De Jong y aun así tenía la chance de armar cuatro equipos posibles. Pero, como se suponía, volvió al 5-3-2 que había utilizado ante España, Australia, Chile y México, porque no le había conformado el 3-4-3 planteado ante Costa Rica.

No sólo eso: Sneijder arrancó haciéndole marca personal a Biglia, para taparle ese primer pase; Wijnaldum tenía que controlar de cerca a Mascherano (no encimarlo, tenerlo ahí), De Jong fue con Messi, Kuyt con Lavezzi y Blind con Enzo Pérez; incluso Van Persie, en el retroceso, tenía que bajar hasta la mitad de la cancha para tener en la mira a Garay en caso de que fuera alternativa de descarga.

¿Qué estaba en la mente de Van Gaal? Obligar a la Argentina a jugar por el callejón central, presionar y esperar el momento justo para anticipar, robar, y tratar de llegar en tres toques hasta Romero. Un par de veces logró que sus rivales cayeran en la trampa.

La Argentina salió 4-4-2, pero (para jugarle «espejo» a Van Gaal) durante varios pasajes utilizó la línea de 5. No le hizo falta a Sabella confirmarla desde los nombres, ya que la armó con Mascherano entre los centrales, pero también ocasionalmente con Lavezzi o Enzo Pérez como laterales derechos, cerrándose Zabaleta como un central más.

«Vamos a atacar con la gente necesaria y no con más», había dicho el DT un día antes. Para que no lo agarraran mal parado, casi no atacó. Y, cuando lo hizo, apenas desprendió tres o cuatro jugadores. Así neutralizó la principal carta ofensiva de Holanda. Sabía que, en espacios reducidos, le cuesta progresar. Así fue.

Para que el plan fuera perfecto, a la Argentina le faltó insistir por la derecha, ir más decidido para atacar por el costado izquierdo holandés. Van Gaal vio el déficit y con un solo cambio (Janmaat por Martins Indi) modificó casi toda la defensa. Sabella tuvo, en un momento, a cuatro delanteros, pero nunca se salió del «espejo». No asumió riesgos y por eso fue empate. Y si bien Argentina festejó en los penales, los técnicos quedaron a mano.

Escribo desde el corazón – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Escribo desde el corazón

Por Juan Pablo Varsky | Para LA NACION

SAN PABLO.- Algún día voy a escribir de Mascherano, el nuevo prócer del fútbol argentino. Del partido descomunal que hizo, de ese corte en la última jugada del segundo tiempo, cuando por única vez Robben pudo entrar en el área con peligro. De su llanto del final, que te dan ganas de abrazarlo y llorar con él.

Otro día escribiré sobre Sergio Romero, «el arquero sin ritmo» que nos puso en la final. En otro momento escribiré sobre Garay, ese central que sigue anulando delanteros. Ayer, Robin van Persie y Huntelaar se sumaron a la lista de Origi, Lukaku, Drmic, Seferovic.

Queda pendiente la crónica sobre Martín Demichelis, el hombre que le ganó al estigma. Ya está Martin. Olvídate del boliviano Marcelo Martins. Quedó archivado. Marcaste al futbolista más desequilibrante del torneo con aplicación y concentración durante 120 minutos.

El cuadrado fantásticos de centrales y medios se completa con Lucas Biglia, Mr. Juego Simple. Corre, piensa y se la pasa a un compañero. Y a Pablo Zabaleta, un líder por consistencia y por autoridad. Y a Marcos Rojo; ése que te hacía reír cuando repasabas el equipo, hoy te emociona por su esfuerzo y su rigor en la marca. No pasa nadie por ahí. No hace falta que le pidas perdón.

Vinimos a ver el ataque argentino. La defensa gana campeonatos. Algún día recordaré el destino de elegido de Maxi. Hace ocho años, la clavaba en el ángulo ante México. Hoy acierta el último penal. ¡Y cómo se rompió el alma en su querido Newell’s para ganarse su tercer Mundial!

Ya está, Rodrigo. No te tortures más con la jugada del suplementario. Desde arriba era fácil dejarla bajar un poquito y darle de zurda. ¡Buena, Kun! Te falta mucho, pero te quedas con sensaciones positivas de la prórroga y metiste tu penal. Clave, para darle dos match-points al equipo.

Otro día voy a destacar el partidazo de Enzo Pérez. La personalidad y el atrevimiento para pedirla y gambetear hacia adelante. Se entendió muy bien con Higuaín, otra vez muy dinámico y preciso con la pelota. Yo no los hubiera sacado, pero Sabella sabe más que cualquiera de nosotros, aun cuando sus decisiones no nos gusten o no tengan el efecto deseado dentro de la cancha. Humildad y trabajo, dijo luego del triunfo.

El trabajo paga. Siempre. Los hechos, como evidencia y como respaldo. Ya habrá tiempo para valorar el funcionamiento, la inteligencia y el coraje que mostró el equipo ante la brava Holanda en un ajedrez futbolístico.

Otro día le tocará a Lavezzi, el favorito de las chicas. El hombre del equilibrio, que le dio simetría y balance al equipo cuando entró por Agüero ante Nigeria para nunca más salir. Y también habrá para Di María, por su gol ante Suiza, fundamental para llegar hasta acá.

No hay equipo sin plantel. Basanta, Gago, Fede y Augusto Fernández, Campagnaro, Ricky Álvarez. Los arqueros Andújar y Orion, siempre alentando y ayudando al titular Romero. «Te comés el mundo y te convertís en héroe», le dijo Mascherano antes de los penales.

Leo, faltas vos. Fue duro contra el enorme De Jong. Vas a jugar una final del mundo. Tus compañeros te llevaron al Maracaná. Ahora te toca llevarlos a la gloria. Domingo 13 de julio es tu fecha con la historia. Y ante Alemania, justo los que te sacaron de tus dos Mundiales anteriores. La mesa está servida, Enano. Es tu turno.

Habrá tiempo y espacio para el análisis. Hoy, no. Estoy llorando de la emoción y escribo lo que puedo, lo que me va saliendo del corazón.

Finalista por dura y rebelde – La Nación

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Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Un equipo que cumple objetivos

Finalista por dura y rebelde

Por Claudio Mauri | LA NACION

SAN PABLO.- De rebelde alcanzó la final. De porfiada y tenaz. De convencida de que ése era su destino y ni la rocosa Holanda la iba a apartar. Cumplió con su idea fija, con su misión impostergable.

Dura es esta Argentina, como la cabeza de Mascherano, que recibió un golpe como para causarle una conmoción cerebral y siguió jugando porque el corazón lo tenía intacto, le seguía bombeando sangre guerrera. Dura como la mandíbula de Zabaleta, que de un choque con Kuyt le quedó como si se hubiera cruzado con Mayweather. A morder una gasa y a seguir jugando, que la batalla necesitaba de todos los soldados, aunque estuvieran heridos y extenuados. Dura como ese brazo vendado de Biglia, que se retuerce de dolor tras un topetazo con Clasie, pero ni se le ocurre abandonar.

En el Itaquerao, un nombre que al pronunciarlo hasta se le encuentra alguna resonancia belicista, se disputó una batalla, no violenta ni con mala intención, pero sí muy táctica, áspera, de choque repetido, de conquista por cada centímetro del campo como si fuera la tierra prometida.

En capacidad de sufrimiento no le gana nadie a esta Argentina. Quedó demostrado una vez, como en anteriores partidos. Y de fútbol anda corta, pero tampoco se encontró con algún rival que la haya superado en ese rubro, en el que Alemania impresiona con su juego académico. Ése es el Everest que le espera el domingo en el Maracaná, pero no es menor que ya haya hecho cima con una final.

El seleccionado que llegó al Mundial con la etiqueta de los Cuatro Fantásticos y un poder ofensivo que era la envidia de todos sigue adelante porque encontró la manera de ser un bloque compacto en defensa, de juntar esas líneas separadas que tanto desvelaban a Sabella, de dar un paso atrás y ser más selectivo en los ataques. Del golpe por golpe al estudio, el cálculo y la especulación. La Argentina no juega con una sonrisa, es seria. Por cada caricia que le niega a la pelota aprieta los dientes con más fuerza. Apechuga, resiste y asalta.

Antes del Mundial, desde estas líneas se aventuró que Sabella no es la clase de técnico de morir con las botas puestas, por aquello de mantener a los Cuatro Fantásticos contra viento y marea. Es de elegir calzado para cada ocasión. Y las circunstancias, las lesiones y su buen ojo lo llevaron a dar con esta horma que no muchos hubieran aventurado hasta hace unas semanas.

Con la elección de Demichelis para darle seguridad y aplomo a una zaga central que tiene en Garay a uno de los mejores del Mundial en su puesto. Con Biglia levantando junto con Mascherano una aduana en la que quedan muchas pelotas. Con Enzo Pérez sumándose a la causa con solidaridad y sentido colectivo para cubrir la sensible baja de Di María.

Esta Argentina dependiente de Messi es capaz de sobrevivir a una noche apagada de Leo, y con poca compañía, que también hay que decirlo. El equipo, guste más o menos, fue apareciendo mientras fue superando etapas con un aporte individual decisivo por encuentro. Primero fue Messi, después se sumó Di María, otra tarde fue Higuaín y ayer fue el turno de Romero, este arquero sin continuidad en Monaco que, en vez de olvidarse de atajar, acumuló ganas para demostrar su valía.

La semifinal fue fea para ojos imparciales y un parto para los que la siguieron con algún interés en particular. Una partida de ajedrez, con tablas constantes. Mucho estudio, poco atrevimiento. Con parejas: De Jong siguiendo a Messi, Sneijder tapando a Biglia.

Fue un partido de defensores, sobre todo de los zagueros centrales, que impusieron condiciones. Notable la actuación de Vlaar en el anticipo y en el corte. Imponentes Garay y Demichelis. En ese contexto, era lógico que las ocasiones de gol escasearan.

Holanda tenía un gran despliegue, pero poca creatividad para encontrar a Robben y Van Persie. Los ingresos de Palacio y Agüero suponían una mayor agresividad ofensiva que no fue tal, si bien el delantero de Inter resolvió mal con un cabezazo débil la situación más clara de los 120 minutos. El destino de los penales era inexorable. Situación límite para esta Argentina que no siente vértigo, especialista en salir con vida cada vez que está entre la espada y la pared.

El peregrinaje hacia una Final histórica – La Nación

lanacion.com| Deportiva
Jueves 10 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa

Cómo lo vivieron los hinchas

El peregrinaje hacia una final histórica: los argentinos

Hubo 25.000 simpatizantes albicelestes en el Itaquerao; aunque fueron visitantes, cargaron a los brasileños por su eliminación y sufrieron por los penales

Por Nicolás Balinotti | LA NACION

SAN PABLO.- Dicen las paredes en la estación de tren Itaquera: «Brasil, camino al hexa». Saluda otra pintada, con cuidado arte callejero: «Bienvenidos al Mundial». El color de las banderas hace parecer que el mundo está reducido a ese pedazo de muro. Hay que detenerse en el mensaje. Porque lejos de un cálido recibimiento, los argentinos ingresan en el estadio como quien pone un pie en tierra enemiga.

Sobre la cuesta que une la estación con los accesos, una brasileña de tez morena y ojos incoloros guía a la marea con un altavoz. Lo hace subida a una banqueta alta, como la de los árbitros de tenis. «Que levanten la mano los de Holanda», grita. Los de naranja saludan, vivificados por varios litros de cerveza. «Un vamos para los de Argentina», intentan animar a la otra parcialidad. Los argentinos le responden con ironías: «Te comiste siete», y le exhiben el número, con los dedos de las manos. Lo que queda de la rampa se trepa a los cánticos: «Brasil, decime qué se siente.»

Antes de cruzar el primer control, tres amigos de Victoria se roban la atención con la leyenda de sus camisetas: «Vai embora, 1-7, 8 de julio de 2014». Otra referencia con sarcasmo para los brasileños, todavía incrédulos ante una eliminación que será eterna, tanto o más que el Maracanazo del 50.

El Itaquerao espera en la cima. Desde lejos, se distingue como una maqueta en obra. Con el Mundial ya casi terminado, el estadio muestra aún muchos cabos sueltos. En el peregrinar del público se cruzan argentinos, holandeses y brasileños vestidos de naranja. También hay hinchas de otras nacionalidades, que lejos de ser neutrales, se vuelcan por algún equipo. Así lo demuestran los bolivianos Fabio y Oscar, vestidos de coya de pies a cabeza, y dispuestos a «alentar a los hermanos sudamericanos».

En uno de los accesos se encuentran el sindicalista Pablo Moyano y Martín Redrado. ¿Alianza en puerta entre el camionero y uno de los economistas favoritos de Sergio Massa? No da la sensación, a pesar del afectuoso abrazo. Para los políticos, los mundiales siempre son una excusa para huir del país.

Adentro, el Itaquerao es un hervidero. Ni la intensa garúa nubla el entusiasmo de unos 25.000 argentinos que se sienten visitantes, pero que así y todo desafían a los locales. «Esta lluvia de mierda no quiere parar, es Brasil que no para de llorar», gritan a coro. Como réplica, surge una tormenta de abucheos y una melodía que suena a desahogo: «Pentacampeón».

El nerviosismo de un empate que parece inquebrantable baja la tensión. La rivalidad entre argentinos y brasileños ahora es muda, con cruce de miradas hostiles y gestos. La Argentina y Holanda igualan, y el azaroso ritual de los penales dirá quién jugará la final con Alemania. Los nervios se anidaban en los estómagos de los simpatizantes.

Están todos petrificados, encomendados a la lotería de la definición desde los doce pasos. Las atajadas de Romero se gritan con alma, como un gol. Esta vez el héroe no es Messi, sino que es él. Ese arquero que sonríe cara a cara con una hinchada que alguna vez lo puso en duda. Como a Goycochea, en los lejanos 90.

AL FINAL, MÁXIMA ALENTÓ A LOS HOLANDESES
Luego de muchas especulaciones, el Palacio Real de Holanda zanjó la duda sobre el seleccionado al cual alentaría la reina Máxima. La Federación holandesa comunicó que había recibido el deseo de «suerte» de los reyes Guillermo y Máxima, que fue leído a los futbolistas por el entrenador Louis Van Gaal antes del partido.

Fuimos locales otra vez !!!!!

Estuve en las adyacencias del estadio Arena Corinthians y de la Fifa Fan Fest el histórico día 9 de Julio de 2014, en el que Argentina volvió a lograr un pase a la Final de una Copa del Mundo luego de 24 años de espera y frustraciones, después de perder la Final contra Alemania ( justamente nuestro futuro rival ) en Italia 1990. En la fecha de conmemoración de una fiesta patria tan importante, los argentinos en nuestro país, en el exterior y especialmente los que estamos en Brasil, nos dimos un gran gusto y tuvimos una enorme alegría futbolera !!!!!

La jornada fue muy larga e intensa para mí, así que la nota será un poco larga, pero espero que la encuentren sabrosa. La mayoría de los buenos momentos que pasé están registrados en las fotos que acompañan esta nota, que espero que disfruten aunque sea algo de lo mucho que yo lo hice mientras las tomaba.

Ayer los argentinos coparon San Pablo. Muchos estuvieron viendo el partido dentro del estadio, pero muchísimos más que no tenían entradas como yo que ni me preocupé en intentar conseguir una ( se trataban de vender a un valor entre 3000 y 4000 Reales en la previa por internet, unos u$s 1350 a 1800 ), estuvimos pululando por la zona de la Fifa Fan Fest, principalmente.

Empecé la previa al partido viajando en el tren express que sale de la antigua y muy atractiva Estación Luz, que llega al estadio sin escalas en unos 20 minutos. Como me pasó el día del partido con Suiza, que me encontré en el Metro ( subte ) con Andy Kusnetzoff, Sebastián Wainraich y Gabriel Schultz ( quienes compartieron la conducción de TVR antes de la etapa actual de Gabriel junto a Pablo Rago ), en mi vagón viajaba conmigo una joven notera de O Globo, que empezó a entrevistar a unos argentinos que viajaban en el medio del mismo.

Me acerqué, saqué una foto y en ese momento ella me miró y me empezó a preguntar por el partido. Hice varios comentarios en mi portugués semi-rudimentario, y uno de los argentinos me alentaba y me decía “Bien Macaya !!!!”.

A la salida del tren nos sacamos una foto con ese grupo de argentinos, y yo seguí sacándole fotos a la periodista mientras entrevistaba a un holandés en el andén. La productora me dijo que no sacara fotos con flash, ya que estaba saliendo en vivo !!! y que las notas las podía encontrar en internet. La voy a buscar.

Como en el partido de Cuartos frente a Suiza, nuevamente me instalé a la salida de la estación de tren, donde tenía que desembocar todo el público que quería ingresar por la entrada “Leste”.
Tomé y compartí un montón de fotos con holandeses/as, argentinos/as de distintos puntos del país y turistas de otros países. Una de los mejores recuerdos es una que me saqué con un alemán que llevaba puesta su camiseta, y mientras yo levantaba el pulgar para la foto, él marcó el número 7 con sus dedos, con lo cual aparecemos recordando el 7 a 1 del día anterior frente a Brasil. La foto no estuvo armada, y quedó muy graciosa, salvo para los brasileños que la vean.

Como en otros partidos, también se jugó el Mundial religioso. Estaban presentes en la zona de la estación un grupo de brasileños evangélicos repartiendo folletos y con una bandera que decía “We are more than conquerors in Christ”, y dos pares de chicas centroamericanos con carteles como “Brazil and Barbados for Christ” y “Argentina para Cristo”. Me saqué fotos con las chicas y sus carteles.

Al regreso viajé en el vagón del tren con un grupo numeroso de holandesas que al igual que yo habían ido a participar de la previa. Como la mayoría de los holandeses, estaban vestidas con detalles estrafalarios, para participar de los partidos como si fueran a una fiesta. Es un rasgo muy distintivo de esa hinchada, que ya había percibido en el partido contra Chile cuando estuve en el mismo estadio de ayer en San Pablo el día de mi llegada a Brasil.

El color naranja presente en la ropa de todos, ya sean hombres o mujeres, sumado a la belleza femenina de las nacidas en tierra de su Reina, nuestra Máxima, invitaron a sacarles fotos en los dos partidos que jugaron en San Pablo y al que vi contra Costa Rica en la pantalla de la Fan Fest. Todos son muy simpáticos y sonrientes, y se prestan naturalmente a ser fotografiados solos o si uno quiere sacarse una foto con ellos. En la Categoría Fans de Holanda del Blog, podrán encontrar unas cuantas fotos muy simpáticas y coloridas de ellos y ellas.

Aunque calculé volver desde el estadio con tiempo para entrar en la Fifa Fan Fest, nuevamente no pude ingresar. A las 15:50 hs., o sea una hora y diez minutos antes de empezar el partido, el espacio para presenciar el partido a través de una pantalla gigante, estaba colmado por 25.000 o 30.000 personas, de acuerdo a la capacidad que se anuncia oficialmente acá, y no permitían el ingreso por ninguno de los dos accesos, al numeroso público que se encontraba en la zona tratando de entrar.

Yo me quedé resignado en el área del acceso cercano al Teatro Municipal, y aproveché para reiterar el rito de hacerme pintar la cara, como lo hice en el partido contra Suiza. No soy cabulero, pero me gustó repetir el gesto y quería tener un toque personal. Pedí que mi bandera estuviera como flameando.
Bajo una leve y persistente lluvia me dirigí al espacio adyacente al mismo lanchonete en el cual me había instalado a ver el partido frente a Suiza. Había muchísima más gente que el día que jugamos los Octavos, y me sorprendió que hubiera muchos brasileños. Ese día era feriado en San Pablo, y por eso calculo que también se llenó la Fan Fest con muchos de ellos que fueron a alentar en forma mayoritaria y abierta a los holandeses y a oir el show posterior al match.

Vi el partido apretujado, con clima de cancha, ya que hubo cánticos de los argentinos que eran muchos y hubieron algunos momentos en que un grupo de brasileños entonaba sus propios cantos.
El partido no fue emocionante, pero el climax llegó al final de los 90 minutos, cuando Mascherano evitó con su estirada y excelente barrida el gol de Robben, durante el segundo suplementario cuando Argentina estuvo cerca de hacer el gol por medio de Palacio y alguna otra jugada que llevó peligro, y principalmente durante la serie de penales.

Las atajadas de Romero se gritaban como si fuera un gol, y el delirio empezó cuando Maxi Rodríguez clavó el gol definitivo. Fue un pandemonium, y en ese preciso momento me robaron la billetera, que yo la venía tocando constantemente, cuando me desacomodaron en el medio del festejo todos apiñados.
Por suerte no tenía en ese lugar el pasaje a Rio de esa misma noche, los tickets de las valijas que había dejado en depósito en la Rodoviaria, ni mucha plata. Fue un gran disgusto y me costó bastante asumir la situación y sumarme a la fiesta. Junto a mí le robaron un celular a un argentino, y en la Rodoviaria otro me contó que le habían robado de la misma manera que a mí. Por lo visto, los pungas no son solo nuestros….

Luego de no encontrar la billetera tirada mientras todos festejaban como locos a mi alrededor, me dirigí a la zona del Teatro Municipal, donde se había congregado el grueso de argentinos para festejar. Estuvo muy divertido, con los cánticos de siempre, destacándose principalmente el dedicado a los brasileños ( Brasil, decime que se siente, tener en casa a tu papá… ) y a los ingleses ( el que no salta es un inglés ), y el clásico y muy apropiado por la ocasión: y ya lo ve, y ya lo ve, somos locales otra vez !!!!!!

Como llovió en varios momentos de la tarde y noche, cada vez que se intensificaba, los hinchas cantaban un cántico alusivo a la lluvia vinculándolo con los llantos de los brasileños por su humillante derrota, y se acordaban del resultado 7 a 1 gritando todos los números del uno al siete para recordar el histórico partido.

Créase o no, y pese a algunos cánticos, habían chicas y chicos brasileños con ganas de participar en el festejo, y algunos bailaban al ritmo de los tambores de nuestros hinchas. Otros más alejados, contemplaban la fiesta que les hubiera gustado tener a ellos.

Como me había quedado sin batería de mi máquina de fotos, me acerqué a unos chicos y chicas, que luego supe que eran de Campana, que estaban sacando fotos de los hinchas que estaban colgados de un bello y antiguo farol frente al teatro. Era una muy buena foto que yo saqué antes de quedarme sin batería, pero no me había salido bien por las limitaciones de mi máquina para sacar buenas fotos nocturnas.

Les pasé mis datos del Blog y les pedí si me podían mandar fotos del festejo para subirlas. Todos fueron muy agradables, y saltamos y cantamos un rato juntos. La joven fotógrafa me contó su historia. Vino con su marido de luna de miel, en un viaje que lo habían soñado durante mucho tiempo. Los dos son re-futboleros. Le pedí que me escribiera contando en detalle su experiencia del viaje, ojalá que lo haga !!!

Los festejos se empezaban a apagar cerca de las 22 hs., cuando decidí que ya era hora de irme a la Rodoviaria. Tomé el Metro en busca del ómnibus que me llevara a a Rio, con salida a las 23 hs, recordando uno de los cantitos que cantó la hinchada un rato antes frente al teatro: “Hace frío…. hace frío…. yo por eso… me estoy yendo a Rio” !!!!!

Me volvieron las ganas de saltar de alegría pensando que en unos pocos días más estaría disfrutando junto a nuestra selección en la cidade maravilhosa, de una nueva Final de Copa del Mundo que jugará la Argentina, la quinta en su historia.

Seguramente el Domingo 13 de Julio 2014 en Rio de Janeiro, seremos locales otra vez como lo fuimos hasta ahora !!!!!!

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil – La Nación

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Martes 08 de julio de 2014 | 20:15

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil

Por Daniel Arcucci | canchallena.com

Hace ocho años, en su Mundial, los alemanes terminaron dando una vuelta olímpica en Dortmund, aplaudiendo a la gente y aplaudidos por la gente, mientras por en altoparlantes de ese estadio famoso por la resonancia de su fervor sonaba la más hermosa música de los Mundiales, «Un’estate italiana». No, no habían ganado. Perdieron con Italia, justamente, aquella semifinal y días más tarde volvieron a celebrar, esta vez el tercer puesto, después de ganarle a Portugal. Al día siguiente, Berlín fue una fiesta.

Y al siguiente, volvieron a trabajar en lo que ya venían trabajando.

Ocho años después, con la camiseta del Flamengo en lugar de la clásica blanca o de la verde alternativa, como si hasta eso hubiera estado pensado, le dieron una paliza histórica y una verdadera lección de fútbol nada menos que a Brasil, en su Mundial, tras haber incorporado como propias señas de ese juego que por estas tierras se ha jugado como en ningún otro lado.

Explicar semejante resultado solamente por el grado de conmoción y desconcierto con el que los futbolistas brasileños han padecido todo este Mundial, ya no sólo este partido, sería una injusticia tan grande como suponer que este fenómeno de Alemania ha surgido simplemente de una combinación generacional de excelentes futbolistas.

La más brasileña de las Alemanias masacró a un Brasil al que sería irrespetuoso (con Alemania) calificar de alemanizado, se construyó por decisión propia y por estrategia estructural. Lo que se vio en el Mineirao, lo que ya se había visto en el Fonte Nova contra Portugal es, en definitiva, el trabajo de años, tras haber disfrutado el Mundial que no ganaron.

Vale leer, una y otra vez, aunque suene reiterativo, a Jürgen Kloop, el excéntrico y formidable entrenador del Borussia Dortmund, para entender todos los por qué.

«Se impuso a los clubes la obligación de tener centros de rendimiento: profesores de fútbol, entrenadores juveniles mejor preparados y mejores condiciones. Y el que no los tenía, no conseguía licencia ni para Primera ni para la Segunda División. Eso fue muy útil y ahora tenemos una cantidad increíble de jugadores con talento. No dejan de aparecer nuevas promesas. Nos hemos vuelto más valientes sacando al campo a chicos de 17 años. Las cosas han cambiado tanto que ahora lo que nos falta es el juego aéreo. El gran impulso evolutivo de principios de los 90 vino con el cambio a una marca en zona centrada en la pelota. Ya no se marcaba al jugador. En Alemania, hasta 1994, si tu marca se movía, le seguías hasta el baño. La marca en zona hizo que no tuvieras que limitarte a destrozar el juego contrario, sino que podías desarrollar tu propio juego», reveló hace un tiempo, en una entrevista en la que también decía, por ejemplo: «El mundial de 2006 supuso la mejor publicidad para Alemania. No sabíamos que podíamos ser tan despreocupados, felices y alegres como país. Tuvimos cuatro semanas de clima español, lució un cielo azul. Todos estaban de buen humor, todos amaban la vida. Pero también está dentro de nosotros no gastar más de lo que se ingresa.».

Y también está dentro de ellos construir lo que no tienen. Alemania se convirtió en una máquina de fútbol, demasiado para este pobre Brasil. Para entenderlo, para explicarlo, hay que empezar de adelante para atrás. Porque allá adelante es donde terminan apareciendo todos, no se sabe quién ni cuándo. Fue Müller después de un córner, fue Klose para batirle el récord (encima) a Ronaldo, fue Kroose dos veces para demostrar que no importa el gol importa más que el rol, que todos lo buscan. Schuerrle, por supuesto, cuando le toca entrar, pero también Khedira, que en su seleccionado ataca más que en el Madrid. Y cuando hace falta, aparece Hummels por arriba. Y si no alcanza con Schweinsteiger y Lahm para equilibrar, siempre estará Neuer en el arco, para poner las manos y el pecho. Neuer, justamente, que en alemán quiere decir «nueva». Nueva Alemania, que ataca, que toca, que juega como en otras épocas lo hacía Brasil.