Bajo el fantasma del país que no fue – La Nación

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Viernes 13 de junio de 2014 | Publicado en edición impresa

Bajo el fantasma del país que no fue

Por Inés Capdevila | LA NACION

¡Cuánto cambió el Brasil de 2007, cuando lo eligieron sede del Mundial, al de ayer! No, no es el país del brillo alegre, del orgullo desbordante, del avance imparable que empezaba a insinuarse y del que ya se vanagloriaban el entonces presidente, Luiz Inacio Lula da Silva; su gobierno y millones y millones de brasileños .

No, ese país no es el que era ni el que se suponía que debía ser hoy. Es desorden, contraste, protesta, obras inacabadas, desconfianza y reproches, fundamentalmente hacia los padres de este sueño hoy algo pesadillesco, Lula; su delfina, Dilma Rousseff, y el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

¿Qué pasó con esa potencia mundial en ciernes en estos siete años?
Dilma, Lula y el PT tienen una explicación, algo optimista o negadora: el modelo de la izquierda fue tan exitoso en reducir la pobreza y en la ampliación de la clase media que hoy los propios beneficiados quieren más y lo piden en las calles.

La oposición tiene otros argumentos, por cierto más pesimistas: el PT, Lula y Dilma se durmieron en los laureles iniciales, se dejaron llevar por la corrupción, no hicieron las reformas necesarias a tiempo y hoy la economía no crece pero la desigualdad y la ineficiencia sí.

La razón del Brasil enojado y decepcionado de hoy tal vez esté a mitad de camino entre esas explicaciones.

Sí, 40 millones de brasileños salieron de la pobreza, pero aún habitan en ella millones más. Sí, la clase media aumentó, pero también el costo de su vida diaria, el acceso a la salud, a la educación.

Con sus gigantescos costos y sus obras imposibles, el Mundial es un recordatorio de lo mucho que se hizo, de cuánto avanzó Brasil… y también de cuánto le falta aún para ser el país que todos anhelan.

Es, además, el momento que puede decidir el futuro de Dilma. Ella se aproxima a las elecciones presidenciales de octubre con un caudal de votantes garantizados muy superior al de sus adversarios, pero con una aprobación que baja sin pausa y que la podría forzar a una peligrosísima segunda vuelta.

Hace poco menos de un año, luego de que las calles de Brasil explotaran en marchas y reclamos contra la política económica, la inflación, la corrupción, los gastos del Mundial, Dilma dio la cara.

Lo hizo, primero, en una serie de discursos llenos de promesas de reformas y, después, también con una alocución, al abrir la Copa de Confederaciones.

A toda costa, la presidenta y el PT querían evitar llegar al Mundial y, menos todavía a los comicios, con un Brasil insatisfecho, tenso y movilizado. Las reformas calmaron a muchos, aunque no a todos.

Sindicatos y grupos radicales continúan con su desafío hasta hoy. Ellos son muchos menos que los estudiantes, amas de casa, profesionales que coparon las calles el año pasado; sin embargo, la insistencia y visibilidad de sus reclamos les recuerda, a diario, a los brasileños que su país no es el que esperaban ni el que le habían prometido.

Rodeada de esas protestas, Dilma llegó ayer al Itaquerao. Pero, a diferencia de lo que sucedió en la Copa de Confederaciones, no pudo ni quiso dar un discurso. El miedo la paralizó a ella y a su equipo de asesores, que, con la mente en las elecciones, buscó protegerla a una silbatina tan pública y tan global.

Como sucede con otros gobiernos, Dilma y su administración confían en un Mundial exitoso -en la organización y en el juego- como arma para revertir el desgaste de su popularidad y la pérdida de votos. En la logística, el torneo empezó mal; no así en el fútbol.

Un sexto mundial para Brasil, obviamente, apaciguaría el enojo. Sin embargo, después los brasileños volverán a su vida diaria, a la de la inflación, del transporte caro, de la educación y salud deficientes, de la corrupción, de los contrastes y desigualdades.
Y la presidenta volverá a temblar, ya con muy pocas armas para combatir la pérdida de intención votos.

4 comentarios en “Bajo el fantasma del país que no fue – La Nación

  1. claudio

    hasta ahora no me conformó el rendimiento del equipo argentino, se vió un poco en el partido con Nigeria, pero es muy poco para un equipo con los pergaminos del equipo nuestro, espero que mejoremos contra Suiza

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  2. claudio

    el partido que jugó la seleccion ante Suiza no me gustó, todavía no aparece el equipo, los mejores son msacherano, di maría, el arquero romero y alguna aparición esporádica de messi, no podemos depender de messi para ganar partidos, es un trabajo de equipo, hay jugadores que no justifican su convocatoria, por ejemplo gago, fernandez, zavaleta, higuain estámuy bajo.
    Hay que mejorar mucho, ahora vienen partidos mas complicados, igualmente
    VAMOS ARGENTINA CARAJO

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  3. Javier Serrano Autor

    Estoy de acuerdo con vos. El equipo todavía no mostró su potencial, más bien mostró muy poco. Hasta ahora alcanzó, pero Bélgica se muestra como una versión mejorada de Suiza, y puede ser más peligrosa. Tiene un muy buen manejo de pelota, y su único defecto en el partido contra EEUU fue desperdiciar muchísimas ocasiones de gol. Se viene un partido muy difícil.

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