Protesta y caos

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Viernes 13 de junio de 2014 | Publicado en edición impresa

La apertura en San Pablo

Protestas y caos

Insultos a Rousseff en el estadio y choques con la policia afuera

Por Alberto Armendariz | LA NACION

SAN PABLO.- Al final del día primó el espíritu festivo, pero aun así la inauguración de este convulsionado Mundial en Brasil estuvo cargada de protestas en contra de la Copa, algunas con violentos choques entre los manifestantes y la policía, y un sorpresivo coro de durísimos insultos a la presidenta Dilma Rousseff por parte de la hinchada verdeamarelha que asistió a la Arena Corinthians de San Pablo.

No bien entró al estadio, y aunque las grandes pantallas instaladas allí no la mostraron, la «torcida» brasileña en la Arena Corinthians se unió en una espontánea y fortísima cascada de insultos contra Rousseff. «Ei, Dilma, vai tomar no cu!»
(literalmente «¡Hey, Dilma, que te den por el culo!») gritaron a todo pulmón los hinchas brasileños minutos antes de que empezara el partido entre Brasil y Croacia.

Justamente por temor al hostigamiento de la gente, el gobierno había decidido que Rousseff no hablaría durante la ceremonia y fue mantenida casi escondida detrás de unos vidrios blindados. Los agravios contra a la presidenta llegaron luego de que por los altavoces se pidió un aplauso del público en homenaje a los obreros que trabajaron en la construcción y remodelación de los 12 estadios mundialistas, en cuyas obras fallecieron ocho personas.

Desde el año pasado, justo antes de la Copa de Confederaciones, que sirvió de gran test antes del Mundial, las demoras y la sobrefacturación de estas arenas han sido blanco de fuertes críticas en Brasil, por lo que gran parte de la población considera que fue un despilfarro de dinero público cuando el gigante sudamericano enfrenta graves problemas de salud, educación, transporte, vivienda y saneamiento básico.

La jornada había empezado ya con mucha tensión alrededor de la manifestación de un millar de personas organizada por sindicatos, estudiantes, diversos otros grupos sociales y jóvenes anarquistas conocidos como Black Blocs, al lado de la estación de metro Carrão, sobre la línea que conecta la zona céntrica de San Pablo con la Arena Corinthians.

Hubo disparos de balas de goma, gases lacrimógenos y bombas de estruendo para dispersar al grupo, y en los disturbios que se sucedieron, al menos siete personas resultaron heridas, entre ellas dos periodistas de la cadena televisiva estadounidense CNN, la corresponsal Shasta Darlington, la productora Barbara Arvanitidis y el fotógrafo de la agencia AP Rodrigo Abd, ganador de un premio Pulitzer, si bien no fueron casos de gravedad. La policía arrestó a 31 personas.

«Me gusta el fútbol, pero más me gustaría vivir en un país realmente democrático, donde nos podamos manifestar sin el miedo de ser reprimidos ferozmente por la policía. Hay muchas cosas que están mal en el país, nos faltan educación, salud, viviendas, saneamiento básico, una reforma agraria seria, y podríamos estar invirtiendo el dinero que se gastó en este multimillonario evento de la FIFA de manera más útil para toda la población», señaló a la nacion el ingeniero civil Alessandro Souza Santana, 32.

Junto a él, otros jóvenes, muchos con camisetas rojas y negras con las imágenes del Che Guevara, Emiliano Zapata y Bob Marley, cargaban carteles con leyendas del tipo: «Terrorista es la FIFA», «¿Copa para quién?» y «Si no tenemos derechos, no habrá Mundial». Tras los enfrentamientos al lado del metro, y cuando ya los trenes estaban repletos de alegres hinchas vestidos de verdeamarelho en dirección al estadio, el grupo de manifestantes se desarticuló y abandonó el lugar.

Similares enfrentamientos se registraron en otras de las ciudades-sede de este Mundial. En Río de Janeiro, hubo disturbios y cuatro detenidos durante una concentración en el bohemio barrio de Lapa.
En Belo Horizonte, una protesta se tornó violenta, con un par de patrullas policiales atacadas, balas de goma y gases lacrimógenos. Un fotógrafo de la agencia Reuters, Sergio Morais, resultó herido en los enfrentamientos, que sólo acabaron cinco minutos antes de que comenzara el partido en San Pablo; entonces, todo el mundo se fue para sus casas.

En la sureña Porto Alegre, los disturbios dejaron 13 personas detenidas y dos manifestantes heridos, mientras que en la capital del país, Brasilia, militantes de diversos grupos sociales protagonizaron peleas con agentes de policía.

Ya para el final del partido, las calles se volvieron a llenar de personas, pero con ánimos de fiesta por el 3 a 1 de Brasil contra Croacia. Las cornetas, bocinazos y cánticos sumieron en el olvido los estallidos de disparos y bombas por la mañana.

RECLAMOS TAMBIÉN EN LA ARGENTINA
Las protestas sociales que por estas horas ganan tanta atención como la Copa en Brasil, comenzaron a atravesar los límites de la nación organizadora. Al menos, eso se desprende del repudio que dirigentes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores mostraron ayer frente a la embajada de Brasil en Buenos Aires.

El movimiento social se solidarizó así con los manifestantes reprimidos en San Pablo que están en contra de los gastos gubernamentales para llevar adelante el Mundial.

Los legisladores nacionales y provinciales del FIT también reclamaron por la reincorporación inmediata de los 42 despedidos del Metro de San Pablo.

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