Archivo por días: 09/07/2014

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Daniel Arcucci > Mundial Brasil 2014

Martes 08 de julio de 2014 | 20:15

La nueva Alemania juega como el viejo Brasil

Por Daniel Arcucci | canchallena.com

Hace ocho años, en su Mundial, los alemanes terminaron dando una vuelta olímpica en Dortmund, aplaudiendo a la gente y aplaudidos por la gente, mientras por en altoparlantes de ese estadio famoso por la resonancia de su fervor sonaba la más hermosa música de los Mundiales, «Un’estate italiana». No, no habían ganado. Perdieron con Italia, justamente, aquella semifinal y días más tarde volvieron a celebrar, esta vez el tercer puesto, después de ganarle a Portugal. Al día siguiente, Berlín fue una fiesta.

Y al siguiente, volvieron a trabajar en lo que ya venían trabajando.

Ocho años después, con la camiseta del Flamengo en lugar de la clásica blanca o de la verde alternativa, como si hasta eso hubiera estado pensado, le dieron una paliza histórica y una verdadera lección de fútbol nada menos que a Brasil, en su Mundial, tras haber incorporado como propias señas de ese juego que por estas tierras se ha jugado como en ningún otro lado.

Explicar semejante resultado solamente por el grado de conmoción y desconcierto con el que los futbolistas brasileños han padecido todo este Mundial, ya no sólo este partido, sería una injusticia tan grande como suponer que este fenómeno de Alemania ha surgido simplemente de una combinación generacional de excelentes futbolistas.

La más brasileña de las Alemanias masacró a un Brasil al que sería irrespetuoso (con Alemania) calificar de alemanizado, se construyó por decisión propia y por estrategia estructural. Lo que se vio en el Mineirao, lo que ya se había visto en el Fonte Nova contra Portugal es, en definitiva, el trabajo de años, tras haber disfrutado el Mundial que no ganaron.

Vale leer, una y otra vez, aunque suene reiterativo, a Jürgen Kloop, el excéntrico y formidable entrenador del Borussia Dortmund, para entender todos los por qué.

«Se impuso a los clubes la obligación de tener centros de rendimiento: profesores de fútbol, entrenadores juveniles mejor preparados y mejores condiciones. Y el que no los tenía, no conseguía licencia ni para Primera ni para la Segunda División. Eso fue muy útil y ahora tenemos una cantidad increíble de jugadores con talento. No dejan de aparecer nuevas promesas. Nos hemos vuelto más valientes sacando al campo a chicos de 17 años. Las cosas han cambiado tanto que ahora lo que nos falta es el juego aéreo. El gran impulso evolutivo de principios de los 90 vino con el cambio a una marca en zona centrada en la pelota. Ya no se marcaba al jugador. En Alemania, hasta 1994, si tu marca se movía, le seguías hasta el baño. La marca en zona hizo que no tuvieras que limitarte a destrozar el juego contrario, sino que podías desarrollar tu propio juego», reveló hace un tiempo, en una entrevista en la que también decía, por ejemplo: «El mundial de 2006 supuso la mejor publicidad para Alemania. No sabíamos que podíamos ser tan despreocupados, felices y alegres como país. Tuvimos cuatro semanas de clima español, lució un cielo azul. Todos estaban de buen humor, todos amaban la vida. Pero también está dentro de nosotros no gastar más de lo que se ingresa.».

Y también está dentro de ellos construir lo que no tienen. Alemania se convirtió en una máquina de fútbol, demasiado para este pobre Brasil. Para entenderlo, para explicarlo, hay que empezar de adelante para atrás. Porque allá adelante es donde terminan apareciendo todos, no se sabe quién ni cuándo. Fue Müller después de un córner, fue Klose para batirle el récord (encima) a Ronaldo, fue Kroose dos veces para demostrar que no importa el gol importa más que el rol, que todos lo buscan. Schuerrle, por supuesto, cuando le toca entrar, pero también Khedira, que en su seleccionado ataca más que en el Madrid. Y cuando hace falta, aparece Hummels por arriba. Y si no alcanza con Schweinsteiger y Lahm para equilibrar, siempre estará Neuer en el arco, para poner las manos y el pecho. Neuer, justamente, que en alemán quiere decir «nueva». Nueva Alemania, que ataca, que toca, que juega como en otras épocas lo hacía Brasil.

Masacre irrepetible – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Juan Pablo Varsky > Mundial Brasil 2014

Miércoles 09 de julio de 2014 | 08:15

Masacre irrepetible

Por Juan Pablo Varsky | Para canchallena.com

Bastian Schweinsteiger estaba feliz. Aún no había comenzado el partido y ya sonreía. Disfrutaba del escenario, del contexto y de enfrentar a su admirado Brasil, dispuesto a jugar con el corazón y su gente. Alemania confiaba en su cabeza y su funcionamiento. El local arrancó con enjundia, como ante Colombia. Ganaba las divididas, buscaba a Hulk a la espalda de Lahm, soltaba a Marcelo por ese mismo lado, intentaba el desborde con Bernard en la derecha. El estadio aullaba. Duró cinco minutos.

El Flamengo europeo comenzó a tocar y moverse con sus líneas juntas, no tan adelantadas como en juegos anteriores. Tenía un plan: imponer supremacía en la mitad de la cancha, coparle la zona a Luiz Gustavo y a Fernandinho. Schweinsteiger se paró como libero delante de los cuatro del fondo. Vértice retrasado, armó un triángulo con los autores materiales de la masacre futbolística: Sami Khedira y Toni Kroos. Brasil, presión y contraataque. Alemania agrupada al balón a ras del piso con transiciones integrales, únicas en el fútbol actual. Atacan y defienden los 11.

Marcelo perdió la bola en una proyección. Khedira hizo su primer daño en ataque. Córner. Un desmarque colectivo distrajo a David Luiz. Ese animal competitivo llamado Thomas Müller aprovechó la soledad. 0-1, cuarto gol alemán de pelota parada en esta Copa. Toni Kroos, ese crack todoterreno con nombre de skater, empezó a dictar el tempo. Tic, tac. Una corta, una pared, un cambio de frente y más. Khedira se sumó a la fiesta del movimiento con apariciones por todos lados. Boateng salía limpio con pases por abajo de diez metros para adelante, siempre a un compañero. Sin la pelota, el equipo mostraba esos retrocesos tremendos con todos involucrados. Müller con Marcelo, Ozil con Maicon. Un 4-1-4-1 de foto, de punto de partida.

La táctica de Alemania es moverse todo el tiempo. La desorganización organizada, compartiendo la pelota y peinando el pasto con su juego al ras. Müller metió una puñalada desde la derecha. Kroos atacó por el centro y sirvió a Klose. 0-2. Historia. En su cuarta semifinal consecutiva, dejó atrás a Ronaldo, comentarista de O Globo. Lahm nos recordó que sigue siendo el mejor lateral derecho del mundo. Desbordó y metió el centro atrás. Toni Kroos cumplió otra vez con el concepto de que llegar es mejor que estar. 0-3. Un minuto más tarde, presionó a Fernandinho. Se la robó en tres cuartos y combinó con su socio Khedira. El del Madrid lo dejó solo para otro pase a la red. 0-4. Segundos después, Hummels anticipó y salió con prepotencia desde el fondo. Khedira y Ozil armaron la jugada. Baby Kirchner sirvió el gol con otro pase adicional alla San Antonio Spurs. Sami, el crack con cara de actor porno, tuvo su propio final feliz.

Esa media hora entera fue un largo orgasmo futbolero. La mejor de la historia. Disculpen, nostálgicos. Respeto y admiración por Brasil del 70 o la Holanda del 74. Ningún equipo había jugado como Alemania en el Mineirao. Aún no es campeón y eso cuenta. Tanto como que su actuación colectiva de anoche será irrepetible. En el segundo tiempo jugó Neuer con seis atajadas. Entró Schuurle y decoró la peor derrota de Brasil en su vida. 1-7. Chocaron los planetas. El público cantó olé, gritó el gol de Óscar y silbó al final. Scolari saludó a todos. Felicitó especialmente a uno. Mientras lo escuchaba, un respetuoso Bastian Schweinsteiger sonreía y seguía disfrutando de todo, aun más feliz.

Otro Maracanazo – La Nación

canchallena.com > Columnistas > Ezequiel Fernández Moores > Mundial Brasil 2014

Martes 08 de julio de 2014 | 23:33

Otro Maracanazo

Por Ezequiel Fernández Moores | Para canchallena.com

SAN PABLO.- Alemania hace el tercero y la señal de la TV se corta. Roberto, que sigue el partido también por la radio y había avisado segundos antes los tres primeros goles, queda a cargo de la trasmisión. «¿Sabés por qué estuve siempre en contra del Mundial? Porque gastamos fortunas en estadios -me dice- y en los hospitales no hay ni para comprar jeringas».

No puede seguir su discurso. «¡Cuarto. Cuatro a cero!», avisa. Pedro, a su lado, guarda la bandera. «Esto es peor que 1950». «¡Cuatro a uno!», grita un joven en la puerta. «Ricardo -le exigen desesperados al dueño del bar- arregla esa tele». Error. Es cinco-cero. Me vine a ver el Mundial a Brasil y asisto al Maracanazo II por radio. Van 34 minutos.

Cuatro jóvenes que dejan el bar se cruzan con otros que llegan tarde. Para unos termina. Para otros empieza. «¿Cinco a cero?», exclaman apenas vuelve la tele. Lejos de sentir dolor, en la barra y mesas vecinas celebran la repetición de los goles en el entretiempo. «Uno.dos.tres.».

La pantalla de la Globo muestra a un niño desconsolado: «¡Cuántos años precisará para superar este trauma!», dice el periodista Galvao Bueno. «Eu sou brasileiro.», cantan riéndose en el bar. «¡No somos más el país del fútbol, somos el país del vóleibol!», grita Roberto, el de la radio, mientras «Flamengo», como le dice a los alemanes, por su camiseta suplente, sigue haciendo goles en el segundo tiempo. Sucede en Toca do Coelho, en Pinheiros, San Pablo, donde hoy juega Argentina. Roberto se para en medio de todos y grita: «¡Quiero saber ahora quién va a votar a Dilma!».

El jueves pasado, un día antes del triunfo ante Colombia y de la pérdida de Neymar, Belo Horizonte, pareció avisar que se venía el «Mineirazo». Tres mil quinientas toneladas de hierro y cemento cayeron sobre Pedro I, la avenida con nombre de emperador, una de las principales de la ciudad. Fue a treinta cuadras del estadio.

El desastre pudo haber sido mucho más grave. Diez de las treinta y dos selecciones del Mundial habían pasado por debajo de ese viaducto. La justicia prohibió la remoción inmediata de los escombros (hubo dos muertos y 22 heridos) y el micro de Brasil debió desviar su recorrido cuando llegó el lunes a Belo Horizonte. Mucha prensa, en general dura opositora al gobierno de Dilma Rousseff, habló de «desastre en una obra de la Copa».

Omitió decir que el viaducto era responsabilidad exclusiva de la alcaldía de Belo Horizonte, en manos de un político alineado con Eduardo Campos, rival de Dilma. El estado de Minas Gerais, además, es dominado desde hace años por Aecio Neves, principal adversario de la presidenta para las elecciones del 5 de octubre. La campaña electoral se abrió formalmente el domingo último. Será tema de tapa ahora que Alemania liquidó el sueño de la Copa.

Las revistas, antes críticas, se sumaron a la euforia. Habían abandonado el «No va tener Mundial» por el «Eu acredito», como abrió ayer mismo en tapa Epoca, revista de Globo. «¡Ahora, garra!», pidió Veja. También los políticos opositores advirtieron que el clima había cambiado. Dejaron de criticar al Mundial. Pasaron a acusar a Dilma Rousseff de estar usando políticamente la buena marcha del torneo.

La propia presidenta llegó a decir que Brasil, que todavía hace las cuentas desbordadas de este Mundial, buscaría organizar un nuevo Mundial en la década próxima. Y agregó que el domingo entregará la Copa al ganador, aún cuando vuelvan a insultarla como en la apertura y como lo hizo ayer durante treinta segundos un sector del Mineirao. Y como tal vez volverá a suceder en el Maracaná.

Más incómodo deberá estar Joseph Blatter. La FIFA debe explicarle a la policía brasileña por qué su empresa asociada revendía boletos. «Desenmacarar a la FIFA, el mayor legado del Mundial», se entusiasmó en su blog el colega Juca Kfouri. El gobierno de Rousseff ya había soltado la mano a Joao Havelange y a Ricardo Teixeira, los dos dirigentes más poderosos en la historia del deporte de Brasil. Ahora, en pleno Mundial, se la soltó a la FIFA, que quedó azorada cuando supo que uno de sus socios en el negocio tenía su teléfono sometido a escuchas y era enviado a prisión. Inédito en la historia de los Mundiales.

El Mundial había comenzado para Brasil con un gol en contra. Fue de Marcelo, que acaso sintió por minutos la leyenda de Barbosa, el arquero maldito del Mundial 50. El arquero que nunca lloró en público. El árbitro japonés Yuichi Nishimura salvó el desastre ante Croacia.

El segundo desastre, en el último segundo del duelo de octavos ante Chile, lo salvó el travesaño. Jugadores y pueblo que habían salido al campo como valientes soldados que le cantaban a la patria, dejaron esa tarde el Mineirao en medio de rezos y llantos. «Ey Julio César», gritó esa tarde el Coliseo, por el arquero ataja-penales.

La catarsis colectiva quedó lejos de tardes festivas, cuando el Mineirao le cantaba al candidato Neves, de pasado de playboy, que tomaba «mejor que la de Diego Maradona». Es que la selección de Luiz Felipe Scolari, sin elaboración de juego colectivo, no invitaba a reír.

El DT distrajo hablando de un supuesto boicot de la FIFA contra Brasil. Y de jugadores que precisaban más apoyo sicológico. ¿Y el fútbol? «Nosotros, que amamos a Brasil -graficó el historiador inglés Simon Schacra- sabemos que Brasil es el cielo y el infierno, y que no hay mucha cosa en el medio». Al partido siguiente, en cuartos, Brasil eliminó a Colombia, pero perdió a Neymar y a Thiago Silva, el capitán que dejó el Titanic. Ya no sólo era el medio. También el ataque y la defensa.

David Luiz, el nuevo capitán al que cualquier candidato hubiese puesto de vice, más popular que cualquier político, falla como novato en el primer gol de Thomas Muller que abre las puertas al desastre. «Brasil es una selección Sub 20», se queja Galvao Bueno.

Ronaldo, presidente del Comité Organizador Local (COL), comentarista de la Globo, queda callado. Miroslav Klose le quita la corona de máximo goleador de los Mundiales. Alemania hace recordar al 4-0 de Sudáfrica a la Argentina de Maradona. Al 7-1 global de Bayern Munich a Barcelona. Parece el Brasil del ’70 a velocidad de Siglo XXI. Es Alemania.

David Luiz, evangélico, reza apenas termina el partido. A Scolari, que le exigían más audacia, lo critican ahora porque eligió a Bernard para reemplazar a Neymar y no fortaleció más el mediocampo. ¡Qué fácil acomodar todo! Un columnista de Folha llegó a decir que Brasil, el pentacampeón mundial, debía jugar como Costa Rica.

Scolari siguió sin hablar de fútbol aún después de ganarle a Colombia. Pidió suspensión para Juan Zúñiga, el defensor que sacó del Mundial a Neymar, objeto de una campaña durísima en las redes sociales, que incluyeron insultos de «macaco» y hasta amenazas de violación a su pequeña hija.

El fútbol que alivia tensiones. El fútbol que las crea. Por la noche, tras la humillante caída ante Alemania, me cuentan que están quemando banderas brasileñas en Vila Madalena, a metros de donde escribo. Dicen que Getulio Vargas, presidente mítico de Brasil, amante del golf, se sintió sorprendido por la conmoción que provocó la derrota de Brasil ante Italia en el Mundial de Francia 1938. «Como si se tratase de una desgracia nacional», expresó.

Peor fue el Maracanazo de 1950, nuestro «Hiroshima», como dramatizó por radio Ary Barroso. Luego llegaron los triunfos. En Brasil, «el país del futuro», como sugiere la letra del himno tan cantado en estos días, el Maracanazo II, tan inesperado en las formas, se vivió sin aquel viejo dolor de 1950. Los tiempos son otros. El fútbol también cambió. «Y mañana -como canta Chico Buarque- será otro día».

Máquina destructora e impiadosa

Senhoras y senhores, el partido que hemos visto hoy en Belo Horizonte ha entrada con prepotencia y en forma avasallante ( como actuaron hoy los jugadores alemanes ) a la historia grande de los Mundiales.

Nunca he visto y dificilmente vea en mi vida una goleada similar a nivel selecciones y ni hablar entre dos de las cuatro más destacadas del momento, y quizá las dos mejores de la historia del futbol mundial hasta esta Copa del Mundo.

La victoria aplastante de Alemania en la tarde de hoy frente a Brasil, fue plasmada en una demostración categórica de efectividad para concretar ocasiones de gol, talento individual y colectivo, orden táctico, máxima concentración, estrategia casi militar, potencia física apabullante, juego en equipo con muy buen manejo del balón, demolición del rival con respeto pero siendo impiadoso, como nunca se había visto hasta ahora.

Si Brasil o Argentina e incluso Holanda, Francia o Bélgica hubieran estado en una situación similar de 1 o 2 a 0 en los veinte primeros minutos, seguramente no llegarían a ser ni remotamente tan contundentes e impiadosos con el rival, como fueron los alemanes hoy.

Prácticamente cada ataque a fondo de los germanos terminaba en gol, mientras que los brasilenhos fueron incapaces de concretar alguna de las tres chances claras de gol que tuvieron a inicios del segundo tiempo, aprovechando que los alemanes se habían tomado un recreo y estaban un poco relajados y distraídos.

La focalización para ser eficaces y la disciplina para plasmar una tarea destructora, de tierra arrasada, con movilización casi militar, no creo que pueda ser igualada por otra selección. La única que podría llegar a hacerlo pienso que sería Holanda. Ya lo demostró frente a Espanha, cuando también fue impiadosa con la selección que había sido campeona en el Mundial anterior. Espero que Holanda no tenga ocasión de probar su efectividad y voracidad goleadora en el partido de manhana frente a Argentina por la otra Semifinal.

El video de este partido será estudiado y utilizado por varias generaciones de técnicos, para que sus jugadores aprendan algunas cosas muy importantes para hacer y para evitar.

Brasil hoy ha recibido un cachetazo futbolístico de carácter histórico, una derrota humillante sin igual, que difícilmente podrá olvidar. Después de hacer el duelo y aceptar la debacle y la destrucción de un suenho, tendrá el desafío de aprender algunas lecciones importantes y de reponerse anímicamente a esta derrota contundente. Por lo pronto deberá rearmarse para disputar el partido por el 3er. puesto el próximo Sábado. Va a ser difícil de lograr reponer el ánimo y la confianza de sus jugadores, y creo que Scolari tendrá que hacer muchos cambios para presentar un equipo competitivo.

Fue sorpresa lo que pasó hoy ?
Si, por el resultado extraordinario de 7 a 1 frente a la selección brasilenha, potencia futbolística y equipo anfitrión del torneo.
No, porque los alemanes ya habían plasmado exhibiciones similares frente a potencias como Argentina, ganándole 4 a 0 en el Mundial pasado con la misma base de jugadores, y a Portugal 4 a 0 a principios de este torneo. Si consideramos al Bayern Munich como la base de esta selección demoledora, podemos recordar que este equipo destruyó al Barcelona por una goleada similar hace pocos meses por la Champions League.

Brasil dio ventajas ?
Si, muchas. Aunque todos nos ocupamos de hablar de Neymar, la baja de Thiago Silva en la defensa resultó de vital importancia en la categórica derrota de la verdeamarela. Una defensa que estaba considerada como una de las mejores del mundo al inicio del torneo, quedó desacomodada con la ausencia del capitán del equipo y cuando los alemanes clavaron el bisturí en sus quirúrgicos ataques, encontraron huecos y fallas de sincronización por todos lados.

Canavaro, el defensor y capitán italiano en la última Copa ganada por su selección, hizo referencia a esa situación en un programa de la TV brasilenha. Dijo que mientras el equipo lamentaba la ausencia de su estrella, no se concentraba en cómo plantar una defensa improvisada para contener a los alemanes.

En el mismo programa, el gran Lothar Matthaus rebosaba de alegría y satisfacción por lo hecho por sus compatriotas, y le costaba mucho contener su orgullo. En sus comentarios se mostró con una actitud cercana a la soberbia, que el equipo alemán no tuvo en la cancha. Lothar era muy consciente de que habían logrado algo histórico, y le afloró el sentimiento de superioridad germano.

Alemania es de temer ?
Si, en circunstancias favorables, cuando logra ponerse en ventaja, especialmente en los primeros minutos de un partido. Nosotros ya lo hemos comprobado dolorosamente en el Mundial pasado. Hoy cuando hizo el primer gol a los 10 minutos, lo primero que recordé fue ese partido tan triste para nosotros. Cuando metió el segundo gol, le dije a mi primo Eduardo que veía más cerca un 4 a 0 que un 2 a 2, y tres minutos después ya estaban 4 a 0 !!!!! Yo pensaba que se podía llegar a ese resultado en pleno segundo tiempo.

No es tan temible, si el equipo contrario se planta bien en defensa y no sufre algún gol en el arranque del partido, o si no se regala por ir a buscar la igualdad en caso de recibir un gol tempranero.
Francia estuvo en una situación similar a la de Brasil, y nunca se regaló en su búsqueda del empate. El conjunto galo fue muy cuidadoso y evitó una goleada, pero igual perdió y fue eliminada del torneo.

La exhibición de futbol que hizo hoy la selección alemana fue sorprendente. Seguramente cambiará algunos paradigmas futboleros, y hará pensar seriamente a los técnicos potencialmente rivales de esta Copa como Van Gaal y Sabella o los que enfrenten a Alemania en el futuro, cómo plantar sus equipos frente a una máquina destructora como la germana, en caso de ir perdiendo.

El Mundial de Brasil nos ha entregado un partido maravilloso, inolvidable para todos los futboleros, y doloroso como pocos o como ninguno para los brasilenhos.
Serán capaces los alemanes de confirmar esta notable, sorprendente e histórica actuación con la conquista de la Copa del Mundo Brasil 2014 ?? Falta poco para saberlo. Por lo pronto, ya pasaron a ser los máximos candidatos a ser Campeones.

Alemania está de fiesta y orgullosa de lo logrado. Brasil siente que el suenho se terminó de la manera más dolorosa. Los neutrales gozaron de un espectáculo inolvidable.
Los potenciales rivales de Alemania todavía no tienen tiempo de preocuparse demasiado, porque aún tienen un paso importante para dar manahna, pero ya tienen la certeza que podrían llegar a tener que enfrentar a un equipo temible y depredador.

El ganador del partido entre Holanda y Argentina tendrá un gran desafío cuando juegue la Final el domingo en el Maracaná. Ojalá seamos nosotros los que tengamos que enfrentar a un rival de tanta envergadura como Alemania.

Lunes 7 de Julio 2014.
En la localidad de Aparecida, a unos 200 kms. de San Pablo, al costado de la ruta que lleva a Rio de Janeiro.
Estuve visitando el Santuario de Nossa Senhora Aparecida, lugar de peregrinación de los brasilenhos, donde el Papa Francisco estuvo de visita el anho pasado, con motivo de las Jornadas Mundiales de Jóvenes.

Lunes 7 de Julio 2014.
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